Quién sabe si, en el momento de firmar su nuevo contrato, George Russell habrá tenido la sensación de un déjà-vu. Nos vamos al 7 de septiembre de 2021. Mercedes es, en ese momento, el equipo que encabeza la lista de deseos de todo piloto, la escudería que lleva siete temporadas acumulando títulos. La oportunidad que se le presenta al inglés es de las que cambian una carrera deportiva y, con sólo veintitrés años, George consigue hacer realidad su sueño de convertirse en compañero de equipo de Lewis Hamilton.
La historia, sin embargo, se ha desarrollado de forma muy distinta a lo esperado; en los ochenta y seis grandes premios que ha disputado (hasta su último éxito en Singapur) Russell ha conseguido ganar cinco, muy lejos de las esperanzas que legítimamente podía tener por aquel entonces.
Para el británico, las Flechas Plateadas siempre han supuesto actuaciones claras, más allá de alguna hazaña competitiva aislada. Pero si el objetivo era convertirse en aspirante al título mundial, el balance ha sido negativo. La situación en la que Russell llegó a la renovación, oficializada este pasado miércoles, es casi idéntica a la de hace cuatro años.
Sobre el papel, Mercedes se presenta al inicio de la nueva era técnica de la Fórmula 1 con el reglamento de 2026 como favorita, un papel que se atribuye al equipo de Brackley (y Brixworth) no sólo por su excelente trayectoria en el anterior ciclo técnico en lo que a motores se refiere, sino también por su actitud siempre que se ha propuesto un cambio en la normativa para el próximo curso. La postura de Toto Wolff siempre ha sido firme: el reglamento no se toca, transmitiendo un mensaje de gran confianza en el trabajo que están haciendo.
La esperada renovación entre Russell y Mercedes llegó muy tarde, una prórroga en la que influyeron muchas situaciones, empezando por los meses perdidos por la escudería en la persecución del sueño de Max Verstappen, que quedó como en el aire una vez más. Sin embargo, han pasado dos meses y medio desde que el neerlandés (fue el pasado 31 de julio) confirmara públicamente que seguiría vinculado a Red Bull, un lapso de tiempo en el que Mercedes y George han mantenido largas conversaciones. El acuerdo, inevitable, se anunció ayer con un comunicado en el que se confirmaba la presencia de Russell y Andrea Kimi Antonelli en el equipo para la temporada 2026.
Toto Wolff, Mercedes
Foto de: Sam Bloxham / LAT Images vía Getty Images
En los últimos años se ha puesto de moda no especificar la duración de los contratos utilizando el término ‘multianual’, es decir, un acuerdo a largo plazo que no entra en detalles sobre la fecha de expiración. En el comunicado de prensa de Mercedes no hubo ninguna pista que transmitiera el mensaje de un acuerdo multianual, al contrario, se subrayó la presencia en el equipo (tanto de Russell como de Antonelli) “para la temporada 2026”.
En el caso del italiano todo es normal, pero para el inglés, algo no cuadra. En el paddock hay muchos ‘insiders’ que están convencidos de que el acuerdo se ha definido sobre una base de dos años, con un fuerte aumento del sueldo concedido a Russell que le equipara a los demás pilotos de primera línea. Además, tras largas discusiones, George ha conseguido algunos días menos para dedicarlos a actividades promocionales.
Pero las dudas persisten. ¿Cuáles son las razones que han llevado a Mercedes a querer ocultar la duración real del contrato? Y de nuevo: ¿se trata de un acuerdo blindado de dos años, o de uno con cláusulas de salida a finales de 2026? Es sobre todo esta última hipótesis la que acapara los titulares. No sería nada nuevo: el propio Hamilton, a finales de 2024, pudo dejar Mercedes activando una cláusula de rescisión del contrato firmado en verano de 2023. Fue la propia Mercedes (el 31 de agosto de hace dos años) la que anunció el acuerdo con Hamilton (y Russell) para las temporadas 2024 y 2025, pero en lo que respecta al siete veces campeón del mundo, las cosas desde entonces han sido de otra manera.
Las razones para dejar abierta la posibilidad de salida de Russell (por ambas partes) están ahí. Si Mercedes siguiera cultivando el sueño Verstappen, tendría sentido asegurarse la posibilidad de poder apostar por Max en un mercado de pilotos muy abierto, como el que se espera en 2026. Pero lo mismo se aplica también a Russell. El sueño de un campeonato del mundo con los de Brackley es concreto, pero después de cuatro temporadas de promesas incumplidas, también podría tener sentido para él asegurarse una vía de escape, en caso de que el año que viene se encuentre con un paquete técnico decepcionante.
El valor de George ha crecido mucho, y en caso de que Mercedes se encuentre en las condiciones de las últimas cuatro temporadas, podría merecer la pena mirar a su alrededor, especialmente teniendo en cuenta los contratos que pueden expirar, de Fernando Alonso en Aston Martin y Lewis Hamilton en Ferrari. Este es, por supuesto, el peor escenario posible, que tanto Russell como Mercedes esperan no tener que afrontar.
George Russell, Mercedes
Foto de: Simon Galloway / LAT Images vía Getty Images
La esperanza de ambas partes es que el acuerdo recién sellado pueda cimentarse con un inicio de la temporada 2026 en línea con las expectativas, un escenario en el que el contrato seguiría como estaba previsto, hasta el final de la campaña 2027.
En el escenario general, el que parece haber salido ganando es el propio Russell. Tras meses apartado a la espera de las decisiones de Verstappen, George se prepara para afrontar 2026 con el equipo que (sobre el papel) parece ofrecer mayores garantías.
Si todo va según lo previsto, su camino ya está definido. Si no, puede mirar a su alrededor, dejando a Mercedes con la necesidad de encontrar un sustituto sin el aura de equipo candidato al Mundial del que puede presumir a día de hoy. Un riesgo que Toto Wolff espera no tener que correr.
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