Leandra, una mujer dominicana que recientemente regresó a su país de manera voluntaria junto a su hijo menor, ha retomado su rutina laboral en las calles de Santo Domingo, República Dominicana. Luego de una experiencia complicada en Estados Unidos, ha decidido reiniciar su vida en el entorno que conoce, con determinación y sin dejarse vencer por los desafíos.


Su historia se dio a conocer ampliamente a través de redes sociales, donde generó gran atención debido a las circunstancias en las que decidió retornar a su país de origen. Tras regresar por la ruta de México, Leandra retomó su trabajo como vendedora ambulante en la zona de Lagombe. Allí ofrece al público diversos productos como fundas plásticas, artículos de limpieza y productos de belleza.
Con el apoyo económico recibido por parte de una comunidad digital, así como del creador de contenido conocido como Chico Sandy, Leandra obtuvo un aporte de 25 mil pesos. Ese monto le permitió levantar nuevamente su pequeña fuente de ingresos. “Estoy activa, vendiendo mis productos con la bendición de Jehová”, dijo con determinación.

Trabaja todos los días desde las 10 de la mañana, y explica que sus ingresos varían entre mil quinientos y tres mil pesos por día, incluyendo lo que recibe en propinas. Con el paso del tiempo, su clientela habitual la reconoce y algunas personas, al identificarla por su caso difundido en plataformas digitales, le brindan respaldo adicional.
Aunque la venta en las esquinas implica jornadas bajo el sol y entre vehículos, Leandra se mantiene firme. Según sus propias palabras, “aguanta todo porque está en su país, donde conoce su mundo”. La mujer relató los momentos difíciles vividos mientras intentaba establecerse en territorio estadounidense, y los califica como una experiencia negativa.
“Una frustración, un desencanto, un peligro de muerte que no le deseo a nadie”, afirmó, añadiendo que “irse por México fue perder dinero y poner mi vida y la de mi hijo en riesgo”. Invitó a otros dominicanos a no optar por esa ruta. “Hágalo legal, aunque sea de visita, pero no se expongan como yo lo hice”, expresó.
Gracias a las ayudas que recibió, pudo cubrir seis meses de alquiler para tener un espacio donde vivir. Sin embargo, ese tiempo está próximo a finalizar. Aunque trabaja de manera constante, explica que no siempre alcanza a cubrir todos los gastos, especialmente al intentar matricular a su hijo en una escuela y apoyar su interés en el deporte.
“Quiero que estudie, que tenga un futuro. Yo misma ya estoy adulta para eso, pero quiero hacer un curso si puedo. Aunque trabajo en la calle, no me rindo”, aseguró Leandra. Además de su labor como vendedora, también ha realizado trabajos ocasionales en limpieza. Ha enfrentado situaciones difíciles, como recibir trato indiferente de algunos conductores, pero sigue adelante con determinación.
Leandra mantiene la esperanza de que su experiencia motive a otras personas a apoyar causas similares. Señaló que necesita ayuda no solo para mantener su negocio, sino también para garantizar que su hijo tenga acceso a oportunidades de formación académica y deportiva.
“Soy madre soltera y luchadora, necesito muchas cosas, pero confío en que Dios y la gente buena me seguirán bendiciendo”, dijo mientras atendía su puesto en la vía pública.


