#Mundo:Venezuela y el caso Epstein le obligan a reaccionar para contentar a sus bases #FVDigital

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No es oro todo lo que le reluce a Donald Trump aunque él se empeñe en parecer impertérrito e intocable. El caso Epstein, la situación con Venezuela o los focos internacionales ponen en ciertas dudas a su base electoral y además enseñan cierta división en las voces cercanas al presidente, que ahora añade también a su agenda nuevos movimientos sobre Groenlandia, con el nombramiento de un enviado especial para una zona que, dice, EEUU la “necesita” por “razones de seguridad”. Mientras, el entorno del magnate mira estos asuntos con lupa.

El lema Make America Great Again (MAGA) ha dado forma a una base electoral que orbita en lo que es el trumpismo. Se trata de un núcleo muy leal de votantes que se identifica con su discurso nacionalista, conservador y anti-establishment. Aunque no representa a todo el electorado estadounidense, esta base es clave porque participa activamente en primarias, moviliza apoyo, dona y mantiene cohesión política en torno a Trump, lo que le ha permitido conservar una influencia decisiva dentro del partido Republicano. Pero esa red ahora empieza a tener dudas.

El caso Epstein tiene en tensión al presidente de Estados Unidos pero no tanto por él, sino por lo que puedan pensar sus acólitos. El presidente sigue ligado a las fotografías del ya fallecido, y se ha descubierto en los archivos que voló al menos ocho veces en el avión privado del magnate financiero: Trump, visto el panorama, ha asegurado que la publicación de fotos “arruina la reputación de personas inocentes” y se ha desligado del caso, pero a su base electoral le incomoda profundamente el asunto y le pide una reacción a la altura. 

En este sentido, ha hecho alusión a que Epstein -condenado por abuso sexual y tráfico de menores- estaba “por todas partes en Palm Beach, por lo que mucha gente se cruzaba con él antes o después”. Le ha quitado importancia a sus posibles vínculos pero lo cierto es que la hemeroteca parece jugar en su contra. Trump llegó a describirlo públicamente como un conocido antes de distanciarse de él. Tras el arresto y posterior muerte de Epstein en 2019, el presidente estadounidense negó haber tenido una amistad cercana o conocimiento de los actos cometidos, y afirmó que rompió relaciones años antes; hasta la fecha, no ha sido acusado formalmente de delitos relacionados.

Pero el nombre de Trump sigue apareciendo y se le vincula también con varios de los 30.000 nuevos archivos publicados este mismo martes. “Las afirmaciones son infundadas y falsas, y si tuvieran un mínimo de credibilidad, sin duda ya se habrían utilizado como arma contra el presidente. Sin embargo, debido a nuestro compromiso con la ley y la transparencia, el Departamento de Justicia está publicando estos documentos teniendo en cuenta las protecciones legales requeridas para proteger a las víctimas de Epstein”, reaccionó la Administración estadounidense.

El tono de hecho se ha endurecido, y Trump incluyó directamente el tema en su felicitación de Navidad en red social Truth. “Feliz Navidad a todos, incluyendo a los muchos sinvergüenzas que adoraban a Jeffrey Epstein, le daban montones de dinero, iban a su isla, asistían a sus fiestas y creían que era el mejor tipo del mundo, solo para abandonarlo como a un perro cuando la cosa se puso muy fea, afirmando falsamente que no tenían nada que ver con él, que no lo conocían, que era una persona repugnante y luego culpar, por supuesto, al presidente Donald Trump”, escribió.

Feliz Navidad a todos, incluyendo a los muchos sinvergüenzas que adoraban a Jeffrey Epstein

¿Y qué pasa con Venezuela? Es el otro tema que desata impaciencia en el MAGA. Donald Trump ladra pero no muerde demasiado sobre el régimen de Nicolás Maduro, aunque incluso dentro de la Casa Blanca hay voces como la del secretario de Estado, Marco Rubio, que quieren acciones más decisivas sobre el terreno: de momento, el foco parece puesto solo sobre el narcotráfico y EEUU ha matado esta semana a una persona más en una incursión en el Pacífico. Con todo, no parece que esté cerca una intervención militar estadounidense en Venezuela.

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Pero sí se ven pequeños pasos. Por ejemplo, el propio Trump reconoció que EEUU se quedará con el petróleo venezolano que ha incautado hasta la fecha. “Vamos a conservarlo. Puede que lo utilicemos para las reservas estratégicas. También nos quedamos con los barcos”, apuntó, pero matizó que su ofensiva en el Pacífico y en el Caribe no va solo contra territorio venezolano. “Será en cualquier parte de la que salga droga”, sentenció, sin negar del todo la posibilidad de que se den intervenciones terrestres. 

Por su parte Maduro ha respondido a los últimos acontecimientos y le ha dicho a Trump que se ocupe de gobernar su país. “Un presidente no puede estar pensando cómo va a gobernar otros países. Imagínate que yo perdiera mi tiempo, en vez de ser presidente de Venezuela, pensando en meterme con otros países, en buscarle problemas y líos a otros países, en querer gobernar el mundo. Lo estaría haciendo muy mal. Estaría mal”, sostuvo el dirigente venezolano.

En general, eso sí las encuestas realizadas en Estados Unidos en los últimos años muestran, en general, un bajo apoyo ciudadano a una intervención militar directa en Venezuela, incluso cuando existe preocupación por la crisis política, económica y humanitaria del país; la mayoría de los sondeos indican que los estadounidenses prefieren soluciones diplomáticas, sanciones internacionales y ayuda humanitaria antes que el uso de la fuerza, aunque el apoyo a una postura más dura aumenta ligeramente cuando las preguntas se formulan en términos de seguridad regional, migración o amenazas estratégicas, y suele haber diferencias según afiliación política, con votantes más conservadores algo más abiertos a opciones coercitivas que los liberales, pero sin alcanzar mayorías claras.

Trump, en paralelo a todo esto, quiere anotarse un tanto con Ucrania, pero las cosas no van como él quisiera y a su base electoral no es un tema que le preocupe demasiado: no es su guerra, reconocen incluso desde dentro de la Casa Blanca, como comentó hace semanas el propio Marco Rubio. “Somos los únicos que podemos resolverlo, por eso estamos aquí”, sostuvo el propio Rubio; la de EEUU es una cuestión práctica y por eso tiene mucha prisa pero no demasiado interés en que se resuelva. De hecho, Trump ha recortado la ayuda a Kiev o, en el mejor de los casos, la ha condicionado mucho más. Y eso sí parece ser ampliamente aceptado por los suyos.

El casi intocable presidente de Estados Unidos también tiene puntos débiles. El tanto que se apuntó por ejemplo con el acuerdo de paz para Gaza no parece cerca para Ucrania y con Venezuela parece que va con el freno de mano echado entre presiones y dudas ciudadanas. Al mismo tiempo, la sombra del caso Epstein es alargada y obliga a Trump a algo que no le gusta demasiado: dar explicaciones.



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