Pese a que decenas de niñas, niños y adolescentes migran a través de México en busca de seguridad, la realidad es que se enfrentan a niveles alarmantes de violencia, separación familiar e incertidumbre en la frontera norte del país.
De acuerdo a un estudio de las organizaciones Plan Internacional y Save the Children en México, basado en 155 entrevistas menores migrantes y sus cuidadores en tres de las principales ciudades fronterizas de México, Ciudad Juárez, Reynosa y Tijuana, revela que, tras huir de la violencia, muchos se encuentran en albergues superpoblados, sin escolarizar y solos en barrios inseguros, donde se enfrentan a más peligros y se les siguen negando sus derechos.
Según los datos, las infancias migrantes enfrentan múltiples violaciones a sus derechos humanos al transitar por México, donde el número de menores en movilidad ha aumentado más del 500% en los últimos seis años.

En medio del endurecimiento de políticas migratorias por parte del gobierno de Estados Unidos, las ONG presentaron los resultados de la investigación ‘Niñez no acompañada: riesgos y violencias en la ruta migratoria por México’,
En su travesía por buscar establecerse en un sitio que les garantice la protección de sus derechos básicos y humanos, las personas migrantes se enfrentan a distintos obstáculos, pero en el caso de los menores, el traslado en condiciones vulnerables que emprenden junto a sus padres, o solos, implica un peligro aún mayor en ciertos aspectos.
Adicional a los peligros del propio traslados, la presencia de grupos de crimen organizado ponen en riesgo el andar y su estadía al ser víctimas de extorsión o secuestrarlos para poder recibir dinero de sus familiares.
Asimismo, los adolescentes suelen ser reclutados y entrenados, en contra de su voluntad, para estar al servicio de células delictivas, mientras que a las mujeres las privan de su libertad para la trata de personas.
Carmen Elena Alemán, directora regional de Plan International, señaló que la investigación se enmarca en un contexto “muy crítico” para América Latina y el Caribe, donde una de cada cuatro personas migrantes es menor, según datos de Unicef.
Estas cifras también se reflejan en México, indicó Alemán, donde el número de menores en tránsito aumentó un 514% en los últimos seis años, pasando de casi 17,600 en 2018 a 108,400 en 2024, según datos del Gobierno.
Ángeles Camacho, coordinadora nacional de respuesta humanitaria en Save The Children en México, señaló que los menores no acompañados muestran “una de las expresiones más graves de desprotección infantil” pues “ser niña, niño, adolescente y estar solo en movilidad en un país como el nuestro es sinónimo de vulnerabilidad total”, alertó.
Refirió que, cuando migran, las niñas, niños y adolescentes se exponen al reclutamiento forzado, a redes de trata, explotación laboral o sexual, a detenciones prolongadas y no acceden a salud ni educación.
Camacho advirtió además de que si bien los flujos migratorios “visibles” han disminuido, “la movilidad infantil no se detiene” y, además, ha cambiado la forma en la que ocurre.
“Cada vez más rutas invisibles, más riesgos silenciosos, más afecciones emocionales que nadie atiende”, alertó.
El informe también muestra que la militarización de la frontera y el endurecimiento de los controles migratorios mexicanos, más que detener la migración, la precariza y ocasiona que las personas recurran a rutas irregulares por zonas inseguras, aumentando los riesgos.
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