Lo que la campaña electoral se llevó

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La campaña electoral entra en su recta final caracterizada por total ausencia de la maquinaria publicitaria- propagandística que envolvía a toda la sociedad dominicana en una vorágine de saturación de mensajes políticos en prensa escrita, radio, televisión, espacios públicos y naturales.

Todo era arropado por la guerra propagandística-publicitaria que tomaba las calles, avenidas, posters de electricidad, árboles, paredes, aceras, contenes y hasta la invasión de  privacidad del hogar, pues, desde la madrugada, las potentes disco lights interrumpían el sueño con jingles a todo volumen.

En cierto modo, la penetración de las redes sociales, Facebook, Instagram, Twitter, democratizaron el acceso a menajes masivos, puestos al alcance de todos y más barato, llevándose de plano la costosa publicidad en medios tradicionales.

CASAS PERDIDAS DE CAMPAÑAS

Las campañas electorales se caracterizaban por concentraciones masivas de actividades auspiciadas por candidatos a diferentes niveles de elección, pero en especial, los presidenciales.

Cayeron en el olvido, los mítines, en sus versiones: provinciales, regionales y nacionales.

En la época de los liderazgos mesiánicos de Joaquín Balaguer, José Francisco Peña Gómez y Juan Bosch, ya eran tradicionales sus mítines nacionales de cierre de campaña. El líder del PRD lo hacía en la cabecera del Puente de la 17 y hoy día, hay una plaza en su honor; Balaguer utilizaba la rotonda de las avenidas Máximo Gómez con Kennedy y Bosch, la rotonda de la Máximo Gómez con 27 d febrero.

Al día siguiente, se procedía con una costosa publicidad desplegada en las páginas centrales de los periódicos impresos (full color), jingles en la radio, con las frases más llamativas del discurso del candidato y spot televisivos con cortes.

Los mítines fueron cambiados por marchas simultáneas en los municipios cabeceras de cada provincia y también están en extinción.

Disminuyeron drásticamente las gigantescas vallas publicitarias y los afiches, pero aún están en uso.

Desaparecieron las banderolas, los cruza calles, los flequillos con los colores de los partidos amarrados a las antenas de automóviles, los stickers y bumper stickers.

Los botones con el rostro del candidato pasaron a la historia.

Los bandereos en vías muy transitadas de zonas urbanas o en las entradas de los pueblos.

Las gorras eran usadas como un medio de captación de fondos. Por Ejemplo: para usar de una gorra de Peña Gómez y el PRD, en gran parte de los 90, tenía que comprarla por 20 pesos, lo mismo que costaba un galón de gasolina. Esas gorras tenían cierta calidad y se le daba uso prolongado en cada actividad.

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Para usar una gorra de un candidato, actualmente,  se tiene que pagar al portador, normalmente son desechables y solo se usan en una actividad e inmediatamente se desechan.

Desapareció por completo, la publicidad que se lanzaba desde el espacio, en helicópteros y avionetas, que fue masificada por Jacinto Peynado en sus campañas para senador del Distrito Nacional (1990) y vicepresidente de RD (1994), que, además de piloto, poseías los dos tipos de aeronaves y mucho dinero para gastar.

Igual ocurrió con el despliegue en una avioneta, de una especie de estela en el espacio, con el nombre y rostro del candidato, como un péndulo en el aire.

Nuevos controles municipales pusieron fin al embadurnamiento de paredes, posters del tendido eléctrico, contenes y hasta árboles con clores de partidos y mensajes.

Peynado también arroyó con las disco lights, llamadas “Peynadoras” y en el Cibao conocidas como “Tumba coco”.

Otras tácticas para generar simpatías que se viene perdiendo, consistía en el reparto de té, café y chocolate, acompañado de galletitas en las vías más concurridas.

Se aprovechaban días especiales para sorprender. Ejemplo: en San Valentín se distribuían globos, rosas y bizcocho, en calles, plazas y programas en vivos de radio y televisión.

COMPAÑA MÁS PERSONALIZADA

Las viejas prácticas de atracción de votos evolucionaron con el tiempo hasta llegar al contacto directo del candidato con los votantes.

Para tales fines, son más recurrentes los recorridos por las calles, actividades sectoriales y  mano a mano, que se dan casa por casa.

Los debates de ideas y exposiciones de programas de campañas en medios de comunicación, clubes, universidades.

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Videítos de redes sociales que parecen incidir más en los seguidores.




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