El presidente venezolano, Nicolás Maduro, atraviesa días de alta tensión mientras Estados Unidos se prepara para iniciar una nueva fase de operaciones contra su gobierno, según revelaron antiguos funcionarios del régimen. Según estas fuentes, Washington planea acciones directas en los próximos días, incluyendo una posible operación de la CIA destinada a remover a Maduro del poder. La preocupación se ha intensificado en el Palacio de Miraflores, donde el mandatario teme convertirse en víctima de una traición interna o de un ataque militar estadounidense.
Un exdirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela confirmó al diario británico The Telegraph que Maduro teme por su vida. El informante señaló que el presidente desconfía de su propio círculo cercano y teme que cualquier movimiento de Estados Unidos pueda tenerlo como objetivo principal.

James Story, último embajador norteamericano acreditado en Venezuela, corroboró esta percepción y manifestó estar convencido de que el gobernante ‘no está durmiendo bien’ debido a la situación.
El clima de tensión se exacerbó tras el avance de la administración de Donald Trump en su intento de declarar al Cartel de los Soles como organización terrorista. Washington afirma que esta red, dedicada al narcotráfico, está dirigida por altos mandos militares venezolanos y involucra directamente a Maduro.
Pete Hegseth, secretario de Defensa de Estados Unidos, explicó que esta designación proporcionaría a su país ‘un abanico nuevo de opciones’. Trump anticipó que la medida permitiría atacar bienes y estructuras vinculadas al mandatario venezolano.
A pesar del ambiente de crisis, Maduro ha mantenido una agenda pública activa. El sábado asistió en Caracas al estreno de una serie televisiva basada en su vida. Un día antes, subió a una tarima frente a estudiantes y bailó al ritmo de música electrónica editada con su voz repitiendo ‘paz, paz, paz’.
El presidente cumplió 63 años el domingo y, en sus recientes apariciones, renovó su llamado al diálogo con Estados Unidos. Incluso se le vio balanceándose al compás de ‘Imagine’ de John Lennon durante un acto público.
No obstante, los reportes sobre un posible canal discreto de comunicación entre Maduro y Trump han generado inquietud entre sus colaboradores más cercanos. Analistas como Víctor Mijares, profesor de la Universidad de los Andes en Colombia, advierten que contactos de este tipo pueden generar suspicacias dentro de la estructura de poder.
Mijares explicó que Maduro debe buscar algún tipo de acercamiento con Washington sin que su coalición política, militar y criminal interprete que está intentando salvarse individualmente. ‘Lo vuelve un objetivo militar’, afirmó el académico.
La presión estadounidense se ha extendido al Caribe, donde el portaaviones USS Gerald Ford fue desplegado como parte de las maniobras de disuasión. A esto se suma la oferta de una recompensa de 50 millones de dólares por información que conduzca a la captura de Maduro.
En su círculo más próximo, algunos funcionarios ya especulan sobre la posibilidad de que el mandatario no pueda mantenerse en el poder. Así lo afirmó Eustoquio Contreras, exvicecanciller durante el gobierno de Hugo Chávez, quien rompió con el actual gobierno y ahora sostiene que existe un intento por evitar una eventual llegada al poder de María Corina Machado. La dirigente opositora ganó las elecciones de 2024, cuyos resultados fueron desconocidos por el oficialismo, y permanece oculta dentro del país.
Contreras aseguró que los círculos de poder chavista buscan diseñar una transición que no los exponga. ‘La crisis está llegando a su final. Ojalá sea por negociación. Si no, la violencia será inevitable’, comentó.
Mientras tanto, figuras como Andrés Izarra, exministro de Turismo actualmente en el exilio, indican que los altos mandos permanecen unidos porque no visualizan una salida segura. Izarra declaró que muchos temen persecuciones si abandonan el poder y que cualquier operación estadounidense podría apuntar directamente a Maduro.
El futuro político de Venezuela se encuentra así en un punto crítico, caracterizado por desconfianzas internas, movimientos militares en la región y un mandatario que, según allegados, ya no percibe firmeza en el suelo que pisa.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**

