En el Elmhurst Hospital Center de Nueva York, dentro de la habitación 304, una mujer de 74 años mantiene viva la esperanza de reencontrarse con sus hijos. Su nombre es Altagracia del Villar, una inmigrante dominicana que, pese a los efectos de la esquizofrenia y a años de separación familiar, conserva intacto su amor maternal.
Altagracia llegó a Estados Unidos en 1998 desde el sector Los Minas, en República Dominicana. Su objetivo era claro: encontrar estabilidad, legalizar su situación migratoria y luego reunirse con sus dos hijos, Eliezer Tomás y Moisés David Martínez.

Con ilusión y determinación, trazó ese plan mientras se adaptaba a un nuevo entorno. Sin embargo, el rumbo cambió drásticamente en 2001, cuando perdió a su madre. Ese suceso marcó también la última vez que vio a sus hijos. A partir de entonces, una condición de salud mental que en ese momento no había sido diagnosticada comenzó a influir de forma profunda en su vida.
El avance de la enfermedad la alejó de su entorno y la desconectó del contacto con sus hijos. Posteriormente, recibió diagnóstico de esquizofrenia, además de diabetes y presión arterial alta. Desde entonces, ha permanecido bajo cuidados médicos en distintas instituciones, incluyendo centros comunitarios, clínicas y hospitales.

Hoy, en una etapa delicada de salud, continúa recordando los nombres de sus hijos, sin saber si ellos conocen su historia o si aún residen cerca. La familia de Altagracia señala que Eliezer Tomás podría estar en República Dominicana, posiblemente vinculado a la Policía Nacional. Por su parte, Moisés David Martínez podría estar en algún lugar de Nueva York.
Los dos hermanos crecieron separados de su madre, tal vez sin entender del todo los motivos de su ausencia ni las dificultades que ella ha enfrentado durante más de veinte años. Dolores Aurich, sobrina de Altagracia, es quien comparte este mensaje en nombre de toda la familia.

“Ella entre su enfermedad los menciona… en el hospital tiene cosas guardadas para ellos. Sabemos que la vida los separó, pero este reencuentro no es solo su deseo, es el clamor de una familia que nunca se rindió”, expresa con emoción.
La familia hace un llamado público a Eliezer y Moisés, o a cualquier persona que pueda ayudarlos a encontrarlos. El tiempo no ha borrado la presencia de esta madre. Altagracia no espera explicaciones. Solo desea volver a verlos, aunque sea una vez más. Quien tenga información puede comunicarse con Dolores Aurich al número +1 917-292-6489.


