Quienes conocen Nueva York y quienes se mueven en vecindarios como Jackson Heights, Corona, Elmhurst, y otras partes de Brooklyn y el Alto Manhattan, han escuchado alguna vez la popular frase “Masajes, masajes”, como parte del mercadeo criollo que mujeres de todas las edades dedicadas a ese negocio pronuncian para ganarse la vida.
Por unos cuantos dólares, que varían entre los $30 y los $100, masajistas como Zenaida, quien trabaja en un local de la popular Avenida Roosevelt, en Queens, garantizan media o una hora de trabajo corporal para ayudar a sacar nudos producto del estrés, aliviar dolores, relajar cuerpos cansados y todo tipo de técnicas de bienestar.
“Estamos para consentir, esa es la verdad. Muchas de nosotras no somos tan expertas como las chinas, que tal vez conocen mejor el mundo de los masajes terapéuticos, pero nosotras sabemos donde poner la mano para que la gente que viene se relaje, sin que eso signifique que somos prostitutas“, asegura la venezolana, de 27 años, quien advierte que comenzó en el negocio de los masajes por una amiga suya que la refirió, y gracias a eso ha podido valerse por sí sola sin depender de ayudas de la Ciudad.
“Yo nunca estudié masaje ni nada de eso, pero mis clientes siempre salen contentos. Y aunque también a veces atiendo a mujeres, la mayoría son hombres que andan cansados de tanto trabajar y tienen un momento para les relajemos el cuerpo, pero no pasamos al plano sexual. Las que hacen eso ya es cosa de ellas, pero la mayoría solo hacemos el masaje“, dijo la joven.
Sin embargo, a pesar de la defensa que la venezolana hace de su labor, vecinos del sector y las propias autoridades afirman que ante la falta de reglamentaciones específicas que metan en cintura a los salones de masajes, muchos de esos sitios se han convertido en centros de prostitución, en las que mujeres, mayormente inmigrantes, son víctima de tráfico humano y sexual, y de múltiples abusos. El trabajo sexual no es legal en Nueva York, a pesar de la intensa lucha para que deje de criminalizarse, y a principios de este año seis sitios que se mostraban como salones de masajes fueron cerrados durante una redada policial en la Avenida Roosevelt.
Y tras asegurar que urge formalizar los negocios de masaje para evitar que se conviertan en oportunidades para que mujeres sean explotadas, el concejal de Queens, Francisco Moya, acaba de introducir en la Legislatura municipal, dos proyectos de ley que buscan regular el negocio.
El político de origen ecuatoriano, asegura que decidió moverse hacia esa dirección, luego de escuchar quejas y denuncias de vecinos, y ver la proliferación de negocios ilegales de masajes que operan abiertamente sin rendirle cuentas a nadie.
El paquete legislativo de Moya, que deberá sortear varias etapas al interior del Concejo Municipal para que sea debatido, pretende regular a todos los establecimientos de masajes en la ran Manzana, a través de la concesión de licencias de operaciones de terapia de masajes y el cumplimiento de requisitos sanitarios.
Entre otras cosas, busca exigir a las empresas que ofrecen servicios de masajes en una ubicación fija que obtengan permiso municipal para operar, que muestren sus licencias de manera visible y que se prohíba que empleen a personas sin licencia para brindar servicios de masajes, requisito que afectaría a la amplia mayoría de masajistas actuales, quienes confiesan no tener estudios en esa área. Asimismo, las iniciativas de ley del concejal de Queens, quien afirma que ha visto a su distrito transformarse en una zonas de bombillo rojo, “debido a la proliferación desenfrenada de salones de masajes ilícitos”, exigirían a los salones de masajes mantener registros que demuestren que su personal de masajes está debidamente acreditado, o de lo contrario, enfrentarían sanciones civiles por violaciones de los requisitos de licencia.
“Mi comunidad ha visto cómo ciertas partes de nuestro condado se han convertido en focos de prostitución debido al aumento de presuntos centros de masajes que operan ilegalmente y facilitan la trata de personas, la explotación laboral y otras actividades ilícitas”, dijo Moya a El Diario NY. “Es por eso que, además de colaborar estrechamente con el alcalde Adams y las agencias pertinentes de la ciudad, he introducido un paquete legislativo que exigirá a estos negocios de la ciudad de Nueva York obtener una licencia para operar legalmente. Además, se establecerán requisitos sanitarios para asegurar que cumplan con los estándares necesarios de higiene y seguridad, protegiendo así la salud y el bienestar tanto de los clientes como de los trabajadores”.
Las quejas de residentes de Jackson Heights, como Maria Edilma Mendieta, están a la orden del día, y tras enterarse del paquete de leyes, declaró su apoyo total a la iniciativa, pues afirma estar “harta” de ver a mujeres ofreciendo servicios sexuales de manera explícita en algunos centros de masaje.
“Qué bueno que por fin un político quiera meterle orden a esto, porque esta Roosevelt ya parece una zona de lenocinio. Aquí nomás a la vuelta de mi casa, hay varios sitios donde ellas se paran con pura pinta de prostitutas y entran a los clientes por unas puertitas, pero no lo hacen al escondido, todo es de frente y no les hacen nada, en cambio a vendedores ambulantes en las estaciones los persiguen y hasta les quitan las cositas”, comentó la madre de familia colombiana.
Edwin Thomas de la Sociedad de Terapeutas de Masaje Médico del Estado de Nueva York, manifestó su apoyo al paquete legislativo del concejal Moya, no solo para beneficio de quienes acuden a centros de masajes a recibir servicios sino también para los trabajadores y negocios.
“Esta legislación propuesta tiene como objetivo mejorar el profesionalismo y la seguridad en la industria de la terapia de masajes en rápido crecimiento al hacer cumplir las licencias y prevenir actividades ilegales”, dijo Thomas, al tiempo que mencionó que se prevé que la industria crecerá un 18% entre 2022 y 2032, debido a la gran demanda de tratamiento y alivio del dolor. “Protegerá a los consumidores que buscan terapias de masajes para el cuidado de la salud y garantizará condiciones de trabajo seguras para los terapeutas”.
Pero no todos apoyan la movida. Jaime Hernández, quien confiesa frecuentar de vez en cuando sitios de masajes de la Roosevelt, no solo se opone a que se gaste tiempo y recursos en proyectos semejantes sino que teme que nuevas exigencias y medidas ahuyenten a las masajistas y afecte negocios. Su propuesta es que las autoridades inviertan recursos en planes contra criminales y delincuentes de tráfico humano y que se haga inspecciones a casas de masajes, pero no que se señalen a todas.
“Yo no quiero tapar el sol con un dedo, es verdad que por aquí hay sitios de prostitución, y no es algo nuevo, siempre los ha habido y si quieren perseguir a los que trafican mujeres, eso es perfecto, pero no vengan ahora a querer acabar con negocios que a gente pobre y trabajadora como yo nos sirven para desestresarnos”, dijo el mexicano. “Los masajes son buenos. Deberían dejar tranquilas a esas pobres mujeres e incluso aprobar la prostitución cuando es libre, no podemos ser tan persignados”.
Mateo Guerrero, director del Programa de Liderazgo y Justicia Trans de la organización Make the Road New York, también mostró preocupaciones por el alcance que pudieran tener las leyes si llegan a ver la luz, y en particular dijo que pueden criminalizar más a comunidades marginalizadas.
“Los dos proyectos de ley que ha presentado el concejal Moya no hacen más que criminalizar la supervivencia de las personas. Penalizar el trabajo sexual o agregar requisitos onerosos para obtener licencias exacerba el riesgo para las personas que ya están desproporcionadamente sujetas a una vigilancia excesiva”, aseguró el defensor de la comunidad inmigrante.
“Ésta es una legislación peligrosa; En lugar de criminalizar a las personas que simplemente intentan alimentarse a sí mismas o a sus familias, el concejal Moya debería apoyar la protección de las trabajadoras sexuales aumentando la financiación de programas y servicios comunitarios diseñados para ayudar a las personas a mantener un techo sobre sus cabezas y ropa sobre sus espaldas”, dijo.
Qué buscan las leyes propuestas
- Exigir a las empresas que ofrecen servicios de masajes en una ubicación fija que obtengan una licencia municipal para operar como “negocios de terapia de masajes”
- Exigir que las empresas autorizadas de terapias de masajes muestren sus licencias de manera visible donde operan
- Prohibir que las empresas de masajes empleen a personas sin licencia para brindar servicios de masajes, a menos que estén exentos según la ley estatal
- Exigir a las empresas que mantengan registros que demuestren que su personal de masajes está debidamente acreditado
- Establecer sanciones civiles por violaciones de los requisitos de licencia
- El paquete legislativo apenas acaba de er introducido en el Concejo Municipal
- Si se aprueba, entrarían en vigor 120 días después de convertirse en ley
- La Ciudad deberá entonces establecer reglas para su implementación