Los 5 falsos buenos hábitos que todos tenemos para ser más ecológicos

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En los últimos años, la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente se han convertido en temas cada vez más relevantes. Sin embargo, a pesar de la creciente conciencia sobre la importancia de adoptar hábitos más ecológicos, existen numerosas prácticas que, si bien parecen ser beneficiosas para el planeta, en realidad no lo son tanto.

Comprar prendas orgánicas o recicladas no es sinónimo de sostenibilidad

Una de las creencias más extendidas es que adquirir prendas de vestir etiquetadas como «orgánicas» o «recicladas» es una elección más sostenible. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. La producción de telas naturales como el algodón o el cashmere puede tener un impacto ambiental devastador debido a los altos consumos de agua y la afectación a la biodiversidad. Además, el proceso de desteñido y envejecimiento de los jeans también implica el uso de sustancias tóxicas que perjudican a quienes los fabrican.

Por otro lado, si bien el reciclaje de prendas parece una solución ideal, la verdad es que solo una pequeña fracción de la ropa entregada para este fin se recicla realmente. Muchas veces, estas iniciativas de reciclaje no son más que una estrategia de «lavado verde» (greenwashing) por parte de las marcas para fomentar el consumo.

Las bolsas de tela no son tan ecológicas como parecen

Otro hábito que se ha vuelto muy popular es el uso de bolsas de tela reutilizables en lugar de las tradicionales bolsas de plástico. Si bien esto representa un avance, la producción de estas bolsas también conlleva un impacto ambiental considerable, ya que requiere el uso de recursos como el agua, la energía y los colorantes. Para que una bolsa de tela compense su huella de carbono, tendría que ser utilizada al menos 7,000 veces.

Además, el rechazo generalizado al plástico ha llevado a un mayor uso de bolsas de papel, las cuales también tienen un impacto negativo, pues su fabricación genera más contaminación que la de las bolsas de plástico. La solución ideal sería encontrar un equilibrio entre ambos materiales, dándoles múltiples usos.

Los cosméticos «naturales» no son necesariamente más sostenibles

La tendencia de los cosméticos «orgánicos» y «libres de crueldad» también ha ganado mucha popularidad en los últimos años. Sin embargo, la realidad es que la mayoría de estos productos siguen conteniendo una gran cantidad de sustancias químicas, incluso a veces en mayor medida que los cosméticos convencionales. Además, el etiquetado «cruelty-free» no significa necesariamente que el producto sea más sostenible, ya que esta práctica ha sido ilegal en muchos países desde hace años.

Incluso, la producción de ingredientes naturales a gran escala puede tener un impacto ambiental mayor que la síntesis de moléculas en un laboratorio. Por lo tanto, no debemos dejarnos engañar por las etiquetas y es importante analizar detenidamente la composición y el origen de los cosméticos que adquirimos.

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Foto Freepik

Reciclar no siempre es la mejor opción

El reciclaje es sin duda una práctica importante para reducir la cantidad de residuos que terminan en vertederos y océanos. Sin embargo, no todo lo que se entrega para ser reciclado realmente se procesa de esa manera. Muchas prendas y productos que contienen mezclas de materiales no pueden ser reciclados adecuadamente, por lo que terminarán siendo desechados.

Además, algunas iniciativas de reciclaje de ropa pueden ser una forma de fomentar el consumo, ya que algunas marcas ofrecen descuentos por entregar prendas usadas. En este sentido, la mejor opción sería priorizar la donación de ropa en buen estado antes que el reciclaje.

Las botellas de plástico recicladas no son tan ecológicas como parecen

Una de las tendencias más recientes en la industria de la moda es la utilización de botellas de plástico recicladas para la fabricación de telas y prendas. Si bien esto suena como una solución innovadora, la realidad es que sería más útil reciclar esas botellas para producir nuevas botellas, en lugar de destinarlas a la elaboración de textiles.

Además, el proceso de transformar las botellas en tejidos también tiene un impacto ambiental considerable, por lo que no necesariamente representa una alternativa más sostenible. Es importante tener en cuenta que, si bien este tipo de iniciativas pueden ser un paso en la dirección correcta, no son la panacea para resolver el problema de la contaminación por plástico.

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Dany Levito
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