Dicen que Corea del norte envía diez mil soldados para ayudar a Rusia en su operación especial de invadir a la vecina Ucrania. Esta operación empezó en 24 de febrero de 2022 y ha invadido poco y mal, pero ha causado muchos estragos y Putin ha sacrificado cientos de miles de vidas de los suyos y de los invadidos. Como de esa Corea se sabe tan poco –por ejemplo, no se hacen selfis– la expedición es una novedad. Hay analistas que creían que Corea del norte no existe, que es un invento de los servicios para cobrar extras. Ahora se sabrá algo.
Los diez mil coreanos no son los Cien mil hijos de San Luis pero tampoco está mal. Se supone que estarán contentos de salir de su país, aunque sea para ir al matadero putiniano. Los pobres coreanos del norte padecen una dictadura horrible, o sea, una dictadura, y si van a Rusia y a combatir en Ucrania se supone que podrán hacer tres comidas como los venezolanos según dijo Errejón. Y estarán cerca de Europa, que es lo más. ¡Cerca de París y a cinco horas de Zaragoza! Ganen o pierdan muchos de estos coreanos acabarán de jubilados en la Costa del Sol.
Europa, tan atrasada como dicen Draghi y Letta (aunque sin llegar a Las Hurdes de Buñuel) no cuenta en la industria ni en la tecnología ni en nada, pero es el sitio ideal para emigrar. Aunque sea como soldado de leva de Corea. Las formas de llegar a Europa son múltiples y todas son de alto riesgo… si no eres rico. Si puedes comprar una mansión en España de seiscientos mil euros o más ya te dan los papeles, con la escritura el notario te entrega el DNI.
Las formas de llegar a Europa son múltiples y todas son de alto riesgo… si no eres rico
Europa se ha caído de la historia, va a remolque –sobre todo si gana Trump otra vez–, pero es el destino preferido, el lugar decadente fabuloso que incluye Grecia, Italia y Portugal y España. No hay nada igual. El cambio climático será en Europa mucho más bello. Cerrarán las fábricas de Volkswagen pero diez mil coreanos se han apuntado a un bombardeo para venir. Y eso que Ucrania, lo que queda, no está aun en la UE ni en la OTAN, reclamos universales. En Europa los soldados llevan correajes de Hermés.
Por eso los diez mil coreanos del dictadorzuelo se habrán apuntado voluntarios. Se supone que el régimen malvado vigila a sus familias para que los soldados no deserten del ejército de Pancho Villa de Putin, que ya ha asesinado a casi todos los suyos. Pero sólo por salir de Corea ya vale la pena el viaje. Es una especie de División Azul, la pura desesperación. El gran Berlanga se apuntó a la División Azul para salvar a su padre de las cárceles de Franco. Sin Berlanga y Azcona España sería una ruina, peor que Corea del Norte.
Otra ventaja para apuntarse a los diez mil es que no tienen que vestir su uniforme astroso y recosido (solo sacan los buenos para los desfiles, los del lado de fuera) porque Putin, además de merienda, les va a dar uno nuevo de Rusia, ropa de marca de top manta con logos y estrellas y hoces. A Putin le sobraron muertos y uniformes y emblemas de la URSS chapados con la hoz y el martillo, así que todos ganan.
Estos diez mil norcoreanos que vienen a invadirnos definen la nueva globalización que es turismo militar. La globalización buena, la comercial (que era una forma de colonización win-win, aunque unos ganaban más que otros, como siempre) se ha frenado y se embarulla con aranceles y sanciones. Hay más sanciones que memoria para almacenarlas y por eso hacen tantos centros de datos por los pueblos vacíos de España, para almacenar esa legislación mundial. Pero hay otra globalización que crece en silencio como las hemorroides y es la logística de los misiles, drones, metralletas y bombas, es mercado B y trapicheo que no pasa por el big data. Véase la peli Amigos de armas en Netflix. Ese mercado global es el mapamundi secreto. El gran trasiego. Y los diez mil soldados coreanos son la novedad, el factor humano (excepto que sean robocops de Tesla o Apple o Google desviados vía Corea para probar, que todo puede ser).
Así que la novedad mundial es este contingente de soldados que sellan con carne humana la alianza entre dos tiranos de Asia y todo para invadir Europa. Una vez visto que, por suerte, Irán e Israel no se deciden a ir a por todas, sino que se atacan avisando, como en las guerras de ese gran estratega que fue Gila, queda la guerra del norte, la invasión empantanada de Putin, que necesita gente de fuera para mantener el tipo sin que se le subleve la suya. Como dice Miguel Ángel Aguilar: atentos.