#Mundo:Gana 16 millones de euros en la lotería y 30 años después está arruinado y en una vivienda social: “Era inexperto” #FVDigital

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El 3 de diciembre de 1995, la vida de Bruno Caloone, un empleado de banca de la localidad francesa de Hazebrouck, muy cerca de la frontera con Bélgica, cambió para siempre: ganó un premio de lotería de 70 millones de francos, unos 16 millones de euros. Ahora, 30 años después, las cosas son muy diferentes.

Tal y como recoge en un reportaje el diario La Voix du Nord, Caloone ha perdido aquella fortuna. Aunque sus vecinos creen que está arruinado, él lo niega. En todo caso, reside en una vivienda social, pero insiste en que no lo ha perdido todo: “Estoy contento donde estoy; no hay vergüenza en vivir en una vivienda social”.

¿Qué ocurrió entonces? Compartió sus ganancias con su familia y amigos, hizo numerosas donaciones a organizaciones benéficas e invirtió gran su fortuna en varios proyectos bastante atrevidos para la época.

En 1997, hizo realidad su mayor sueño al convertirse en director de la empresa mayorista de carne de cerdo Labis. La empresa, con sede en Hazebrouck, acababa de declararse en quiebra. 

Bruno Caloone invirtió parte de su fortuna en ella, salvando 49 puestos de trabajo. Con el mercado porcino en dificultades, los bajos márgenes y el escaso apoyo bancario, la empresa fue liquidada a finales de 2004. En este proyecto, Caloone perdió casi la mitad de su fortuna.

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“Claro que nos declaramos en quiebra, pero no fue por mala gestión. No tengo nada que reprocharme”, dice ahora. “Era inexperto, pero estaba rodeado de gente competente; las circunstancias lo dictaban. Otras empresas han desaparecido desde entonces, y el matadero ha cerrado”, prosigue. 

En retrospectiva, claro, siempre se puede decir: ‘Deberías haber hecho esto’, ‘si hubieras hecho esto’. El personal me apreciaba; todavía veo a antiguos empleados decir ‘Hola, jefe’, y eso me gusta. Los llevé a todos a Chantilly, los invité a un beaujolais; para mí no es un fracaso“, añade.

Caloone también invirtió en el extranjero: abrió una panadería francesa en Sarajevo, una ciudad que acababa de salir de la guerra. También se metió en el mundo del turismo organizando viajes de sol y playa a Croacia, alquilando aviones desde Lesquin. Estos proyectos fracasaron también.

En 2007 se hizo cargo de un quiosco de prensa y un estanco. En 2012, se divorció tras vender su casa. Trabajó dos años en un programa de reintegración y luego esperó a jubilarse. Hoy, dice no arrepentirse y se considera feliz de haber podido hacer el bien a los demás.



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