La situación mundial que estamos atravesando era inimaginable hace solo unos pocos meses. El tsunami provocado por el anuncio de Trump de imponer aranceles a todo el mundo –especialmente a aliados como la Unión Europea–, y también sus sucesivas marchas atrás (rebajarlos del 25% al 10%, eliminarlos de los bienes electrónicos) han causado zozobra a los mercados, a los Gobiernos y –lo que es más importante– a millones de ciudadanos y ciudadanas.
Ante esto, el Gobierno de Pedro Sánchez ha demostrado una gran responsabilidad y una enorme capacidad de reacción: antes, durante y después, ha estado a la vanguardia de sus socios europeos en la respuesta ante el ataque arancelario. El mismo día del anuncio, el presidente español se reunió con los agentes sociales para consensuar una respuesta. Al día siguiente, mantuvo una reunión con representantes de las industrias españolas afectadas por los aranceles. El Consejo de Ministros del 8 de abril aprobó el primer decreto de ayudas a los sectores afectados, dotado con más de 14.000 millones de euros. Y ayer, el Gobierno activó el escudo de 5.000 millones en avales para empresas.
Frente a esto, el comportamiento del PP esta siendo errático. Mientras su portavoz económico, Juan Bravo, trazaba junto al ministro Carlos Cuerpo una línea permanente de comunicación para lograr el apoyo del principal partido de la oposición al primer decreto, Feijóo y sus más cercanos colaboradores se han empleado en echar por tierra el camino hecho. Y no solo se han dedicado a denostar el decreto con la primera excusa que les venía a la cabeza, sino que han criticado de forma absolutamente irresponsable el necesario e importantísimo viaje del presidente a China.
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Y mientras las Comunidades Autónomas presididas por el Partido Socialista impulsaban de forma casi inmediata planes y líneas de ayuda a las empresas, la presidenta Ayuso ha llegado a decir, en otro de sus ataques de patrioterismo, que el viaje a China servirá «para entregar España a los intereses del comunismo chino». La ciudadanía sabrá juzgar cuando llegue el momento quién ha sido responsable y quién irresponsable ante una cuestión que marcará un antes y un después en nuestra economía y en el mundo tal como lo conocemos