#Mundo:”El último bastión de la socialdemocracia europea es el Gobierno español y la derecha quiere acabar con ello” #FVDigital

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El curso político se va terminando en Bruselas y el presidente de la Delegación del PSOE en el Parlamento Europeo, Javier Moreno (Ginebra, 1965), analiza, en conversación con 20minutos los avances, los retos y sobre todo los deberes que tiene por hacer la Unión Europea después de, otra vez, unos meses muy convulsos en todas las esferas, también con España en el foco y con la agenda marcada por las relaciones con Estados Unidos, los equilibrios ideológicos y una agenda verde que se ha ralentizado.

¿Qué balance hace del curso político?En la legislatura pasada, especialmente durante la presidencia española, ya vi que los sondeos empezaban a moverse y que este Parlamento iba a ser diferente. Durante esa presidencia logramos sacar adelante 70 expedientes legislativos en cinco meses, lo cual fue bastante. Yo empezaría por ahí, porque después la elección y la votación del colegio de comisarios fue un momento intenso; y ahora nosotros tenemos a Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión, y en realidad actúa como contrapeso a la derecha.

El contexto está muy marcado además por dos guerras, en Ucrania y en GazaCon Ucrania estuvimos desde el primer día, porque no es solo un ataque a ese país, sino a Europa, a la democracia y al proyecto europeo. Hay que seguir apoyándolos. Y no es que Ucrania no tenga vehículos: es que muchos de ellos vienen de nuestros países. Respecto a Oriente Medio, desde el Grupo Socialista hemos hablado claramente de genocidio por parte de Netanyahu. Por fin nos estamos planteando suspender el acuerdo con Israel. Así que sí, estas dos guerras marcan muchísimo.

¿Y cómo le marca el paso Trump a la UE?Él podría iniciar una guerra comercial. Nosotros, como mayor bloque comercial del mundo, con un mercado interior de 450 millones de personas, tenemos que seguir negociando con firmeza, estar preparados para responder, y proteger nuestras empresas y ciudadanía. El plan propuesto por el presidente del Gobierno, con más de 14.000 millones de euros, es importante. Yo incluso lo he mencionado en reuniones, preguntando si otros países tienen algo parecido. La mayoría pone cara de póker; no parecen haberlo previsto. Y además tenemos que darnos cuenta de nuestra posición: somos el primer bloque comercial. En América Latina, por ejemplo, tenemos un acuerdo con Canadá que, aunque provisional, está funcionando muy bien.

¿Se está debilitando el impulso verde, mientras se prioriza la defensa?Nosotros apoyamos una defensa europea, pero entendida en sentido amplio. Está bien mejorar las capacidades militares, pero también hay que entender que la seguridad depende de tener una sociedad cohesionada. Si hay desigualdad, si la gente no tiene acceso a la vivienda, eso también es inseguridad. No se trata de quitarle dinero a la vivienda para dárselo a la defensa. Hay que encontrar un equilibrio. Podemos simplificar algunas regulaciones si son demasiado pesadas para las empresas, pero eso es una cosa. Otra es desmantelar todo por razones ideológicas.

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¿Son ustedes partidarios de un equilibrio en la política verde?Nosotros estamos a favor por ejemplo de reducir el peso de algunas normativas, quitar burocracia. Pero una cosa es eso y otra desmantelar el Pacto Verde. Hay que buscar un equilibrio, pero tengo la sensación de que el PPE muchas veces se deja arrastrar por la extrema derecha. Y eso es muy peligroso. Quieren condicionar los fondos europeos: “Te lo doy, pero tienes que hacer esto, esto y esto”. Imagina las reacciones. Quieren desmontar lo construido durante décadas.

¿Cuánto afecta todo lo que pasa en España en torno al Gobierno al día a día en Bruselas?Ahora mismo el último gran país socialdemócrata somos nosotros. La derecha mundial quiere acabar con la socialdemocracia y con Europa tal como la conocemos. En cuanto a lo que pasa en España, esto no es nuevo. En mi primer mandato, cuando el presidente era Zapatero, ya se usaba el Parlamento Europeo como trinchera para atacar al Gobierno. Y ahora, con Pedro Sánchez, lo mismo.

¿Es España una excepción en la ‘nacionalización’ de los debates?Aquí hay 27 países, cada uno con sus propios problemas. Cuando traemos aquí los enfrentamientos nacionales, quedamos en ridículo y desprestigiamos la institución. Pero a veces no queda más remedio que responder. Nosotros nunca atacamos a Rajoy desde aquí, al menos no provocando debates. Pero el PP sí lo hace ahora.



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