BOLIVIA. -El presidente de Bolivia, Luis Arce, en una entrevista con EFE este sábado dijo que nunca tuvo una relación cercana con el destituido y encarcelado jefe militar Juan José Zuñiga, quien el miércoles encabezó un alzamiento militar para arrebatarle el poder del Ejecutivo.
El mandatario boliviano recibió a EFE en la Casa Grande del Pueblo, sede de su Gobierno en la ciudad de La Paz, con una chaqueta negra informal, una camisa blanca con bordados bolivianos y sin corbata, donde afirmó que tuvo miedo al ver los tanques acercarse pero que «alguien tenía que mantener la calma» para asegurar el bienestar de los bolivianos. Arce también habló sobre su relación con el expresidente y líder del oficialismo Evo Morales (2006-2019), entre otros asuntos.
¿Tuvo miedo por su vida y por el bienestar de los ciudadanos?
L.A: Por supuesto, todos somos humanos, nos sorprendió la acción, en ese instante pasaron por mi mente los momentos y eventos que viví en los años 79 y 80 cuando defendimos la democracia en dos golpes de Estado y los últimos pasajes de 2019.
Pero alguien tenía que mantener la calma y la serenidad, en ese momento empezamos a instruir algunas medidas a nuestro jefe de gabinete para informar a la población y difundir lo que estaba pasando en plaza Murillo, la respuesta del pueblo boliviano fue de inmediato, empezaron a aparecer grupos de ciudadanos.
¿Cuál era el plan de Zuñiga?
L.A: Él quería ser el presidente, él quería tumbar el Gobierno, lo dijo ese día, dijo que los militares querían recuperar la democracia y reconstruir el país. Era una clara afrenta, una declaración de un oficial que quería estar al frente del país.
Quería tomar Casa Grande, entrar y ser el próximo mandatario. Su intención era dar un verdadero golpe de Estado.
¿Por qué Zuñiga fracasó?
L.A: Le salieron mal varias cosas que actuaron en su contra, no todas las Fuerzas Armadas acataron su instrucción, los tres comandantes ordenaron el acuartelamiento de las fuerzas cuando nadie había autorizado. Había gente que no le respondió dentro de las fuerzas.
También quisieron seducir a la Policía, el jefe policial aseguró que los tres comandantes le pidieron que se unieran a ellos, reconozco su fortaleza y vocación democrática porque les dijo que «no lo iba a hacer».
Usted nombró comandante general a Zuñiga, ¿cuál era su relación con él?
L.A: Como con cualquier oficial.
Él señala que jugaba baloncesto los domingos con usted, que eran cercanos
L.A: Yo iba a jugar baloncesto, él no iba todos los domingos. Jugábamos con diferentes tipos de profesionales, jugábamos hace muchísimos años.
Siempre he tratado de diferenciar las cosas, nos divertíamos, bromeábamos, pero no tocábamos temas ni políticos, ni de gobierno, ni de Estado.
¿Usted no tenía una relación cercana ni de amistad con él?
Jamás hablé en privado, siempre hablábamos como cualquier compañero de basquetbol, siempre el respeto del comandante del Ejército con su presidente, porque está por delante el comandante en jefe.
¿Cómo interpreta entonces el acto de deslealtad de Zuñiga?
Está claro que él tenía pretensiones, que alguien le habló al oído, le calentó la oreja, le hicieron creer que podía ser el próximo presidente, desbancando el Gobierno democráticamente elegido.
Detrás hay otras personas, está claro.
¿Qué pasaba por su cabeza cuando confrontó a Zuñiga en la puerta del Palacio Quemado?
Minutos antes mencionaba a los medios que era un buen soldado, que cumplía su deber, que los militares debían reconstruir la patria, se creía un buen soldado, pero yo soy el comandante, yo soy el capitán; si es un buen soldado acate mis órdenes, le dije.
¿El país está más unido después del alzamiento?
Está más claro que nunca que el pueblo boliviano no está dispuesto a soportar otra asonada golpista, es un mensaje para todos los que están haciendo eso. El pueblo se movilizó, una central obrera se declaró en huelga indefinida.
FUENTE/ EFE