#Mundo:estos han sido los grandes protagonistas para la UE en 2025 #FVDigital

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La UE en 2025 deja casi una historia de vencedores y vencidos: ha sido un año geopolítico para el bloque comunitario en el que los protagonistas apenas han cambiado respecto a 2024, porque las dinámicas o se mantiene o se refuerzan. Trump, Putin, Zelenski, Von der Leyen… siempre aparecen en estos resúmenes, aunque unos con más suerte que otros. Ha sido el año en el que Francia se ha sumido en una profunda crisis, en el que se ha repensado la política climática europea o en el que Italia se ha convertido en el paradigma de estabilidad casi contra todo pronóstico.

¿Quiénes son los protagonistas del año en y para la UE?

Ursula von der Leyen y la angustia de una líder

Es innegable que la presidenta de la Comisión Europea ha tenido un mal año y ha sido más protagonista en lo negativo que en lo positivo: se ha lanzado en su segunda legislatura prometiendo menos burocracia y más presencia de Europa en el mundo, pero solo su respaldo a Ucrania parece salvarla. Por lo demás, hay tres cosas que han jugado en su contra en 2025: la primera, el mal acuerdo comercial con EEUU firmado en verano, aunque desde Bruselas insisten en que es mejor eso que un no pacto. La segunda tiene que ver con su posición respecto a Gaza. Solo reaccionó y se desmarcó de Israel cuando el acuerdo de paz apadrinado por Trump estaba ya encarrilado y las medidas que propuso -sobre todo la suspensión parcial del acuerdo comercial con Israel- no se llevaron a cabo.

Además, Von der Leyen ha enfrentado en solo un año dos mociones de censura. Ha sido un 2025 angustioso para ella, bajo la lupa de un Parlamento dividido que le pidió cuentas primero por el Pfizergate y más tarde por su gestión general: salvó ambas con muchos apoyos, pero aún así las conversaciones de la Comisión con la Eurocámara están en un punto de máxima tensión a cuenta del nuevo presupuesto a largo plazo (2028-2034). Así, la alemana ha pasado de ser una líder irreductible a en solo 365 días estar en muchos momentos en la cuerda floja.

Trump, el gran agitador de Bruselas

Si ha habido un protagonista para la UE sin ser parte de la UE ese ha sido Donald Trump: ni le interesa ni quiere llevarse bien con Europa y lo ha demostrado. El inquilino de la Casa Blanca tiene claro, dijo, que la Unión “fue creada para destruir” a Estados Unidos y se ha alejado de la relación trasatlántica sin miramientos, primero con una guerra arancelaria que no llegó a darse del todo, pero con la que sigue amenazando por ejemplo a partir de las normas digitales europeas, y también con mensajes en contra del multilateralismo. Asimismo, tiene claro que la UE tiene que defenderse a sí misma y que no puede seguir dependiendo de Washington. 

Y en ese punto aparecen dos temas: la paz en Ucrania y la estrategia de seguridad de EEUU para el medio y largo plazo. Las negociaciones para la primera siguen en marcha, con Washington sin contar con la UE y asumiendo que solo ellos pueden capitanear las negociaciones, dejando a los aliados europeos ‘en la mesa de los niños’. Por otro lado, ya se conoce que Estados Unidos defiende el auge de los partidos de derecha radical en Europa, por ejemplo, en un plan con el que algunas voces en Bruselas terminan por asumir del todo que los americanos ya no son un aliado. Trump no quiere que lo sean.

Zelenski… y Putin otra vez

Volodimir Zelenski y Vladimir Putin siguen, cómo no, en los pensamientos de la UE. El presidente ucraniano y su causa siguen siendo la prioridad del bloque comunitario. En 2025, la Unión Europea destinó 30.600 millones de euros en apoyo presupuestario a Ucrania, de los cuales 12.500 millones provinieron del llamado Ukraine Facility y 18.100 millones de la iniciativa G7 ERA basada en ingresos extraordinarios de activos rusos inmovilizados; este paquete formó parte del esfuerzo más amplio de la UE para sostener la estabilidad financiera de Ucrania, garantizar el funcionamiento del Estado y apoyar su resistencia y futura reconstrucción en plena guerra. El objetivo final es que Kiev tenga “la posición más fuerte posible” en la mesa de negociaciones.

¿Y qué pasa con Putin? Rusia no cuenta con la UE como interlocutor válido y la Unión insiste en mantener la presión sobre Moscú. No hablan entre ellos y los últimos acontecimientos pasan por el hecho de que el presidente ruso aseguró que no quiere una guerra con Europa pero que está preparado para ella, si llegase. A eso, el continente ha respondido que también tiene los medios para responder. Moscú no tiene prisa en Ucrania y mientras la UE trabaja en cómo usar los activos rusos congelados para ayudar Kiev y en cómo aprobar el vigésimo paquete de sanciones contra el régimen de Putin.

Macron y una Francia que no se encuentra

Desde lo puramente político e institucional el protagonista claro de 2025 en Europa ha sido Emmanuel Macron: tres primeros ministros en un año marcado por la incertidumbre han dejado a Francia muy tocada, sumida ya en un auge imparable de la derecha radical de Marine Le Pen y Jordan Bardella y con el presidente en su punto más bajo de valoración. Eso sí, sigue renunciando a convocar elecciones legislativas anticipadas mientras el país sigue buscando unos presupuestos de consenso entre partidos políticos que apenas encuentran elementos en común.

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Macron busca en el marco europeo lo que no encuentra en casa, pero a nivel UE tampoco está en su mejor momento. Se encuentra fuera de la negociación directa en la paz en Ucrania y el reconocimiento del Estado palestino tampoco fue un acicate para aumentar su popularidad. No puede presentarse a las siguientes elecciones presidenciales en 2027, pero además su inacción le deja sin reemplazo claro en un espacio político centrista que en Francia parece que ha pasado a mejor vida.

Giorgia Meloni, ¿el modelo de estabilidad?

Lo contrario a Francia ahora mismo es Italia. La economía italiana atraviesa actualmente una fase de crecimiento modesto, con previsiones en torno al 0,5% para 2025 y una ligera mejora posterior, impulsada sobre todo por la demanda interna y las inversiones vinculadas al plan de recuperación. Pero esa timidez económica va a acompañada de una estabilidad política muy pocas veces vista en la historia reciente del país. De hecho, el Gobierno liderado por Giorgia Meloni ya persigue la duración de los últimos de Berlusconi.

A nivel europeo ha capitaneado el debate que siempre quiso liderar: la migración. Su propuesta de centros de retención en Albania, aunque con choques judiciales, se ha convertido en una referencia para el debate dentro de la UE, y hay varios socios -no es el caso de España- que apoyan este modelo. Además, Meloni ha sabido mantenerse al lado de Ucrania y desmarcarse de la radicalidad de quienes en otros momentos fueron sus grandes socios como Viktor Orbán o Vox. Ese pragmatismo más allá de la ideología la ha convertido en una líder muy respetada.

Teresa Ribera: un contrapeso para la jefa

La agenda de la UE este año ha estado marcada por la simplificación administrativa y por un aumento del pragmatismo en la política climática. Tanto es así que Teresa Ribera, vicepresidenta de la Comisión Europea, se ha convertido sin hacer demasiado ruido en el contrapeso de Von der Leyen. En los pasillos de Bruselas las voces más cercanas a ambas aseguran que su relación no es la mejor, y el aplazamiento por ejemplo de las medidas de simplificación medioambiental se convirtió en un termómetro de esas tensiones.

Pero no solo en esos temas se ha reivindicado la española, también en lo que tiene que ver con las normas de competencia. El cerco a las grandes tecnológicas en forma de multas ha aumentado, como se vio con la sanción de 120 millones a X que desató la ira de Elon Musk. Eso sí, meses antes Von der Leyen habría frenado otra multa Google para no enfadar demasiado a la Administración Trump, que sigue pidiendo a Bruselas que relaje sus normas digitales en favor de los intereses de las grandes tecnológicas americanas.

Maia Sandu y la cara de la ampliación

Dentro de todas las turbulencias la UE quiere dar un impulso a la ampliación en los próximos años y más allá de Zelenski el mensaje más rotundo en este sentido lo dio en 2025 la Moldavia de Maia Sandu. Entre amenazas de injerencias rusas, el país votó a las fuerzas proeuropeas en las elecciones y salvó por poco un referéndum en favor de la entrada en la Unión, aunque el camino moldavo todavía tiene mucho recorrido por delante y falta por ver si va en paralelo al de Ucrania como se pretende desde Bruselas.

El 2025 ha sido quizá el año más complicado para los protagonistas dentro de la UE por las exigencias que vienen de fuera y la necesidad de reformarse a nivel interno. La lista de buenos y malos es más larga, y quizá dentro de 365 días entren otros nombres, otros se mantengan y otros pasen precisamente a una historia que será la que juzgue si fueron buenos o malos para el proyecto europeo.



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