No habrá paz en Gaza hasta que Hamás libere a todos los rehenes que mantiene secuestrados desde el 7 de octubre de 2023, el grupo terrorista deponga las armas y abandone el enclave, y se aplique el plan del presidente de EEUU, Donald Trump, es decir, que se expulse a la población gazatí de su territorio y este se convierta en la Riviera de Oriente Próximo, un objetivo anunciado por el magnate estadounidense hace unos meses y que no está exento de polémica.
A todo ello condiciona el alto el fuego definitivo el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, quien a última hora de este miércoles ha ofrecido una rueda de prensa en la que, además, admitió que permitió la financiación de Hamás a través de Catar con el objetivo de dividir a la causa palestina.
“Es un plan tan correcto, tan revolucionario… que dice algo simple: los residentes de Gaza que quieran salir podrán salir“, ha señalado el primer ministro de Israel sobre lo propuesto por Donald Trump.
Por el momento, Israel pretende desplazar a la población gazatí, de unos 2,1 millones de personas, a una zona en el sur de la Franja de Gaza a medida que tome el control del territorio en el enclave, que quedará bajo control de seguridad israelí.
Netanyahu aseguró que será en esta zona, “limpia de Hamás”, donde los gazatíes recibirán ayuda humanitaria, cuyo acceso a la Franja Israel bloqueaba desde el 2 de marzo. Precisamente este jueves, la ONU ha confirmado que 90 camiones han conseguido entrar en la Franja para abastecer a la población
“Nuestras fuerzas están tomando más y más territorios para limpiarlos de terroristas y de la infraestructura de Hamás. Al final de la guerra, todo el territorio de la Franja de Gaza estará bajo control de seguridad de Israel, y Hamás será completamente derrotado”, auguró el mandatario israelí.
En este sentido, Netanyahu afirmó que los países europeos no “influirán” ni “harán abandonar” a Israel de sus objetivos en Gaza, y que se opondrá a su intención de reconocer el Estado palestino porque eso sería “el premio gordo” para Hamás.