Andrei Badalov, un magnate ruso del petróleo, ha muerto tras caer de un edificio de apartamentos en unas extrañas circunstancias que se están investigando, tal y como recoge el Daily Mirror.
Badalov era vicepresidente de Transneft y tenía 62 años. Vivía en el décimo piso de un exclusivo bloque de apartamentos en la autopista Rublevskoye de Moscú, pero se precipitó desde el piso 17, a una altura de 55 metros hasta el suelo.
Una fuente de la investigación indicó que la causa preliminar de la muerte es el suicidio, ya que se encontró una carta supuestamente escrita por Badalov a su esposa, pero se están investigando otras hipótesis.
El magnate estaba casado y tenía dos hijas. “El cuerpo de Badalov fue encontrado bajo las ventanas de un edificio de apartamentos en la autopista Rublevskoye”, declaró una fuente de la investigación a la agencia de noticias rusa TASS.
Transneft es el monopolio estatal de oleoductos de Rusia dirigido por un ex espía de la KGB, Nikolai Tokarev, de 74 años, que sirvió con Vladimir Putin, de 72 años, en Alemania durante la Guerra Fría.
Badalov estudió en la Academia del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, donde se forman oficiales de alto rango y gerentes estatales. Se incorporó a Transneft hace cuatro años “durante un período complejo y tenso” y ayudó a la compañía a “superar eficazmente los desafíos planteados por las sanciones occidentales”.
Este es un caso más de muertes misteriosas de ejecutivos vinculados a las industrias del petróleo y el gas que han sucedido en Rusia desde que Putin comenzara a planear su invasión de Ucrania hace más de tres años. Ya se han registrado 11 muertes de este tipo desde el inicio del conflicto.