Gerardo Cabanillas tenía apenas 18 años cuando fue incriminado falsamente por violación y secuestro en 1995, pero fue exonerado tres décadas después y ahora, sus abogados han entablado una demanda contra las ciudades y los departamentos de policía de South Gate y Huntington Park.
“A Gerardo Cabanillas le robaron casi 30 años, en una edad en la que su vida recién comenzaba” dijo Steve Art, de la firma Loevy + Loevy, uno de los abogados de. Cabanillas.
“Nada puede compensar a Gerardo por la pérdida que ha sufrido o por el horror del encarcelamiento injusto que soportó durante tanto tiempo”, añadió el abogado de derechos civiles.
“Pero Gerardo tiene derecho a la justicia y responsabilizará a los agentes de South Gate y Huntington Park que lo incriminaron por su mala conducta ilegal y poco ética””, sostuvo.
La demanda por violación de derechos civiles fue presentada en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Central de California.
En documentos legales se nombra como acusados a los detectives Lee Jack Alirez, David Pixler, Jonathan Sekiya, Gregory Wells, el detective López del Departamento de Policía de South Gate; el sargento Sullivan, los policías Reyes, Ayestas y Salcido, el sargento y supervisor del SGPD, Martin Van Lierop.
Incluidos en la demanda aparecen los detectives Carl Heintz, John Navarrete, Cosme Lozano (actual jefe de policía) y Anthony Porter del Departamento de Policía de Huntington Park, además de las ciudades de South Gate y Huntington Park.
Los pantalones rojos
Durante enero y febrero de 1995 se cometieron una serie de robos y agresiones sexuales de manera casi similar en South Gate y la vecina ciudad de Huntington Park.
Una pareja asaltada el 18 de enero describió que uno de sus agresores vestía pantalones rojos.
En ese momento, Gerardo Cabanillas era un joven de 18 años recién casado y con una hija de ocho meses.
De acuerdo con la investigación de abogados de The Innocence Center, Gerardo Cabanillas no tuvo nada que ver con los crímenes, pero sí tuvo la desgracia de estar parado en una esquina el 20 de enero, vestido con pantalones rojos, cuando pasó por allí el detective de la policía de South Gate, Lee Jack Alirez.
Alirez abordó a Cabanillas y descubrió que tenía pendiente el pago de una multa de tránsito y lo arrestó.
A partir de ahí, -sostiene la denuncia- Alirez y los otros agentes de policía de South Gate “fabricaron un caso” contra Gerardo Cabanillas.
“Organizaron su identificación como uno de los agresores utilizando grupos de fotografías manipuladas que se mostraron a las víctimas”, indica la demanda.
“Obtuvieron una confesión falsa del señor Cabanillas después de horas de interrogatorio y sin la presencia de un abogado, y [le hicieron] promesas falsas de que sería puesto en libertad condicional si confesaba”, añade la demanda,
Los abogados indicaron que, como era inocente, Cabanillas no sabía qué poner en la confesión, por lo que los agentes le proporcionaron los detalles necesarios (ensayándolos repetidamente con él) e incluso lo llevaron a la escena de uno de los crímenes.
Incluso con todas estas incitaciones, la confesión grabada de Cabanillas estuvo llena de declaraciones erróneas e inexactitudes. Para reforzar su caso, los detectives de South Gate falsificaron la documentación de su investigación para ocultar su mala conducta e implicar al entonces joven latino.
La mentira siguió…sentencia de 87 años
En las semanas posteriores al arresto —mientras Cabanillas estaba bajo custodia— la ola de robos y violaciones continuaron a lo largo de febrero de 1995 en South Gate y Huntington Park.
La policía de Huntington Park finalmente arrestó a otro sospechoso, que fue identificado positivamente por las víctimas y que, durante el interrogatorio, confesó haber cometido los delitos en ambas ciudades. Los delitos de los que se acusaba al sospechoso estaban directamente relacionados con los crímenes por los que había sido detenido Cabanillas.
Aun así, el caso en contra de Gerardo Cabanillas continuó y fue condenado injustamente por robo de auto, robo, secuestro y violación. Aún adolescente, fue sentenciado a una pena mínima de 87 años de prisión.
Siempre mantuvo su inocencia
En las décadas siguientes, Cabanillas mantuvo con firmeza su inocencia y luchó por su libertad. Después de un cuarto de siglo de apelaciones y peticiones infructuosas, las pruebas de ADN realizadas en 2020 finalmente demostraron que era inocente de la violación por la que había sido condenado.
En 2023, después de una investigación realizada por la Unidad de Integridad de Condenas de la Fiscalía de Los Ángeles, el Tribunal anuló las condenas de Cabanillas, desestimó todos los cargos en su contra y dictó una orden que lo declaraba objetivamente inocente. Finalmente quedó libre, después de haber pasado más de la mitad de su vida encarcelado injustamente.
Disculpa del fiscal y silencio de la policía
“Reconocimos una grave injusticia que resultó en el injusto encarcelamiento del señor Cabanillas durante más de 28 años”, dijo el fiscal Gascón. “Tras un reexamen exhaustivo de las pruebas y una revisión exhaustiva del caso por parte de la Unidad de Integridad de Condenas de mi oficina, quedó se cometió un error grave”.
Gascón extendió disculpas al señor Cabanillas por el error judicial y el fracaso del sistema legal penal.
“Es imperativo que reflexionemos sobre este caso como un claro recordatorio de que nuestro sistema legal penal no es infalible”, dijo Gascón.
.Cabanillas, quien vive en la ciudad de Downey fue liberado condicionalmente de la prisión en mayo de 2023 y permanentemente cuatro meses más tarde, cuando el fiscal de George Gascón dio a conocer que un juez del Tribunal Superior del condado de Los Ángeles anuló su condena y lo declaró inocente.
Los jefes del Departamento de Policía de South Gate, Darren Arakawa y Cosme Lozano, del Departamento de Policía de Huntington Park, respectivamente, no respondieron al cierre de edición a la pregunta de cómo fue posible que un hombre haya sido incriminado y arrestado injustamente y perdido casi 30 años de su vida al ser incriminado por numerosos policías y detectives.
Es legal mentirles a los adultos
Audrey McGinn, una de las abogadas que trabajó para alcanzar la exoneración y declaración de inocencia de Gerardo Cabanillas, a través de The Innocence Center -con sede en San Diego- dijo que todo comenzó la solicitud de defensa de la persona encarcelada.
“Investigamos y nos dimos cuenta de que uno de los detectives mintió en el momento que acusaban [al señor Cabanillas] de robo y violación”, declaró a La Opinión.
Aquel detective mintió en varias ocasiones: le dijo a Gerardo que solamente era acusado de un robo y que si admitía su culpabilidad podía volver a casa con su niña, quien apenas creo que había cumplido un año.
“Para obtener una confesión falsa, le mintió sobre los cargos y que recibiría libertad condicional. “No hay nada, no hay ningún problema”, le aseguraron a aquel chico de 18 años. “Gerardo tenía mucho miedo; quería volver con su novia y con su niña y admitió la culpabilidad. Sólo quería volver a casa”.
Posteriormente le obligaron a admitir una violación que no cometió.
“El detective Lee Jack Alirez mintió a los testigos, diciéndoles que Gerardo ya había confesado y admitido muchas cosas, lo que nunca fue cierto”, dijo la abogada.
Sin embargo, Gerardo Cabanillas nunca fue identificado positivamente por los testigos.
“Decían que se parecía al hombre [autor de los robos y violaciones], pero no estaban seguros de inculparlo”, manifestó Audrey McGinn.
Aunque McGinn no tiene estadísticas de los casos en que detectives policías o agentes del alguacil mientan de forma deliberada para obtener una confesión hasta alcanzar un veredicto de culpabilidad contra un inocente, dijo: “Solamente sé de los que han sido exonerados; gracias a Dios con la prueba de ADN pudimos comprobar que Gerardo no cometió ninguna violación”.
“Es absolutamente común que los detectives mientan a sospechosos para recibir información. Eso es legal”, subrayó.
En su oficina trabajan para cambiar los códigos de políticas en California para que el sistema de justicia penal sea más justo y que los detectives y la policía no puedan mentirles a los adultos, como también lo hacían hace dos años a los menores de edad.