Por Carlos Arturo Guisarre. Las materias primas para la industria alimenticia es el rubro de importación que más presiona las cuentas nacionales y la balanza de pagos, incluso por encima del conjunto de compras foráneas de petróleo crudo y los combustibles fósiles, de acuerdo con cifras del Banco Central correspondientes al sector externo.
En 2023, el renglón “materias primas para la industria alimenticia sin elaborar” suma importanciones US$1,060.9 millones, casi duplicando su monto desde 2020, cuando esa categoría etiquetada por el Banco Central sumaba US$565.6 millones. Por lo tanto, se puede inferir una expansión relevante del entorno industrial asociado con los alimentos procesados, igualmente el gran salto en los precios puede ser causado por la “gran inflación” que ha perjudicado al mundo desde la vuelta del encierro por el covid-19.
En ese sentido, el renglón bancentraliano para etiquetar a los combustibles fósiles, bajo la leyenda “petróleo crudo y resconstituido (combustibles)”, alcanzó un monto de importación equivalente a los US$803.5 millones, en un lejano tercer lugar, puesto que incluso la fundición de hierro motivó más compras extranjeras que el “oro negro”, una buena noticia para los entusiastas de la prevención del llamado cambio climático, cuyos promotores responsabilizan a los hidrocarburos como mayores aportantes de los gases de efecto invernadero.
Es que República Dominicana importa al año US$1,012.1 millones en materias primas basadas en función de hierro y acero, cuentan las estadísticas del Banco Central. Este monto demuestra o la fortaleza de la industria metalera semipesada o más bien los exorbitantes precios que estos materiales experimentan en los mercados globales, puesto que aquel número duplica al del año de la pandemia, 2020, cuando en función se compró a otros países el equivalente a US$472.1 millones.
Las materias plásticas artificiales arrojaron un número de importanción de US$619.1 millones, para ocupar el tercer lugar entre los insumos primarios que se importan a territorio dominicano. Mientras que el maíz a granel para el consumo humano y animal impone una factura anual de US$368.1, de acuerdo con las cifras de importaciones del Banco Central.
De igual forma, la materia prima para la agricultura sumó una importación de US$196.3 millones, pese a que el volumen de compra no aumentó de manera significativa, por los mismos efectos de “la gran inflación” que azotó el mundo justo después del encierro del covid-19.
El país importó US$189.9 millones en madera y US$45.8 millones en azúcar cruda. Llama la atención que entre 2017 y 2022 el monto de compras foráneas de azúcar es cero.