Con la tensión latente en Oriente próximo, la amenaza de una guerra absoluta que derive en conflictos mayores parece más cercana que nunca. Los ataques israelíes en Irán y las represalias de este mismo, más el ataque estadounidense en las centrales nucleares parecen ser el argumento perfecto para que se desate la barbarie en una tierra que, lastimosamente, no es ajena a ella.
La geopolítica es compleja, pero una cosa está clara, los aliados son de suma importancia para el desarrollo de un conflicto y mucho más cuando estos son tan poderosos, o incluso más, que los mismos implicados. Décadas de tensión han sido el caldo de cultivo perfecto para que Irán fortalezca sus alianzas en especial en medio oriente. Su llamado “eje de resistencia” tiene la sola y única misión de mermar la influencia de Estados Unidos e Israel en la región y convertirse en potencia.
Quiénes conforman el ‘eje de resistencia’
La temida alianza está conformada por grupos como Hamás en Gaza, Hezbolá en Líbano, los hutíes en Yemen, y otros grupos paramilitares en Irak y Siria. De hecho, todos ellos son considerados como entidades terroristas por algunos países occidentales y para ser sinceros, se han convertido en dolores de cabeza para la inteligencia y los gobernantes tanto israelíes, como norteamericanos.
La estrategia de Teherán para conseguir alianzas es cuestionada por muchos, ya que reciben constante apoyo de países cuyos gobernantes comparten la ideología antiestadounidense, pero también son conocidos por ser grandes dictadores. Estas decisiones respecto cómo rodearse son las que, precisamente, han causado que el ‘bando’ iraní este más debilitado que nunca.
Bashar al-Assad ha caído y huido de su país tras ser derrocado, Hezbolá, uno de los enemigos más temidos de Israel, ha quedado reducido tras los ataque israelíes en el Líbano, y Hamás continúa envuelto en un conflicto que ha avasallado a Palestina y causado importantes pérdidas en la organización.
El frente de Irán en la frontera con Israel
Si bien el ‘eje de resistencia’ no está pasando por su mejor momento, Hezbolá en el Líbano es la herramienta idónea para desestabilizar a Israel desde la misma frontera. Esta organización terrorista chiita fue fundada en 1982 durante la guerra civil libanesa. Dirigido por Hassan Nasrallah desde 1992, Hezbolá recibe un importante respaldo financiero y militar de Irán, uno que supera los 700 millones de dólares anuales, según la BBC.
En la Franja de Gaza, justo en la frontera dos grupos con estrechos vínculos con Irán, la Yihad Islámica y Hamás están al pie de lucha por los intereses de país persa. La Yihad Islámica, fundada en 1981 y fuertemente influenciada por la Revolución Islámica de Irán, ha recibido apoyo financiero y armamentístico sustancial de Irán, estimado en unos 70 millones de dólares anuales.
Por otro lado, está Hamás, conocido por muchos como una organización terrorista suní palestina que ha mantenido un control sobre la Franja de Gaza desde 2007. Y finalmente, en Siria, Irán ha desplegado milicias respaldadas por el CGRI (Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica) para apoyar, en su momento, al régimen de Bashar al Asad.
Los países que respaldan a Irán
Ya dejando claro que el ala ‘terrorista’ del medio oriente está por Irán, también hay estados legítimos, aunque cuestionables, que respaldan el actuar del país persa. Rusia y China destacan como sus principales aliados globales, Moscú ha colaborado estrechamente con Teherán en el conflicto sirio y en la defensa frente a sanciones occidentales, y también han recibido apoyo del país persa, con sus drones, en la guerra en ucrania.
Pekín, por su parte, mantiene acuerdos estratégicos a largo plazo con Irán, centrados en energía, infraestructura y comercio. Otros países como Venezuela, Corea del Norte e Irak también han mostrado afinidad con Irán, especialmente en su oposición compartida a la influencia de Estados Unidos. En el caso de Venezuela, el vínculo se basa en una cooperación energética y en la resistencia común a las sanciones internacionales.
Incluso el gobierno talibán en Afganistán ha desarrollado relaciones pragmáticas con Irán, especialmente en temas de frontera y comercio. Esta red de aliados ofrece a Irán cierto respaldo en el tablero internacional, a pesar del aislamiento promovido por Occidente.