
Ucrania se la juega y pone toda la presión sobre sus socios. El presidente, Volodímir Zelenski, declaró este jueves a su llegada al Consejo Europeo que Kiev se verá en “un gran problema” si la UE rechaza utilizar los activos rusos congelados. Es el gran tema de la cumbre, con una división máxima entre Bélgica e Italia, entre otros, y el resto de socios: el objetivo es cubrir 90.000 millones de euros de ayuda para Ucrania durante los próximos dos años.

“Hablaré con todos los líderes, presentaré nuestros argumentos, y de verdad espero que podamos obtener una decisión positiva. Sin ella Ucrania estará en un gran problema”, sostuvo desde la capital comunitaria, donde está presente con la idea de meter presión a sus aliados europeos. La alternativa que manejan en Bruselas para cubrir ese apoyo pasa por la emisión de deuda común, algo todavía más complicado porque exige de unanimidad entre los 27.
El Gobierno belga mantiene sus oposiciones aunque el resto de socios y la Comisión Europea insisten en que les darán garantías para compartir los riesgos en el uso de esos activos rusos: Bélgica alberga el 62% de un total de 210.000 millones, así que es el país más expuesto. “De momento no hemos visto ningún texto que nos convenza”, aseguró su primer ministro, Bart de Weber, que no hizo más declaraciones a su llegada al cónclave. “Puedo decir que todos los interlocutores que he tenido al teléfono entienden que nuestras condiciones son razonables, que no se trata de un sabotaje. Saben que es constructivo, que es razonable, que no se trata de torpedear el préstamo de reparación ni de sabotear a Europa”, había comentado antes ante el Parlamento belga.
En general, la presión sobre la UE es máxima: “Putin quiere que fracasemos, no podemos darle eso”, avisó la Alta Representante de la UE, Kaja Kallas. “El asunto fundamental es que Rusia está causando daño en Ucrania y debe ser responsable de la reparación, esa es la idea del préstamo de reparación”, recalcó. Más rotundo fue incluso el primer ministro polaco, Donald Tusk. “Tenemos una elección simple: o dinero hoy o sangre mañana. Y no estoy hablando solo de Ucrania. Estoy hablando de Europa”, alertó.
Nadie se moverá de la silla este jueves hasta que no haya un acuerdo, sostuvo por su parte el propio presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa. “No abandonaremos este Consejo sin una decisión final y nunca aprobaremos una solución que no garantice toda la seguridad para Bélgica”, ha recalcado, antes de una cumbre que podría alargarse hasta este viernes si el asunto sigue estancado.
A favor del uso de activos rusos -el llamado préstamo de reparación- está Alemania, que ve esta vía como la “mejor opción” para hacer frente a Putin. “Espero que podamos despejarlas juntos, y que también podamos emprender juntos un camino para que la UE dé una señal de fortaleza y determinación frente a Rusia“, expuso el canciller Friedrich Merz, en el mismo tono que los Bálticos. “La mejor opción, sin duda, es utilizar los activos congelados. Claro que también hay otras opciones, pero creo que es muy importante para Europa demostrar determinación y que pueda decidir qué es lo que quiere hacer respecto a Ucrania”, reconoció por su parte la primera ministra de Letonia, Evika Silina. Para el lituano Gitanas Nauseda, esa posibilidad es realista, pero a la vez muy compleja.
El tono discordante lo ha marcado el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, que ha desembarcado en la cumbre criticando de lleno la idea de prolongar el respaldo económico a Ucrania y subrayando que la iniciativa de emplear los activos rusos “está muerta”, dada la división entre los 27. “No me gustaría ver una Unión Europea que esté en guerra. Dar dinero significa guerra”, ha afirmado, al tiempo que ha insistido en que el préstamo respaldado por los bienes rusos congelados “está descartado” por la falta de apoyos y constituye “un callejón sin salida”.


