A principios de este mes, Tim Mayer, despedido como comisario por el presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, el año pasado, se presentó como candidato a las próximas elecciones. Mayer insistió en que no se trataba de una “venganza”, sino de ofrecer una alternativa real a un presidente que, según él, no había cumplido las promesas clave que hizo durante la anterior campaña electoral de 2021.
Ahora Mayer ha publicado su propio “manifiesto de impacto” que declara que “nuestra misión es proporcionar a los Clubes Miembros una alternativa convincente a la actual dirección de la FIA”, centrándose en “ejecutar los objetivos de la FIA de una manera ética y eficaz”. El mensaje es, por tanto, el mismo, pero Mayer ha añadido más detalles y, lo que quizá sea más significativo, un énfasis repetido en los medios de entrega, incluyendo “hitos” mensurables.
Cuando criticó al régimen actual durante el lanzamiento de su campaña a principios de este mes, Mayer habló de “la ilusión de progreso y la ilusión de liderazgo”. No es de extrañar, por tanto, que el lenguaje empleado en su “manifiesto de impacto” sea emotivo e impactante.
Pero también es interesante observar que los elementos del manifiesto relacionados con la movilidad y el deporte aún no se han publicado.
La presentación de Mayer insiste en su afirmación de que, bajo el mandato del actual presidente, los procesos de gestión de la FIA han perdido transparencia en lugar de aumentarla. La diapositiva inicial reza “Manifiesto sobre la gobernanza”, antes de que la palabra “gobernanza” sea tachada teatralmente y sustituida por la palabra “impacto”.
Las diapositivas siguientes, en un revoltijo algo desconcertante de tipos de letra y mayúsculas iniciales, insisten en el tema: “La gobernanza de la FIA es continuamente calificada de POBRE Y EN DECLIVE en la clasificación mundial”. El objetivo, dice, es situar a la FIA en el “20% superior de los órganos de gobierno según las medidas reconocidas a nivel mundial para 2028”.
La “Transformación de una cultura de control a una cultura de servicio” se detalla a través de varios hitos clave, de los cuales el “Día 1” es “Reducir el exceso presidencial”. En concreto, se trata de reducir los poderes ejecutivos del Presidente sobre órganos como los comités ejecutivo y de auditoría, incluida la capacidad de “despedir a voluntad” a los miembros elegidos.
“En ninguna institución del mundo los elegidos para ejercer de guardianes deberían poder ser despedidos por el propio ejecutivo al que se encargan de asesorar y supervisar”, se afirma.
Otros hitos incluyen los conocidos “100 días”, en los que Mayer promete haber reajustado la estructura de liderazgo para que el presidente tenga un papel claro en la organización, pero ya no sea el ejecutivo. Para entonces, también se compromete a crear un “Departamento de Apoyo a las Subvenciones” para los clubes miembros como mecanismo para impulsar el crecimiento, establecer un comité independiente de supervisión financiera y crear un “Mecanismo de la Verdad y la Reconciliación” independiente para que puedan investigarse “los abusos internos, la coacción o las infracciones éticas del pasado”.
Se dice que ese último elemento “no es un mecanismo de retribución, sino de curación, con facilitación externa”.
Tim Mayer
Fotografía de: Clive Mason/Getty Images
Los hitos para el primer año giran en torno a la estrategia financiera: racionalización de los gastos, dedicación de un porcentaje de los ingresos a los clubes miembros con fines de inversión y un programa de diversificación para “reducir la excesiva dependencia de campeonatos específicos”. Se trata, por supuesto, de una referencia indirecta a la Fórmula 1, pero es un área problemática, ya que la FIA debe respetar la separación entre Iglesia y Estado, por así decirlo.
Por ese motivo, el anuncio del régimen actual de que se hacía con el control de los derechos comerciales del Campeonato del Mundo de Rallycross resultó controvertido. Tal movimiento invita al escrutinio de los reguladores de las competiciones.
Los hitos del año 2-4 tienen un alcance más amplio, ya que incluyen compromisos para ampliar el crecimiento de los clubes miembros y revertir algunos de los estatutos implementados bajo el mandato de Ben Sulayem y Jean Todt, lo que hace más difícil que el presidente en funciones sea cuestionado en época de elecciones. Aquí el lenguaje también es contundente: “Eliminar los estatutos diseñados para permitir la manipulación del presidente en funciones”.
Un elemento clave es la introducción del requisito de que “cualquier cambio en los estatutos debe publicarse 120 días antes de la votación” para que los clubes miembros “tengan tiempo de entender y debatir los cambios en los estatutos”. En junio, la asamblea general de la FIA aprobó una controvertida revisión de los estatutos sobre el proceso electoral, a pesar de que el club automovilístico nacional de Austria criticó dichos cambios y pidió a los demás miembros que pospusieran la votación para poder debatirlos más a fondo.
La impactante presentación de Mayer concluye con una repetición de su invitación a los miembros para que aporten sus comentarios sobre las propuestas, lo que su campaña denomina “desarrollo de estrategias de código abierto”.
Aunque el tema general de la campaña de Mayer hasta ahora ha sido diferenciar su visión de cómo debería gestionarse la FIA de cómo, según él, está organizada actualmente, los elementos que actualmente quedan en blanco son quizás más significativos. Para que la campaña avance, Mayer debe presentar su “lista” de vicepresidentes, elegidos entre un grupo mundial de clubes automovilísticos.
Se da por hecho que ha reunido un equipo de ese tipo, pero las identidades se han mantenido en secreto hasta ahora, con el fin de evitar movimientos en contra, como la “carta de apoyo” para el titular de varios clubes de automovilismo publicada antes del Gran Premio de España. Cuando David Ward renunció como aspirante de Todt en 2013, fue porque Todt ya se había asegurado las promesas de apoyo de 11 de los 12 clubes automovilísticos norteamericanos.
Para los clubes miembros que elegirán su lealtad en los próximos meses, los elementos de movilidad y deporte del manifiesto de Mayer -también por ver- serán probablemente de mayor interés. Las cuestiones de principios éticos y de gobernanza están muy bien, pero tienden a quedar relegadas por cuestiones de pragmatismo: “¿Qué puedes hacer por mí?”
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