Los países representados en la COP29 de Bakú (Azerbaiyán) alcanzaron un acuerdo sobre el comercio de emisiones de carbono y la creación de un mercado mundial regulado para cumplir con los objetivos del articulo 6 del Acuerdo de París, según anunció este sábado por la tarde la Presidencia de la cumbre.
“Esta era una de las principales prioridades de la Presidencia para el año e impulsó a las partes hacia este hito mediante intensas negociaciones técnicas y políticas de doble vía. Esta estrategia rompió con años de estancamiento y finaliza el último punto pendiente del Acuerdo de París”, destacó el comunicado de la organización.
El acuerdo había dado sus primeros pasos en positivo cuando, en la primera semana de la cumbre de Bakú, se logró un primer acuerdo para construir un mercado de carbono centralizado en el marco de Naciones Unidas.
El artículo 6 del Acuerdo de París insta a los países a cooperar para reducir sus emisiones de carbono; en virtud del mismo un país puede transferir a otro los créditos de carbono que haya obtenido mediante la reducción de sus emisiones.
Esto supone que los países que liberen poco CO2 pueden vender derechos de emisión a quienes más generen, bajo la gestión de Naciones Unidas, con garantías de contabilidad y con registro de intercambios.
Para la presidencia de la COP, que vivió este sábado un día contrarreloj, donde no le faltaron críticas por la forma de llevar las negociaciones, el acuerdo alcanzado proporciona “mercados de carbono fiables y transparentes” a los países que colaboran para alcanzar sus objetivos climáticos.
Según la presidencia de Azerbaiyán, la creación del Mercado de Carbono de la ONU podría desbloquear flujos de inversión de 250.000 millones de dólares al año, lo que podría facilitar a los países el cumplimiento de sus respectivas contribuciones climáticas nacionales (NDC) que en cumplimiento de los acuerdos climáticos habrán de ser más ambiciosas.
El acuerdo alcanzado levantó esta noche una oleada de reacciones por ser una de las partes más controvertidas de la política medioambiental.
Por ejemplo, para la organización Greenpeace, los mecanismos de mercado de carbono acordados “son una estafa”, al permitir a la industria fósil compensar las nuevas emisiones.
Por su parte, Kelly Stone, analista política senior de ActionAid USA, destacó que el acuerdo elude la financiación climática en favor del “lavado verde”. “Los mercados de carbono que permiten la compensación —que son esencialmente permisos para seguir contaminando— no son acción climática”, concluyó.