La enfermedad de Alzheimer es una afección neurodegenerativa que afecta a millones de personas en todo el mundo. A medida que los investigadores profundizan en su etiología y factores de riesgo, se ha descubierto que ciertos medicamentos comunes podrían aumentar la probabilidad de desarrollar esta enfermedad.
Los medicamentos anticolinérgicos y su relación con el deterioro cognitivo
Los medicamentos anticolinérgicos son una clase de fármacos que bloquean la acción del neurotransmisor acetilcolina en el sistema nervioso central. Este neurotransmisor desempeña un papel crucial en la memoria y la atención, y su deficiencia está relacionada con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
Los médicos prescriben medicamentos anticolinérgicos para tratar diversas afecciones, como la depresión, la incontinencia urinaria, las alergias estacionales y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Sin embargo, investigaciones recientes han revelado que estos fármacos pueden aumentar el riesgo de demencia en las personas mayores.
Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de California en San Diego encontró una asociación entre el uso prolongado de anticolinérgicos y el deterioro cognitivo acelerado. Específicamente, se observó un mayor riesgo en aquellos individuos que presentaban biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer en su líquido cefalorraquídeo y aquellos con un mayor riesgo genético de desarrollar la enfermedad.
El impacto de los anticolinérgicos en la función cognitiva
La interacción entre los anticolinérgicos y los biomarcadores de riesgo de Alzheimer tiene un efecto perjudicial en la función cognitiva de las personas. Por un lado, los biomarcadores indican que la degeneración comienza en una región específica del cerebro llamada núcleo basal de Meynert, responsable de la producción de acetilcolina. Por otro lado, los anticolinérgicos agotan aún más las reservas de acetilcolina en el cerebro, exacerbando el déficit de este neurotransmisor y afectando significativamente el pensamiento y la memoria.
Según el estudio, se observó un aumento del 47% en el riesgo de deterioro cognitivo leve en las personas que tomaban anticolinérgicos en comparación con las que no los tomaban. Además, aquellos con un mayor riesgo genético de desarrollar la enfermedad de Alzheimer y que tomaban estos medicamentos tenían más de 2.5 veces más probabilidades de desarrollar un deterioro cognitivo leve en comparación con aquellos que no tomaban anticolinérgicos y no tenían un riesgo genético elevado. Por último, los participantes con biomarcadores de Alzheimer en su líquido cefalorraquídeo y que tomaban anticolinérgicos tenían casi 5 veces más probabilidades de mostrar signos de deterioro cognitivo leve.
Recomendaciones y conclusiones
Aunque estos hallazgos son preocupantes, no significa que las personas deban dejar de tomar medicamentos anticolinérgicos de inmediato. Si actualmente está tomando alguno de estos medicamentos para tratar una afección médica, es importante que hable con su médico sobre los posibles riesgos y beneficios.
Es fundamental que los médicos evalúen cuidadosamente los medicamentos que prescriben a los pacientes mayores, especialmente aquellos con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Si es posible, se puede considerar la reducción de la dosis o la búsqueda de alternativas no anticolinérgicas.
La investigación en esta área continúa avanzando y es posible que en el futuro se puedan desarrollar nuevos enfoques terapéuticos que minimicen los efectos adversos de estos medicamentos.
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