Las pruebas del Centro Nacional de Medicina Forense en cooperación con la Policía israelí han confirmado este viernes que dos de los cuerpos entregados este jueves por Hamás a la Cruz Roja en Gaza corresponden a los pequeños niños de la familia Bibas, Kfir y Ariel, que fueron secuestrados en octubre de 2023 cuando tenían nueve meses y cuatro años de edad, respectivamente. Sin embargo, otro de los cadáveres entregados como parte del acuerdo de alto el fuego no corresponde con el de la madre de los niños, Shiri Bibas, tal y como había anunciado Hamás.

Además, según avanza The Jerusalem Post, los análisis forenses llevados a cabo para identificar los cadáveres de los dos pequeños “ha llevado a las autoridades a determinar que los dos niños fueron brutalmente asesinados en cautividad por terroristas gazatíes en noviembre de 2023, un mes después de su secuestro, y no fueron asesinados por un ataque de las fuerzas aéreas israelíes, como Hamás había defendido”.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han explicado que el cadáver que supuestamente corresponde a Shiri Bibas no era el de ella, que “no se ha encontrado ninguna coincidencia con ningún otro” rehén y que “es un cuerpo anónimo sin identificación”.
“Se trata de una violación muy grave por parte de Hamás, que está obligado en virtud del acuerdo a devolver a cuatro secuestrados muertos. Exigimos que Hamás devuelva a Shiri a casa junto con todos nuestros secuestrados”, reza un comunicado.
“Compartimos el profundo dolor de la familia Bibas en este momento difícil y continuaremos haciendo todo lo posible para devolver a Shiri y a todos los secuestrados lo antes posible”, han agregado las FDI.
Hamás anunció el martes que entregaría los cuerpos de Shiri Bibas y sus dos hijos, así como el de Oded Lifshitz, de 83 años.
El grupo islamista anunció en noviembre de 2023 que Shiri, Ariel y Kfir Bibas habían muerto en un bombardeo israelí contra Gaza en el marco de la ofensiva y publicó un vídeo de Yarden Bibas -marido de Shiri y padre de los niños-, entonces retenido y liberado el 1 de febrero en el marco del acuerdo de alto el fuego, culpando a Netanyahu de sus muertes, tras lo que el Ejército israelí habló de una campaña de “terror psicológico”. Las autoridades israelíes rechazaron confirmar que estas tres personas habían fallecido.



