
Los países de la UE han pactado mantener congelados de manera indefinida los activos confiscados a Rusia con motivo de las sanciones por la invasión de Ucrania. De hecho, este es el paso previo al gran debate por desatascar: el uso de los mismos en la reconstrucción de Kiev. La decisión podrá ser revocada cuando lo decida de nuevo el Consejo por unanimidad. El tema será el pilar principal de la cumbre de líderes de la semana que viene; se trata de esquivar el veto húngaro… y también los reparos de Bélgica.

Sobre la mesa sigue la propuesta de la Comisión Europea, que será comentada en busca de un acuerdo por parte de los jefes de Estado y de Gobierno. El objetivo es cubrir 90.000 millones de euros en apoyo a Ucrania para los años 2026 y 2027. Inicialmente la cifra que se planteaba eran 140.000 millones, pero las expectativas se rebajan para aplacar el ‘no’ de Bélgica. Bruselas da una alternativa que pasa por generar deuda comunitaria para llegar a esa cantidad.
“En octubre los líderes de la UE se comprometieron a mantener inmovilizados los activos rusos hasta que Rusia ponga fin a su guerra de agresión contra Ucrania y compense los daños causados. Hoy cumplimos con ese compromiso. Próximo paso: asegurar las necesidades financieras de Ucrania para 2026-27“, reaccionó el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, en la misma línea que la jefa de la Comisión, Ursula von der Leyen. “Acojo con satisfacción la decisión del Consejo sobre nuestra propuesta de continuar la inmovilización de los activos soberanos rusos. Estamos enviando una fuerte señal a Rusia: mientras continúe esta brutal guerra de agresión, los costos para Rusia seguirán aumentando”.
“Este es un mensaje poderoso para Ucrania: Queremos asegurarnos de que nuestro valiente vecino sea aún más fuerte en el campo de batalla y en la mesa de negociaciones”, añadió la dirigente alemana. La decisión de este viernes de los 27 se ha dado por mayoría cualificada, igual que la que se pide para dar el siguiente paso en el uso de los activos congelados en apoyar a Ucrania.
Quien ha criticado la decisión ha sido el primer ministro húngaro, Viktor Orbán. Cree que con esta decisión “el Estado de derecho en la Unión Europea llega a su fin, y los líderes europeos se colocan por encima de las normas”. Fue muy rotundo en su reacción: “En lugar de garantizar el cumplimiento de los tratados de la UE, la Comisión Europea viola sistemáticamente el derecho europeo. Lo hace para continuar la guerra en Ucrania, una guerra que claramente no se puede ganar. Todo esto ocurre a plena luz del día, a menos de una semana de la reunión del Consejo Europeo, el órgano de decisión más importante de la Unión”.
“Con esto, el Estado de derecho en la Unión Europea está siendo reemplazado por el gobierno de los burócratas. En otras palabras, se ha instalado una dictadura”, sentenció. Al mismo tiempo, Eslovaquia también anunció que votará en contra de que los activos rusos se empleen en Ucrania, aunque en esa decisión también se necesitará una mayoría cualificada. Es decir, que voten a favor al menos el 55% de los Estados miembros (15 de 27 países) y que estos representen al menos el 65% de la población total de la UE, algo conocido como la regla de la doble mayoría, implementada tras el Tratado de Lisboa para equilibrar el peso de países grandes y pequeños.
El mayor freno a ese empleo sigue siendo Bélgica. El sistema -llamado préstamo de reparaciones- pasaría por usar esos activos congelados, cubriendo todas las instituciones que los tengan ahora mismo, a través del mecanismo anunciado; las entidades los trasladarían por tanto a la herramienta que plantea la Comisión Europea. Una vez ahí, el dinero iría a parar a Ucrania y Kiev tendría que devolver las cantidades una vez que Rusia pague las reparaciones, expuso Von der Leyen.
Bélgica es el Estado miembro más expuesto a los riesgos bancarios por albergar la mayor cantidad (a través de la entidad Euroclear, en torno al 62% del total); Francia también cuenta con un porcentaje y otra buena parte está en el Reino Unido, que no es miembro de la UE. Así, la Comisión ha prometido una serie de salvaguardas para que los socios se ‘protejan’ entre ellos a la hora de dar salida a los activos rusos. “Hemos creado un mecanismo de solidaridad muy sólido en el que, en última instancia, la Unión puede intervenir porque queremos asegurarnos, para todos nuestros Estados miembros, pero también específicamente para Bélgica, de que una cosa es segura: compartiremos la carga de manera justa”, concluyó la alemana. La decisión final, en una cumbre de la semana que viene que podría alargarse incluso durante tres días.
Fuentes comunitarias explicaron que Rusia tiene la obligación legal de pagar las reparaciones por la invasión de Ucrania y que sería la UE la que pondría en manos de Kiev un préstamo con estas cantidades. La UE financiaría ese préstamo tomando prestados los saldos de efectivo asociados a los activos rusos inmovilizados en instituciones financieras, sin tocar la reclamación de Rusia sobre dichas instituciones. Antes de la guerra, los depósitos centrales de valores (CSD), añadieron las fuentes, y otras instituciones tenían bonos y otros valores en nombre del Banco Central de Rusia; cuando esos valores vencieron, se convirtieron en efectivo que, debido a las sanciones, no puede transferirse a Rusia, acumulándose así en estas instituciones.
Ahora mismo, el total de activos soberanos rusos inmovilizados en la UE asciende a 210.000 millones de euros (185.000 millones en CSD y 25.000 millones en otras instituciones), expresaron. De esta cantidad que está en el CSD, 45.000 millones deben mantenerse como reserva para cubrir préstamos pendientes, por lo que quedarían hasta 165.000 millones disponibles para nuevos préstamos. Las fuentes también matizaron que las garantías de los Estados miembros incorporarán un mecanismo de liquidez que, al activarse, permitirá que el país en cuestión aporte el efectivo al presupuesto de la UE o que la propia UE le conceda un préstamo y de esa manera el dinero siga disponible en el CSD.


