Lenny Wilkens luchó por cada parte de su gloria en el baloncesto

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Para cuando finalmente regresó a casa, los Knicks ya estaban en los primeros compases de una decadencia que duraría dos décadas. Lenny Wilkens nunca se quejó, porque siempre fue más feliz cuando tenía un equipo que dirigir, jugadores a quienes enseñar y sabiduría baloncestística que compartir.

“Ha sido un largo viaje para volver a donde empecé”, declaró Wilkens en una extensa entrevista el 15 de enero de 2004, el día en que fue contratado para entrenar a los Knicks. Un día después, su nuevo equipo venció a uno de sus antiguos clubes, los Seattle SuperSonics, por 108-88. Esta fue una de las 1,332 victorias que acumuló como entrenador en la NBA, la tercera cifra más alta en la historia de la liga.

El fallecimiento de Wilkens fue anunciado por el comisionado de la NBA, Adam Silver, el domingo, y fue justamente celebrado como una de las figuras seminales en la historia del baloncesto. Fue subcampeón del MVP de 1968 detrás de Wilt Chamberlain y dirigió a los Sonics hacia su único título de la NBA en 1979.

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Es una de las solo cinco personas —Bill Russell, John Wooden, Tom Heinsohn y Bill Sharman son las otras— en lograr su ingreso al Salón de la Fama tanto como jugador como entrenador. Gran parte de esa carrera transcurrió lejos de Nueva York, en Seattle, Providence y otros lugares.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**