Andrea Yates, una madre de Texas que ahogó a sus cinco hijos en 2001 tras una psicosis posparto, ha rechazado una audiencia que había determinado si era competente para ser dada de alta del hospital. La decisión llega mientras la tiene derecho a someterse a una evaluación cada año, pero se ha negado reiteradamente a ser evaluada.
De acuerdo con un informe de New York Post, la mujer de 60 años vive una vida tranquila dentro del Hospital Estatal de Kerrville, que está destinado a aquellos absueltos de un delito penal y enviados por un tribunal a recibir servicios de salud mental para pacientes internados.
El informe señala que Yates sus días haciendo tarjetas de felicitación y otras manualidades, a menudo con arcoíris y mariposas. Vende sus artesanías en exposiciones de arte y festivales. Las ganancias de sus ventas se destinan al Yates Children’s Memorial Fund, que ayuda a personas que sufren depresión posparto.
El nombre de Yates se dio a conocer el 20 de junio de 2001, cuando ahogó a sus cinco hijos pequeños en la bañera de su casa en un suburbio de Houston mientras tenía 37 años. Según el testimonio del tribunal, la mujer esperó a que su marido, Rusty, se fuera a trabajar. Cuando él se fue, la mujer comenzó a ahogar a sus hijos, que fueron identificados como Noah, de 7 años, John, de 5, Paul, de 3, Luke, de 2, y Mary, de 6 meses, uno por uno.
Luego de entregarse, Yates fue acusada de cinco cargos de homicidio punible con la pena capital. La fiscalía calificó el crimen de “atroz” y abogó por la pena de muerte. Sin embargo, la defensa argumentó que Yates sufría de depresión severa y psicosis como resultado de su reciente parto, y que eso la llevó a matar a sus hijos.
Inicialmente, la mujer fue condenada por asesinato y sentenciada a cadena perpetua. También manifestó pensamientos delirantes y dijo a las autoridades que había considerado matar a los niños durante dos años para salvarlos de la condenación eterna.
“Mis hijos no eran justos”, le dijo Yates a su psiquiatra en la cárcel, según documentos judiciales. “Se equivocaron porque yo era malvada. Por la forma en que los estaba criando, nunca podrían ser salvados. Estaban condenados a perecer en el fuego del infierno”.
Los abogados de Yates apelaron el caso y se les concedió un nuevo juicio, basándose en su estado mental. En 2006, fue declarada no culpable por razones de locura, por lo que fue trasladada al hospital de Kerrville.
Yates no está obligada a solicitar la liberación, pese a tener derecho a determinar su salud mental. Según los tribunales, puede pasar el resto de su vida en la institución. El informe del Post precisa que suele hablar con su esposo todos los meses, pese a que se divorciaron y tiene un nuevo matrimonio.
Con información de New York Post
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