Navidad nostálgica en Los Ángeles – La Opinión #FVDigital

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Entre la algarabía navideña por compartir los alimentos y participar en un intercambio de regalos con sus compañeras de Guatemalteca Bakery, Sonia Martínez derramó lágrimas de nostalgia y de tristeza al recordar a su fallecida madre. Amalia Castillo. 

“No me pude despedir de ella”, dijo Sonia, nacida en el Departamento Cabañas, El Salvador. Su madre murió el 30 de junio de este año. 

Al terminar su turno de trabajo, Sonia se unió a sus compañeras para celebrar anticipadamente la Navidad, en una reunión que organizaron las gerentes del negocio, Paula De León y Antonia Osorio. 

““Uno quisiera estar cerca de la familia, pero no todos tenemos la dicha de poder viajar al país donde uno nació”. expresó la inmigrante salvadoreña. Llevo 22 años en este país y ya nunca pude ver a mi madre”. 

El origen de la Navidad estuvo relacionado con una serie de decisiones tomadas por los altos mandos de la iglesia católica en los siglos III y IV. La más determinante fue la moción del Papa Julio I en el año 350 D.C. para establecer la navidad el 25 de diciembre. Esto fue decretado 4 años después por el Papa Liberio. 

En Estados Unidos, sin embargo, la nostalgia navideña en los Estados Unidos es una mezcla de alegría por las tradiciones familiares de poner el árbol de Navidad, el nacimiento con las figuras de san José, la Virgen María y el niño Jesús rodeado de un ángel, y animales, como señal de su nacimiento en un humilde pesebre. 

La melancolía de Sonia por los recuerdos de su madre, su amor, el último abrazo y el adiós que se dieron cuando ella decidió emigrar a este país lo atesora cada día lo atesora en el alma, y en especial en Navidad cuando honra su memoria preparando en casa panes con pollo para su familia. 

Su amiga, Paula De León, nacida en la municipalidad de Tejutla, Departamento de San Marcos (Guatemala) dijo a La Opinión que en su casa celebrarían ya sea con un gallina horneada o una pierna rellena. 

“Yo llegué a Estados Unidos el 2 de septiembre de 2011”, dio a conocer Paula. “Estaba recién casada cuando en mi país nos quisieron extorsionar y nuestros familiares aquí nos dijeron que sería mejor que no regresemos a Guatemala”. 

La distancia entre sus países de origen y Estados Unidos acentúa la nostalgia para muchos inmigrantes como Antonia Osorio, de 43 años, de Cuscatlán, El Salvador. 

“La diferencia que se experimenta es la convivencia con la familia”, dijo, aunque ella tiene aquí a su esposo guatemalteco, Orbelin Barrera y a sus hijos Bryan y Giselle. 

Y, para la cena de Navidad, ¿Quién gana? ¿Guatemala o El Salvador? 

“¡Las dos gastronomías son ricas, pero yo soy quien decide!”, expresó Antonia. Ella planeaba cocinar panes con pollo, ponche y tamales de gallina, e invitaría a cenar a su tío Pedro. 

Sus planes navideños eran cenar a las 6:00 p.m., tener un intercambio de regalos y ver en familia la película Home Alone, sin dejar de acudir a misa a la iglesia Inmaculado Corazón de María, “para agradecer a Dios por el don de la vida y el nacimiento del niño Dios”. 

Extraña sus tradiciones oaxaqueñas  

La Navidad es uno de los acontecimientos más importantes en todo el mundo, y en Oaxaca, de donde son originarios Valentín Granja y su esposa Ana Lilia Sánchez la tradición es no solo compartir con la familia, sino disfrutar de platillos regionales como os tamales envueltos en hojas de plátano, pozole, carnes como el pavo o pierna de cerdo, sopa de codito con mayonesa, chiles en vinagre, bolillos y ponches, a menudo mezclado con mezcal. 

“En Oaxaca decimos que, para dodo mal, un mezcal y para todo bien, también”, dijo Ana Lilia, entre sonrisas. 

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En Oaxaca, el 23 de diciembre se vive también la única Noche de Rábanos, con esculturas talladas en rábanos, en el zócalo de la ciudad, y procesiones nocturnas antes de la llamada Misa de Gallo. 

“Lo que más extraño son las posadas, la misa, las piñatas y las medias tortas”, dijo Ana Lilia. Una media torta es la mitad de un bolillo relleno de pasta de frijol y queso. 

Su esposo Valentín, propietario del restaurante Sabores Oaxaqueños, recordó que en un rancho donde nació, San Pedro Pochutla, “vivir Navidad en familia es lo más importante en la vida y celebrar el nacimiento del niño Jesús. Él tiene que ser el invitado especial de la cena”. 

Dueños y empleados de “Sabores Oaxaqueños” tuvieron bastante trabajo para cumplir con pedidos de cenas de Navidad.

Valentín Granja recordó que el mejor regalo que tuvo en su niñez, por parte del “Niño Dios” fue “un tamalito o unos pocos dulces, porque allá, en mi rancho nunca llegaban los Reyes Magos [el 6 de enero]”. 

Reflexionó, empero, que más allá de las luces, los regalos y las fiestas, “la Navidad me invita a meditar sobre el misterio del amor que Dios me tiene junto con mi familia, mi esposa y mis hijas Zoé y Valentina”, añadió. 

Un “festín” colombiano 

En El Molinito, un restaurante de comida típica colombiana, Carolina Hernández, 46 años, de Cali, Colombia y su esposo Mario Cerritos, 56 años, de Guatemala, junto con sus hijos y personal no se daban abasto para preparar pedidos de comida hechos por sus clientes desde al menos dos semanas de anticipación a la Navidad. 

“Nuestro menú incluye tamales, lechona, natilla, buñuelos, pan de bono y empanadas, mucho más”, dijo Carolina Hernández, cuyo negocio abrió en 2004 y se localiza en la ciudad de Pico Rivera “Además de chicharrones y fritangas, todo eso ha sido la demanda en estos días”. 

Carolina Hernández, de Cali, Colombia, su esposo Mario Cerritos, de Guatemala y empleados de El Molinito, un restaurante colombiano en Pico Rivera.

De hecho, la comida típica de Navidad en Cali y el Valle del Cauca es una deliciosa mezcla de tradición colombiana, destacando los buenos y la natilla, pero también los tamales vallunos, las empanadas caleñas, crujientes hojuelas, el manjar blanco y platos fuertes como el pernil de cerdo. 

Tiempo de compartir los alimentos 

Araceli Varela, una mujer michoacana acudió al restaurante Mar Azul de la zona de Mid Wilshire para recoger tres órdenes de molcajetes que compartiría como su regalo de Navidad para sus compañeras de trabajo, en una compañía de limpieza. 

“Esta comida está para chuparse los dedos”, dijo la mujer, quien fue atenida por Alex Sánchez, dueño del restaurante que ofrece comida mexicana y salvadoreña. 

“¡Ah!, pero esto es solo para comenzar porque en casa mis hijas Dulce y Mayra van a cocinar birria al estilo Michoacán para la cena de Navidad’, dijo. 

Alex Sánchez, oaxaqueño propietario del restaurante Mar Azul de Los Angeles donde ofrece comida mexicana y salvadoreña.

“Un platillo de molcajete se prepara con nopales, salchichas, chorizo o longaniza, carne para asar, queso panela, calabacitas, aguacate, cebolla y otros ingredientes”, dijo Alex Sánchez. “La gente lo pide mucho en Navidad, sobre todo la gente que trabaja alrededor de nuestro establecimiento”. 



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