“Me amputaron las manos y los pies por un choque séptico”

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Por: Helen Catt, Isabella Allen y Kate Whannel

Craig Mackinlay, diputado del Partido Conservador británico, sufrió hace ocho meses un episodio de sepsis que estuvo a punto de causarle la muerte.

Mackinlay sobrevivió pero tuvo que ser sometido a una amputación de manos y pies.

El diputado recuerda la conmoción que sintió al despertar de un coma inducido y descubrir que sus extremidades se habían vuelto completamente negras.

Eran «como plástico… como si fueran a caerse… estaban negras, desecadas, contraídas», dice.

En declaraciones a la BBC, dijo que ahora quiere ser conocido como el primer «diputado biónico», después de que le colocaran prótesis de piernas y manos.

Fue el 27 de septiembre cuando Mackinlay, de 57 años, empezó a sentirse mal. No le dio mucha importancia, se hizo una prueba de covid (que resultó negativa) y se acostó temprano.

Durante la noche estuvo muy enfermo pero seguía pensando que no era nada grave.

Sin embargo, a medida que avanzaba la noche, su esposa Kati, quien es farmacéutica, comenzó a preocuparse y le tomó la presión arterial y la temperatura.

Por la mañana, Kati notó que tenía los brazos fríos y no pudo sentir el pulso. Después de llamar a una ambulancia, Mackinlay fue ingresado en el hospital.

Al cabo de media hora su piel se había vuelto en lo que él dice era «un azul muy extraño». «Todo mi cuerpo, de arriba a abajo, las orejas, todo, azul», señala.

Había entrado en choque séptico. El diputado fue puesto en coma inducido que duraría 16 días.

A su esposa le dijeron que debía prepararse para lo peor, y el personal del hospital describió a su marido como «una de las personas más enfermas que jamás habían visto». Sus posibilidades de supervivencia eran sólo del 5%.

Ante la insistencia de su esposa, Mackinlay fue transportado desde su hospital local en Kent, al St Thomas, en el centro de Londres, justo enfrente de su lugar de trabajo, el edificio del Parlamento británico.

Eso casi no lo recuerda, pero lo que sí tiene en mente son los extraños sueños que cree que fueron provocados por la morfina.

Cuando volvió en sí, se impuso la sombría realidad.

Al despertar, recuerda haber oído discusiones sobre sus brazos y piernas. «Para entonces se habían puesto negros… era como si fueran a caerse», dice, comparándolos con el plástico de un teléfono móvil.

Afirma que no se sorprendió cuando le dijeron que tal vez habría que amputarlos.

«No tengo un título en medicina, pero sé cómo se ven las cosas muertas. Fui sorprendentemente estoico al respecto… No sé por qué. Podría haber sido el cóctel de drogas que estaba tomando».

“Una Navidad sombría”

La operación para las cuatro amputaciones tuvo lugar el 1 de diciembre. Recuerda que se despertó después del procedimiento sintiéndose extrañamente alerta.

Tan alerta que se preguntó si las amputaciones realmente habían ocurrido. «Pero me desperté y miré hacia abajo y obviamente te das cuenta de que lo habían hecho».

La Navidad fue «sombría» y la pasó con su familia, incluida su hija Olivia, de cuatro años que, «se adaptó muy fácilmente», dice Mackinlay.

«Francamente, quizás mejor que nadie. Creo que los niños son notablemente adaptables».

Olivia ha tenido que adaptarse a las nuevas prótesis de piernas de su padre, una de las cuales fue apodada Albert, en honor al muñeco utilizado por los prisioneros de los campos de guerra en la película de los años cincuenta Albert R.N.

Aprender a caminar con sus prótesis le ha llevado tiempo.

Primero, tuvo que reconstruir los músculos que se habían desgastado.

«Mis piernas nunca han sido grandes; siempre digo que tengo patas de pollo, pero ahora son patas de gorrión”.

«No tenían ningún músculo, era bastante horrible. Levantabas la pierna y podías ver un hueso y algo colgando».

Una vez que le colocaron las prótesis para las piernas, poco a poco volvió a aprender a caminar.

«Después de un tiempo, muy rápido piensas: ‘Puedo hacer esto’».

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El 28 de febrero, cinco meses después de sentirse enfermo por primera vez, pudo dar sus primeros 20 pasos sin ayuda.

Inevitablemente, el progreso fue intermitente. Le salieron ampollas dolorosas en áreas donde su piel se había lesionado y tuvo que detener el avance. «Eso fue muy frustrante; para mí, caminar era mi señal de éxito», afirma.

¿Qué es la sepsis?

La sepsis es una afección poco común pero grave que se desarrolla cuando el sistema inmunológico del cuerpo reacciona exageradamente a una infección y comienza a atacar sus propios tejidos y órganos.

Los síntomas pueden incluir dificultad severa para respirar y dificultad para hablar.

Si la sepsis no se trata a tiempo, puede convertirse en choque séptico y provocar fallas orgánicas.

Mackinlay señala que lo más difícil de afrontar ha sido la pérdida de sus manos.

«No te das cuenta de todo lo que haces con tus manos… usas tu teléfono, tomas la mano de tu hijo, tocas a tu esposa, trabajas en el jardín».

Afirma que sus prótesis de manos son «increíbles… pero nunca volverán a ser lo mismo».

«Así que realmente las manos son una verdadera pérdida».

Al igual que sus nuevas piernas, sus manos fueron proporcionadas originalmente por el Servicio Nacional de Salud (NHS), pero Mackinley optó por pagar por otras prótesis de manos más avanzadas porque dice que las que le dieron originalmente eran «algo de la época medieval».

«Eran simplemente objetos toscos. Las miré y pensé: ‘Bueno, no estoy seguro de para qué sirven más allá de romper ventanas y peleas en pubs’».

“El diputado biónico”

Además de perder las manos y los pies, la sepsis le ha dejado cicatrices en la cara y las encías, provocando que los dientes frontales se le aflojen.

«Estoy tratando de dejarme una barba de chivo para cubrirlo», dice.

Aunque su actitud es en gran medida positiva, Mackinlay admite haber tenido «momentos bajos».

«Me ocurre todas las mañanas porque después de dormir y tener un bonito sueño despiertas y te das cuenta de que no tienes manos”.

«Eso es cada mañana. Es muy fácil decir -y trato de recordarlo- que no tiene mucho sentido quejarse o deprimirse por las cosas que no puedes hacer”.

«Tienes que ser alegre y positivo acerca de las cosas que puedes hacer y cada día descubro que hay algo nuevo que puedo hacer”.

«Nada de esto sería posible sin mi esposa… No estaría donde estoy hoy sin ella”.

«Nosotros (los parlamentarios) probablemente pasamos demasiado tiempo en (el Parlamento de) Westminster, lejos de nuestras familias, persiguiendo esto, aquello y lo otro”.

«Ahora te das cuenta de que lo importante es la familia, los amigos y los hijos«.

Mackinlay dice que cuando regrese a trabajar hará campaña para asegurarse de que «el servicio de salud reconozca la sepsis lo antes posible».

«No habría servido de nada para mí, lo mío era inusual”, afirma. «Pero muchas personas deberían reconocer cuando algo está muy mal. Un espectro amplio de antibióticos podría evitar que pierdas extremidades».

Un portavoz del NHS dijo que el servicio proporciona un «paquete integral» de atención y apoyo para personas que han perdido extremidades, incluida una variedad de prótesis.

«Pero hay más por hacer», afirmó el portavoz.

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Y agrega: «Todas las unidades (del NHS) deben garantizar que los pacientes sean examinados adecuadamente y reciban antibióticos dentro de una hora después del diagnóstico de sepsis”.

Antes de ser elegido diputado, Mackinlay trabajó como contador público.

Originalmente fue miembro del Partido de la Independencia, una formación de derecha partidaria del Brexit, la salida de reino Unido de la Unión Europea. Después se unió al Partido Conservador y fue elegido diputado por South Thanet en 2015.

A pesar de lo que ha pasado, Mackinlay planea seguir en la carrera para las próximas elecciones en su distrito electoral de Kent. También dice que quiere convertirse en el «diputado biónico».

«Cuando los niños vengan al fantástico centro educativo del Parlamento, quiero que insistan a sus padres o a su profesor y digan: ‘Hoy quiero ver al diputado biónico’».

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