A veces son las percepciones las que hacen estas situaciones difíciles de digerir. Ver cómo tres pilares de los Mets —Brandon Nimmo, Edwin Díaz y Pete Alonso— se marchan en cuestión de semanas crea una realidad imposible de evadir para el presidente de operaciones de béisbol, David Stearns. Una única respuesta tampoco puede servir como antídoto universal.
Alonso partió hacia los Orioles con un contrato de cinco años y 155 millones de dólares. Los Mets ni siquiera le extendieron una oferta al líder histórico en cuadrangulares de la franquicia, pues sabían que el plazo y la cantidad excedían su zona de confort. Esa decisión genera una percepción negativa.
Díaz, quien logró 144 salvamentos durante seis temporadas regulares en Queens, se fue a los Dodgers con un acuerdo de tres años y 69 millones de dólares, después de que los Mets ofrecieran tres años y 66 millones. El cerrador nunca volvió a contactar al equipo antes de firmar con los bicampeones defensores, lo que tampoco mejora la percepción pública.
Finalmente, Nimmo, a quien se le pidió renunciar a su cláusula de no intercambio en un trato que lo envió a los Rangers por el infielder de 35 años Marcus Semien. Perder al jugador con más antigüedad en el roster, quien deseaba jugar la mayor cantidad de partidos en la historia de la franquicia, contribuye a esta narrativa complicada.
Las últimas 48 horas no dictaminarán si los Mets llegan a la Serie Mundial, ganan la Serie de Otoño o, simplemente, regresan a los playoffs después de una decepcionante campaña en 2025. Eso será determinado por las semanas y meses que siguen, por las emergencias y las temporadas de recuperación que se desarrollen entre abril y octubre.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**