“Los demás mejoran, nosotros no. Desde el inicio del año no hemos mejorado” #F1 #FVDigital

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Hasta hace pocas semanas, Charles Leclerc consideraba Singapur uno de los pocos Grandes Premios capaces de devolver sentido a una temporada escasa en satisfacciones, un destello en la oscuridad de un año que comenzó con otras ambiciones. Con el paso de los días, sin embargo, la historia cambió: ya en la víspera de Marina Bay, el monegasco había reducido sus expectativas.

Lo habíamos comentado antes de la carrera: para aspirar a un buen resultado, la Rossa tendría que destacar precisamente en aquellas áreas que en 2025 la han traicionado con frecuencia, desde las dificultades para generar agarre en el eje delantero en curvas lentas y largas, hasta la crónica dificultad para poner en temperatura el compuesto más blando. Y así fue: todos los límites previstos se manifestaron con claridad.

A las dificultades conocidas se sumaron también los problemas de frenos, una constante durante la temporada, pero en Singapur aún más evidentes: ambos pilotos de Ferrari tuvieron que gestionar el sistema en varias fases de la carrera. Leclerc, desde la vuelta 8 en adelante, sufrió un desequilibrio de temperatura entre los frenos traseros derecho e izquierdo, una anomalía que con el paso de las vueltas se extendió también al eje delantero.

Charles Leclerc, Ferrari, Andrea Kimi Antonelli, Mercedes

Foto de: Glenn Dunbar / LAT Images via Getty Images

“Desde la vuelta 8 en adelante fue todo un trabajo de gestión de los frenos. Creo que todos deben gestionarlos, en cierta medida, en un circuito como este. Pero creo que nosotros estábamos peor que los demás, y eso hace todo extremadamente complicado. En fin, nuestra carrera fue realmente difícil”, explicó el ferrarista al final de la carrera, visiblemente decepcionado tras otro fin de semana complicado.

Un problema que minó la confianza en la frenada, obligando al monegasco a un continuo lift and coast, es decir, levantar el pie antes del punto de frenada en prácticamente cada curva para aligerar la carga sobre el sistema. En Singapur, la gestión de los frenos es habitual debido a las continuas frenadas y al escaso margen para enfriarlos, pero en el caso de Ferrari fue aún más extremo.

No es casualidad que Leclerc ni siquiera lograra defender la posición ganada en la salida frente a Andrea Kimi Antonelli: las evidentes dificultades de frenado lo obligaron a ceder el paso primero al italiano de Mercedes y luego a su compañero de equipo. Pero más allá de los problemas con los frenos, lo que genera mayor preocupación sigue siendo otro aspecto: el rendimiento.

Charles Leclerc, Ferrari

Foto de: Sam Bagnall / Sutton Images via Getty Images

Ciertamente, era difícil imaginar que, sin actualizaciones y tras una temporada complicada, el SF-25 pudiera cambiar repentinamente su ADN. Pero acumular decepción tras decepción, incluso en pistas donde quedaba un atisbo de esperanza de brindar alegría a los aficionados, representa algo amargo de digerir.

“Lamentablemente, no tenemos el coche para luchar con los chicos de adelante. McLaren F1 siempre ha mantenido la misma ventaja sobre nosotros respecto al inicio del año. Red Bull Racing dio un paso adelante desde Monza y se puso al mismo nivel que McLaren. Ahora también Mercedes está al mismo nivel que McLaren y Red Bull, y luego estamos nosotros. No es fácil. Por el momento parece casi que somos pasajeros del coche y no logramos sacar mucho más”, dijo un Leclerc desolado.

Para un equipo que a comienzos de temporada aspiraba a luchar por el título, 2025 no puede considerarse un año positivo, sobre todo si se piensa que Ferrari sigue siendo el único de los equipos punteros que aún no ha conseguido una victoria, salvo la sprint de China. Un panorama desolador que el propio Leclerc ya no intenta ocultar.

Charles Leclerc, Ferrari

Foto de: Simon Galloway / LAT Images via Getty Images

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De aquí al final de la temporada no se esperan actualizaciones y habrá circuitos donde será necesario trabajar sobre compromisos, un terreno que el SF-25 difícilmente digiere. Esta última parte del campeonato parece ya un puente hacia 2026, que se espera pueda marcar un giro profundo.

“No habrá… no creo que haya nada especial. Pienso que la imagen que vimos este fin de semana será la que nos acompañe durante el resto de la temporada”, añadió Leclerc.

“No la definiría como la [temporada] más difícil. Creo que cada vez que no luchas por victorias, es difícil. Pero obviamente, viniendo de un año como el pasado, en el que te juegas el Mundial de Constructores, y luego te encuentras aquí con grandes expectativas, para luego caer por debajo de tus propias expectativas y no ver siquiera una progresión durante el año, no es fácil”.

Para un piloto como Leclerc, que aspira a ganar (o al menos luchar) por el título mundial, esconder la frustración ya no es sencillo: “Sí, requiere mucha energía, pero eso no me desmotiva. Al contrario, si es posible, me motiva aún más a intentar darle la vuelta a la situación. Es muy duro, sobre todo después de una carrera como la de hoy en la que ni siquiera luchas por el podio, debes gestionar muchos problemas, y no es precisamente una sensación agradable”.

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