La lavadora es uno de los electrodomésticos más indispensables en nuestros hogares, pero a menudo no le prestamos la atención que se merece. Muchas personas caen en el hábito de simplemente echar la ropa sucia, agregar detergente y pulsar el botón de inicio, sin considerar las consecuencias que esto puede tener. Lo que no sabemos es que existen ciertos artículos y prácticas que pueden dañar seriamente nuestra lavadora, nuestra ropa e incluso nuestra salud.
Artículos que deben evitarse a toda costa
Cuero, ante, seda y lino
Estos materiales delicados requieren un cuidado especial y deben lavarse en seco, nunca en la lavadora. El agua y los movimientos bruscos de la máquina pueden dañar irreversiblemente la textura y el aspecto de estas prendas.
Zapatos
Los zapatos de cuero, lana, terciopelo, seda o con suela de corcho o decoraciones pueden deformarse y estropearse si se lavan en la lavadora. Incluso los zapatos deportivos pueden ver afectados sus adhesivos y estructura. Lo mejor es lavarlos a mano o llevarlos a un servicio de limpieza en seco.
Almohadas viscoelásticas
Estas almohadas de espuma con memoria de forma se pueden destruir si se lavan en la máquina. Es mejor seguir las instrucciones del fabricante y lavarlas a mano o llevarlas a la tintorería.
Gorras de béisbol
Para mantener la forma y el color de las gorras, lo ideal es lavarlas a mano y dejarlas secar al aire libre. La lavadora puede deformarlas y decolorarlas.
Cierres abiertos
Asegúrate de cerrar todos los cierres, cremalleras y broches antes de meter la ropa en la lavadora, para evitar que se enganchen y dañen otras prendas.
Artículos con pelo de mascotas
El pelo de animales puede formar grumos que se adhieren a los lados del tambor y obstruyen las bombas de drenaje. Es mejor quitar el exceso de pelo a mano antes de lavar.
Ropa muy sucia o con residuos
El polvo, la arena, la harina y otros materiales abrasivos pueden desgastar las telas y dañar los componentes internos de la lavadora. Sacude bien la ropa antes de lavarla.
Prendas con líquidos inflamables
Nunca laves ropa que se haya manchado con gasolina, disolventes, aceites u otras sustancias inflamables. Estos pueden generar vapores peligrosos que podrían causar un incendio o explosión.
¿Cómo cuidar tu lavadora para evitar problemas?
Limpia el cajetín y la goma regularmente
El cajetín donde se echa el detergente y el suavizante puede acumular residuos que obstaculizan el correcto funcionamiento. Retíralo y enjuágalo bien. Además, la goma de la puerta es propensa a la formación de moho y acumulación de pelusas, por lo que debes limpiarla con frecuencia.
Sigue las instrucciones de lavado
Antes de meter cualquier prenda en la lavadora, revisa siempre las etiquetas y sigue las indicaciones del fabricante sobre la temperatura, el ciclo y los productos a utilizar. Esto ayudará a preservar la ropa y evitar daños en la máquina.
Usa programas cortos y temperaturas bajas
Seleccionar ciclos de lavado más cortos y temperaturas más suaves ayudará a ahorrar energía y reducir el desgaste tanto de la ropa como de la lavadora.
No sobrecargues la lavadora
Respeta siempre la capacidad máxima recomendada por el fabricante, que suele estar entre 5 y 10 kg. Si se sobrecarga, se puede forzar el motor y provocar vibraciones excesivas.
Dosifica bien los productos de lavado
Utiliza la cantidad de detergente y suavizante indicada en las instrucciones. Poner más de lo necesario puede generar espuma excesiva y dejar residuos.
Haz ciclos de limpieza periódicos
De vez en cuando, pon un lavado sin ropa utilizando vinagre blanco o bicarbonato de sodio para desinfectar y eliminar los restos acumulados en el interior de la lavadora.
Deja la puerta abierta después de cada uso
Esto permite que el tambor se seque por completo y evita la formación de moho y malos olores.
¿Qué hacer si tu lavadora se moja accidentalmente?
Si tu lavadora se ha mojado, ya sea por una inundación, una fuga de agua o la lluvia, es crucial actuar rápidamente para evitar daños mayores. Lo primero es desconectarla de la corriente eléctrica para prevenir cortocircuitos. Luego, seca minuciosamente todas las partes, tanto por dentro como por fuera, utilizando toallas absorbentes. Deja que se ventile durante al menos 24 horas antes de volver a encenderla. Si sospechas que el agua ha llegado al motor, es mejor no intentar usarla y contactar a un técnico especializado de inmediato.