En el momento con más conflictos en el mundo desde 1948, y con la gravedad de la situación en Ucrania, Gaza o Sudán “el sistema humanitario está sufriendo la mayor caída financiera de su historia” ha denunciado este miércoles la ONG Médicos sin Fronteras. “La ONU y otras instituciones multilaterales están perdiendo eficacia y legitimidad a pasos agigantados, los gastos en defensa baten récords año tras año, y el número de personas desplazadas forzosamente de sus hogares ya duplica al que se registraba hace tan solo una década”, denuncian.
Es la conclusión principal del informe anual de Médicos Sin Fronteras sobre el gasto en acción humanitaria correspondiente a 2024-2025, presentado este miércoles en Madrid, que vaticina una caída presupuestaria del 35% del presupuesto global para este año. En MSF apuntan directamente como causa a la llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU. Le consideran un “perturbador en jefe” que “ha puesto en jaque el ya deteriorado orden internacional”, en palabras de Jesús A. Núñez, codirector del estudio.
El informe anual de MSF identifica una “crisis financiera sin precedentes” en el sistema humanitario internacional. Tras décadas de crecimiento sostenido, que pasó de 7.200 millones de dólares en 1998 a 46.100 millones en 2022, el sistema humanitario enfrentó en 2024 la mayor caída de financiación registrada: 5.000 millones de dólares menos que en 2023, lo que equivale a una caída del 10%. “Se ha pasado de 45.700 millones en 2023 a 41.000 millones en 2024. El principal recorte, señalan, proviene de los donantes públicos (3.500 de los 5.000 millones). Principalmente EEUU, que ha reducido su aportación en 1.700 millones, pero también países como Alemania o Canadá, que han reducido sus aportaciones a la mitad desde el año 2022.
De hecho 15 de los 20 principales donantes públicos redujeron sus fondos humanitarios, las instituciones de la UE y Alemania, en particular, realizaron los mayores recortes.
“España continúa moviéndose en la buena dirección, pero a un ritmo insuficiente para que su acción humanitaria se sitúe al nivel de sus compromisos y de las necesidades humanitarias existentes”
El informe también se fija también en la evolución de la ayuda humanitaria de España que no figura entre los veinte mayores donantes del mundo pero, a diferencia de los países de su entorno, en 2024 aumentó la partida para el desarrollo un 12%, hasta 4.021 millones de euros. Sin embargo, MSF considera que se ha producido “cierto retroceso del componente humanitario” que achaca a que se terminó el “efecto Ucrania” y el “efecto Gaza” no ha elevado la aportación española tanto como años anteriores. “España continúa moviéndose en la buena dirección, pero a un ritmo insuficiente para que su acción humanitaria se sitúe al nivel de sus compromisos y de las necesidades humanitarias existentes”, reza el informe.
Aunque la ayuda al desarrollo española neta ha experimentado un incremento en términos absolutos, el peso relativo de estos fondos sobre la renta nacional bruta, que se mantiene en el 0,25%, “continúa siendo reducido y tan lejano al compromiso de llegar al 0,7% como los años previos”, denuncia MSF.
El recorte en 2025 podría llegar al 34%
La organización destaca precisamente que las cifras provisionales indican que la tendencia continúa en 2025, lo que “agravará aun más la brecha entre necesidades crecientes y recursos disponibles”, especialmente en contextos de crisis prolongadas. El estudio considera que el recorte en 2025 podría llegar al 34% con respecto a 2024 y al 45% con respecto a 2023. Datos “descorazonadores”, aseguran, porque impiden “salvar vidas y atender la protección y la dignidad de las personas que sufren crisis y conflictos”, entre los que la ONG destaca Gaza o Sudán.
“Si pones más huevos en la cesta de apuesta militar, hay que sacar huevos de otras cestas” ha denunciado Núñez en la explicación de la merma de presupuestos para las crisis internacionales. “Estamos poniendo en peligro a los que sufren los conflictos y crisis en el planeta, al tiempo que los estados desatienden las políticas públicas internas”, procesos ambos que ha vinculado al auge de los extremismos políticos. La ONG ve el escenario “de mayor oscuridad” si no se cumplen los tratados actuales y se perpetúa la deslegitimación de la ONU.
En concreto, la falta de financiación está afectando, señalan, a zonas de conflicto, pero también “y gravamente” a programas para la prevención y tratamiento de la malaria, la lucha contra el VIH y la tuberculosis o la desnutrición, y los servicios de salud sexual y reproductiva.
Recortes que cuestan vidas
Por su parte Raquel Ayora, directora general de MSF España, ha destacado que esta crisis “no solo refleja limitaciones financieras, sino también un viraje político que desatiende principios humanitarios básicos como humanidad e imparcialidad”. Ayora ha pronosticado un escenario de malnutrición y crisis epidémicas, con el desmantelamiento de los servicios de salud y por los pocos recursos humanitarios. “La agudeza de las crisis de salud que vamos a ver se va a incrementar y tenemos dudas de que el sistema esté en condiciones de afrontarlo”, ha señalado.
La ONG ha aprovechado la presentación del informe para denunciar además “la nueva normalidad” de los ataques violentos contra las misiones médicas y humanitarias” en los conflictos armados. Para ello han reclamado un compromiso mayor de los estados en la protección del personal humanitario y con la investigación de la responsabilidad de los ataques. A la crisis humanitaria actual, los recortes sin precedentes, el aumento de los conflictos y las severas restricciones de acceso, están “erosionando” el espacio humanitario, ha concluido MSF. Y ha anunciado el compromiso de MSF de empezar a contabilizar cuántas vidas cuestan los recortes de la ayuda humanitaria.