Santo Domingo, República Dominicana — “No era ella… era el dolor hablando por ella”, afirmó el músico dominicano José Salas, conocido como Coché, al referirse al estado emocional de Zulinka Pérez, hija del reconocido merenguero Rubby Pérez. Así lo expresó durante una conversación sostenida con Chico Sandy desde Virginia, Estados Unidos.

En su testimonio, Coché se refirió a las reacciones que Zulinka ha recibido en redes sociales y medios de comunicación luego de las declaraciones ofrecidas tras el suceso que marcó el final de la vida de su padre. A través de sus palabras, explicó que no solo estaba defendiendo a una hija, sino también exponiendo una situación compleja que, según él, muchos desconocen: la de una mujer afectada profundamente tanto en lo emocional como en lo económico.

Zulinka fue figura clave en la vida profesional y personal de Rubby Pérez durante sus últimos años. Participaba activamente en la organización de eventos, en el manejo de compromisos financieros y en las giras. Ambos vivían y trabajaban en conjunto.
Con la partida de su padre, quedaron en sus manos diversas obligaciones: deudas, bienes inmuebles pendientes de pago, una finca, y responsabilidades familiares. A esto se sumó un estado emocional afectado por la tristeza de haber presenciado directamente el momento en que su padre dejó de vivir.

La respuesta pública a sus decisiones, como entrevistas que fueron calificadas de inapropiadas o su reclamo por no haber sido convocada formalmente a un homenaje, generó controversia. Algunos la acusaron de querer beneficiarse del legado de su padre.

Sin embargo, Coché ofreció una aclaración al respecto. “Desde ese instante Zulinka no volvió a ser la misma”, aseguró. Dos días después de lo ocurrido, intentó actuar contra su integridad física. Fue su esposo, Miguel, quien intervino a tiempo. Él ha sido su principal respaldo durante este proceso, atendiendo tanto su recuperación emocional como el cuidado de sus hijos.
En relación con una indemnización recibida, Coché explicó que Zulinka aceptó lo correspondiente por su papel como miembro activo de la orquesta, al igual que otros músicos, con excepción de uno. En sus palabras, no se trató de una venta de memoria, sino de un acto de subsistencia frente a un entorno legal complicado.

También mencionó el trato que recibió Rubby Pérez en vida por parte de su comunidad natal, Haina. Según Coché, nunca se le rindió el debido reconocimiento institucional. Indicó que no existe un busto, parque o calle que lleve su nombre, y que solo se cuenta con un mural impulsado por aportes privados.
Ahora, Zulinka proyecta continuar con la trayectoria artística de su padre. La orquesta seguirá en funcionamiento, dirigida por el maestro Tati, bajo la coordinación de Enrique Paulino, con ella como figura principal. Esta vez, centrada en su desarrollo musical y sin prestar atención a los señalamientos.
Coché concluyó afirmando que Zulinka no busca compasión, sino el respeto y respaldo necesarios para preservar el legado de Rubby Pérez.


