#Mundo:”Pasar tanques de España a Chequia… no hay forma de hacerlo”

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“Debemos crear el ejército europeo. Unas fuerzas armadas comunitarias para guiarlas con la misma bandera e intereses. Solo así nos convertiremos en una verdadera unión y garantizaremos una paz duradera en nuestra región”. Esa frase la ha pronunciado este miércoles en el Congreso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su mensaje para analizar el nuevo contexto para Europa, con la defensa y la seguridad como grandes prioridades; España no tiene fácil adaptarse al escenario actual, y mientras Bruselas trabaja para encontrar una estrategia firme y además avisa a los ciudadanos de que tienen que hacer su papel, el jefe del Ejecutivo ha puesto uno de los focos en ese punto.

Pero ahora mismo es un imposible; supone empezar la casa por el tejado. Una fuerza única europea supone desarrollar una coordinación entre países que ahora mismo no existe. ¿Por qué?

Daniel Gil, analista de The Political Room especializado en UE explica a 20minutos que por lo pronto “la Unión Europea ni siquiera tiene planes de movilidad militar efectivos; tiene la ambición de tenerlos, pero lo cierto es que hoy si queremos pasar tanques de España a República Checa no tenemos la manera de hacerlo”, ejemplifica. Asimismo, hace otro análisis algo más profundo. “Al final los estados nacionales son celosos de sus competencias, lo estamos viendo, y la defensa es una de las que son más celosos porque afecta directamente a su soberanía. Un estado que no tiene control ni de su ejército se difumina bastante su valor como estado, como propia entidad nacional, y afecta directamente a cómo se ve el estado a sí mismo”.

“Estas cuestiones de ejército europeo o no, en el caso de que se tenga una postura favorable a ellas, hay que verlas como el punto final de un proceso de integración al que todavía le queda mucho y debería ser muy significativo“, avisa Gil, para quien la única manera en la que esto puede siquiera plantear en serio “es con una unión muy, muy integrada en todos los demás sentidos: en términos económicos, en términos fiscales, por ejemplo, sociales, en términos de lo que hace el estado, del estado de bienestar, de seguros de desempleo, protección social, etc”, conluye.

Sánchez anunció que pondrá en marcha “un gran plan nacional de desarrollo e impulso de la tecnología y la industria españolas” dedicadas a la defensa como parte del aumento de la inversión en esta materia. Así lo prometió el presidente en su comparecencia ante el Congreso de los Diputados dedicada a ofrecer detalles del viraje en política militar que anunció hace unas semanas, en la que no ofreció ningún calendario para abordar esa subida del gasto, pero sí repitió en varias ocasiones que se llevará a cabo sin “tocar ni un céntimo” de las partidas sociales y medioambientales de los Presupuestos.

Un estado que no tiene control ni de su ejército se difumina bastante su valor como estado

El presidente, además, se mostró partidario de que sea la UE quien financie el grueso del incremento de la inversión en defensa a través de mecanismos como la emisión de deuda conjunta o las transferencias de dinero a los Estados a fondo perdido. Y, asimismo, el presidente apoyó expresamente la creación de un ejército de la UE que sustituya a las fuerzas armadas nacionales. “El cuánto invertir y el cómo financiar es solo una parte del debate necesario, lo realmente sustantivo es si invertimos mejor y si invertimos juntos los europeos”, planteó Sánchez.

Ahora, un ejército comunitario está lejos de convertirse siquiera en un debate firme entre tantos asuntos relativos a la defensa. El primer problema en este sentido son las diferencias en cuanto a las inversiones en seguridad que ahora mismo hacen los países miembros de la UE. España por ejemplo está a la cola, con un 1,29% del PIB; quiere llegar al 2% “lo antes posible”, pero está muy lejos todavía de lo exigido. Según los datos manejados, solo Polonia superará el 4% (hasta el 4,12%) a finales de este año, mientras que otros países como Estonia, Letonia o Grecia podrán superar el 3%. 

En ese vagón rezagado en el que se encuentra España están también Croacia, Portugal, Italia, Canadá, Bélgica, Luxemburgo y Eslovenia. Estos son los países que al final de este año quedarán todavía por debajo del 2%, y por lo tanto lejísimos también de ese 5% que reclama ahora Estados Unidos. Mientras, la Comisión Europea exige que los socios aumenten sus gastos para que se pueda generar un fondo de 650.000 millones, los cuales se añadirían a los 150.000 millones que saldrían del Ejecutivo comunitario. En esa hoja de ruta está el debate… y no en un ejército europeo, que ni siquiera se menciona en los planes de Bruselas.

El segundo obstáculo está en que no todos los mismos Estados miembros tienen los mismos intereses. Sánchez ya habló hace semanas de “solidaridad” con el este precisamente por eso: los Bálticos y los nórdicos tienen más cerca la “amenaza rusa” y por eso insisten en el mensaje defensivo desde un punto de vista más militarista; el sur, por su parte, tiene otras preocupaciones, de ahí que España e Italia quieran incluir en el paraguas defensivo elementos como la ciberseguridad, la protección de fronteras o la lucha contra el terrorismo. Sin encontrar puntos en común reales, las tropas únicas no serán viables. De hecho, hace más de un año el entonces Alto Representante de la UE, Josep Borrell, trató de dar en el clavo: hay que empezar por una mejor coordinación entre los ejércitos nacionales antes de empezar a hablar de uno europeo.

Además, Sánchez no quiere que se hable de “rearme” y eso quita peso a unas tropas conjuntas. “El término rearme no me gusta en absoluto. No comparto ese término en absoluto. Creo que debemos de hablar de otra manera cuando hablamos de mejorar las capacidades de defensa europeas”, porque esto, para España, va más allá de lo militar. Asimismo, ha recordado que la UE “es un poder blando”. Los conceptos “importan”, comentaron fuentes diplomáticas, que no ven este elemento como una clave en los debates.

Para el presidente del Gobierno, el gran reto de la UE ahora es “crecer hacia dentro” y “abrirse aún más hacia fuera”. Ha pedido “seguir tejiendo lazos y relaciones comerciales” con otras regiones del mundo, con menciones al Mercosur o a India. “Más Europa significa más política social, más relaciones con socios comerciales y lógicamente también seguridad y Defensa”. Así, la construcción de la nueva época de la defensa tiene que empezar por los cimientos; el ejército europeo, si llega, sería el final. La UE no puede correr en materia de seguridad cuando ahora siquiera está empezando a gatear.

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