
En la República Dominicana, el apellido Guerrero está ligado de manera profunda a la historia del béisbol. La exaltación de Vladimir Guerrero al Salón de la Fama de Cooperstown reafirmó un legado deportivo que permanece en la memoria.

Sin embargo, dentro de esa tradición, uno de sus hijos eligió seguir un rumbo distinto, sin guante ni bate, pero con igual sentido de orgullo familiar.
Se trata de Miqueas Guerrero, un joven de 23 años que recientemente obtuvo su título como ingeniero civil en Estados Unidos y ya forma parte de una firma reconocida en el área.
Su camino marca un contraste con el de sus hermanos: Vladimir Guerrero Jr., figura de los Azulejos de Toronto en Grandes Ligas; Pablo Guerrero, firmado por los Vigilantes de Texas; y Vladi Miguel Guerrero, vinculado a los Mets de Nueva York.

Desde su infancia, Miqueas estuvo en contacto con el béisbol, aunque nunca lo visualizó como meta de vida. “Me gustaba jugarlo, claro que sí, pero más por diversión que por pasión… nunca fui bueno en el béisbol”, compartió en declaraciones al Listín Diario. Ese reconocimiento temprano le permitió comprender que su destino estaría lejos de los estadios.
El apoyo familiar fue constante. Vladimir Guerrero padre jamás intentó imponerle seguir el mismo camino que sus hermanos. Según recordó Miqueas, en su hogar nunca existió presión para convertirse en pelotero. “Siempre papi ha respetado la decisión de cada uno de nosotros”, expresó. La presión, en cambio, surgió fuera de casa, cuando personas en la calle le sugerían dedicarse al béisbol por llevar ese apellido.
El rumbo de su vida cambió gracias a la influencia académica. Una conversación con su profesora de geometría despertó su inclinación por las ciencias aplicadas.
Primero exploró la arquitectura, pero al profundizar en sus intereses encontró su verdadera vocación. “La investigué más y me interesó… así fue que terminé con ingeniería civil”, relató sobre su elección.

Tras culminar su formación universitaria, Miqueas inició su carrera profesional en una empresa del sector. Allí desarrolla proyectos de construcción que, al igual que los cuadrangulares de su familia, dejan huellas tangibles, aunque en un terreno diferente.
Su cercanía con el béisbol permanece a través del apoyo a su hermano mayor. Cuando Vladimir Guerrero Jr. juega en Texas, Miqueas asiste a los estadios de Houston o de los Rangers para compartir tiempo en familia.
Luego de más de una década residiendo en Estados Unidos, Miqueas no descarta la posibilidad de regresar a la República Dominicana en el futuro, con la intención de aplicar sus conocimientos en proyectos de infraestructura en su país natal.



