los falsos mitos que hay que desmentir

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La sudoración excesiva, conocida como hiperhidrosis, ha sido durante mucho tiempo un problema de salud relegado a un segundo plano. Sin embargo, esta condición crónica y funcional, causada por una regulación alterada del sistema nervioso simpático, tiene un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen. Afortunadamente, en los últimos años se ha producido una verdadera revolución en el tratamiento de la hiperhidrosis, gracias a los avances de la medicina y la creciente conciencia de los profesionales de la salud.

La epidemiología de la hiperhidrosis: más común de lo que se cree

A pesar de que la hiperhidrosis afecta entre el 1 y el 3% de la población, esta cifra suele estar subestimada. Uno de los principales motivos es la falta de estudios epidemiológicos exhaustivos sobre esta condición. Además, muchas personas con hiperhidrosis no buscan atención médica, ya que se auto-estigmatizan y consideran su sudoración excesiva como un «defecto estético» en lugar de un verdadero problema de salud.

Otro factor que contribuye al subdiagnóstico es la falta de conocimiento sobre quién es el especialista de referencia para tratar la hiperhidrosis y la disponibilidad de opciones terapéuticas eficaces. Esto ha llevado a que muchos pacientes no hayan podido obtener un adecuado abordaje clínico y terapéutico.

Desenmascarando los falsos mitos sobre la hiperhidrosis

Foto Adobe Stock

A lo largo de los años, se han arraigado una serie de creencias erróneas sobre la hiperhidrosis, lo que ha dificultado aún más el camino hacia un tratamiento adecuado. Vamos a desentrañar algunos de los mitos más comunes:

El sudor excesivo de las personas con hiperhidrosis tiene mal olor

Uno de los mitos más extendidos es que el exceso de sudor produce un olor desagradable. Sin embargo, la realidad es que el agua producida en abundancia tiene un efecto de lavado que elimina los bacterias responsables del mal olor.

 Existen productos de limpieza que reducen la sudoración

Contrariamente a lo que se cree, no hay detergentes o productos de higiene que puedan reducir la sudoración excesiva. Estos productos no actúan sobre la causa subyacente de la hiperhidrosis.

 La alimentación influye en la sudoración

Si bien algunos alimentos picantes pueden aumentar temporalmente la sudoración, en general, la dieta no tiene un impacto significativo en la producción de sudor en personas con hiperhidrosis.

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Afeitarse mejora la situación

La presencia o ausencia de vello corporal no tiene ninguna influencia sobre la producción de sudor. Por lo tanto, afeitarse no mejora la condición de la hiperhidrosis.

La hiperhidrosis es un problema exclusivo del verano

Contrariamente a la creencia popular, la hiperhidrosis no es un problema estacional. Las personas que la padecen sudan de manera excesiva tanto en invierno como en verano.

La sudoración se debe a la ansiedad

Si bien la ansiedad puede generar una «ansiedad anticipatoria» en personas con hiperhidrosis, la sudoración excesiva no se debe a la ansiedad en sí misma, sino a una disfunción del sistema nervioso simpático.

La hiperhidrosis es un defecto estético

Lejos de ser un simple «defecto estético», la hiperhidrosis es una condición funcional que puede tener un impacto significativo en la vida de quienes la padecen. Especialmente en casos de antecedentes familiares, es importante que los padres estén atentos y eviten que los niños se auto-estigmaticen.

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Veronica Pereira
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