La filosofía del pitcheo inicial en las Grandes Ligas ha experimentado una transformación significativa en los últimos años. Si bien aún no alcanza el consenso que tiempo atrás consideraba a los corredores de la NFL fácilmente reemplazables, sigue una trayectoria similar hacia la devaluación gradual del rol del abridor.
El creciente énfasis en el esfuerzo máximo, la alta velocidad y la calidad de los lanzamientos (‘stuff’) ha reducido las cargas de trabajo de los abridores, priorizando estrategias con múltiples lanzadores. Un inicio de siete entradas se ha convertido en una rareza más que en una expectativa regular. Además, mantener a un abridor por tercera vez frente a la alineación contraria se considera arriesgado y prácticamente tabú.
La crucial serie entre Mets y Phillies de esta semana ejemplifica claramente esta evolución en el pitcheo de las Grandes Ligas. **REDACCIÓN FV MEDIOS**