La trágica noticia sobre el fallecimiento de la niña Stephora Joseph, quien murió por asfixia mecánica tras ahogarse en la piscina de un centro recreativo, conmocionó a la sociedad. Esta dolorosa pérdida no fue simplemente un accidente, sino el resultado de la falta de observancia por parte de las autoridades del centro educativo para prevenir eventos lamentables en un entorno que presenta considerables niveles de riesgo.
Según informaciones de los organismos competentes, en el lugar se encontraban ochenta y siete (87) estudiantes pertenecientes al colegio donde estudiaba la niña, pero solo tres (3) maestros estaban presentes para supervisar las actividades. Esta desproporción evidencia una grave falla en la organización y en la implementación de protocolos de vigilancia adecuados.

Cuando los padres depositan su confianza en el personal docente y las instituciones educativas, están entregando lo más valioso que poseen. Esa confianza exige observancia constante, previsión y un liderazgo comprometido. No basta con vigilar superficialmente a los niños; se debe garantizar su integridad física y emocional con un profundo sentido de responsabilidad humana.
El dolor que atraviesa la familia de Stephora Joseph, fallecida en el balneario ‘Hacienda Los Caballos’, debe servir como una lección colectiva. El verdadero liderazgo no se mide por títulos, sino por acciones concretas que protejan a quienes dependen de nosotros.
Como educadora con más de 40 años de experiencia, afirmo que debemos honrar la confianza de los padres con integridad, cuidando a cada estudiante como si fuera nuestro propio hijo. Nunca debemos permitir que la negligencia arrebate el futuro de un niño.
Guiemos a nuestras nuevas generaciones con responsabilidad, vigilancia activa y amor genuino. Nuestra más sincera solidaridad para la familia de Stephora Anne-Mircie Joseph.
**REDACCIÓN FV MEDIOS**


