Hasta hace dos días, a Pete Hegseth se le conocía básicamente por salir en la tele. Era comentarista político de Fox News. Ahora, desde enero, va a estar al frente del mayor Ejército del mundo. Es la persona que Donald Trump ha elegido como secretario de Defensa y otro ejemplo de que el presidente electo ha priorizado la fidelidad a la preparación a la hora de conformar su gabinete.
Porque, ¿qué méritos atesora Peter Brian Hegseth para haber sido elegido? Es amigo de Trump (ya fue su ocasional consejero durante el primer gobierno). Porque su experiencia militar o de seguridad nacional no ha sido de alto nivel. Sirvió en Irak y Afganistán, es cierto, pero ni dirigió ni gestionó (no pasó de encabezar un pelotón de infantería).
Hoy es oficial de la Guardia Nacional del Ejército estadounidense (o sea, en la reserva). Hegseth ha estado muy vinculado al colectivo de los veteranos de guerra. Fue director ejecutivo de Vets for Freedom y Concerned Veterans for America. Pero no se le conoce suficiente preparación para dirigir el Ejército de EEUU, que hoy está formado por 2,86 millones de personas, de las cuales 1,29 millones son tropas en servicio activo.
De ascendencia noruega, Hegseth nació en Mineápolis el 6 de junio de 1980. Es licenciado por Princeton (en Artes) y Harvard (en Políticas Públicas). En Princeton, fue el editor de una publicación conservadora dirigida por estudiantes. Su implicación política siempre fue para apoyar opciones conservadoras y, más concretamente, republicanas.
Jefe de pelotón de infantería
Trabajó como analista de mercados de capitales de acciones. En 2004, como oficial de infantería en la Guardia Nacional de Minnesota, acabó en la Base Naval de Guantánamo, donde sirvió como líder de pelotón de infantería. Ganó una medalla.
A su regreso, Hegseth se ofreció como voluntario para servir en Irak. En Bagdad fue líder de un pelotón de infantería y en Samarra, oficial de operaciones civiles y militares. Recibió la Medalla Estrella de Bronce, la Insignia de Infantería de Combate y una segunda Medalla de Reconocimiento del Ejército.
De vuelta en EEUU, trabajó en un grupo de expertos conservador, labor que abandonó para ir a Vets For Freedom como director ejecutivo. Era 2007 y allí estuvo hasta 2012. Ese año regresó al servicio activo en Afganistán, como capitán de la Guardia Nacional del Ejército de Minnesota. Hegseth actuó como instructor principal de contrainsurgencia en el centro de entrenamiento de Kabul.
Volvió a su país y fue el director ejecutivo de Concerned Veterans for America, una organización sin ánimo de lucro, respaldada por los multimillonarios conservadores Charles y David Koch, que trabaja por una mayor privatización del departamento de la Administración dedicado a los asuntos de los veteranos. No tuvo reparos en contratar a su hermano.
El hombre de los tatuajes
Hegseth está cubierto de tatuajes. Ya le gustaban en su juventud, pero primero se lo prohibió su padre y luego el Ejército (había restricciones). El caso es que no pudo hacerlo hasta bien pasados los 30 años. El primero fue por amor: “Mi mujer, Jen, tiene un tatuaje muy pequeño en el bíceps izquierdo. Hace unos años, cuando estábamos de vacaciones, decidí hacerme uno a juego y esa fue mi droga de iniciación”, le contó a The Big Lead en 2020. Porque Hegseth se dio cuenta: “Esto es algo que siempre he querido hacer”.
Empezó con una cruz en el antebrazo con una espada en el centro (Mateo 10:34: “No he venido a traer paz, sino espada”). Contó que se iba a limitar al pecho y brazo derechos. “Así que tengo 11 o 12 más en mi brazo derecho… Tengo algunos espacios en blanco que me miran fijamente”, explicaba.
Sus tatuajes son un resumen de su ideología y pensamiento. “Dios y la patria. Las unidades con las que serví en el Ejército. Mi We The People es probablemente el más prominente que tengo, que está en mi antebrazo”, ha contado. Lleva también en el biceps una gran bandera con el AR-15 que llevó en Irak, una caricatura de Benjamin Franklin y la serpiente Join or Die (únete o muere) y el Deus Vult (Dios lo quiere), que era el grito de los cruzados.
Todo mi pectoral es una cruz de Jerusalén. Israel, el cristianismo y mi fe son cosas que me importan mucho”
Estando en la ciudad de Belén se tatuó Yehweh (Jesús, en hebreo). “Todo mi pectoral es una cruz de Jerusalén. Israel, el cristianismo y mi fe son cosas que me importan mucho”, contó en aquella entrevista..
Indultar a los condenados por crímenes de guerra
En 2016, Hegseth emergió como partidario de la candidatura presidencial de Donald Trump. De hecho, sirvió como asesor ocasional del presidente durante su primer mandato.
En aquel tiempo persuadió a Trump para que indultara a tres soldados estadounidenses acusados o condenados por crímenes de guerra relacionados con el tiroteo de no combatientes en Irak. Hegseth siempre ha defendido el trato que reciben los reclusos detenidos en Guantánamo.
Pero lo importante es el Pentágono
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Mientras que el Pentágono es considerado un puesto clave en cualquier gobierno, el secretario de Defensa fue un puesto tumultuoso durante el primer mandato de Trump. La relación del presidente con sus dirigentes civiles y militares estuvo llena de tensión porque lucharon por moderar los ‘sui generis’ pronunciamientos presidenciales, cuenta Los Angeles Times. Fue así que hasta cinco hombres ocuparon el cargo durante los cuatro años de esa presidencia (2016-2020). Muchos de los generales que trabajaron en aquel primer gobierno han considerado que Trump no es apto para ser el inquilino del Despacho Oval.
Cuando lanzó un hacha sobre un hombre
Es comentarista de la Fox desde 2014 y rostro de su programa Fox & Friends. Allí conoció a Trump y allí, con sus apariciones regulares en el programa, nació su amistad. Hoy la cadena celebra la elección de uno de los suyos como secretario de Defensa. En un comunicado, Fox News ha elogiado el conocimiento militar de Hegseth, diciendo que sus “percepciones y análisis, especialmente sobre el ejército, resonaron profundamente con nuestros espectadores”.
Pero de los inicios de Hegseth en la tele se recuerda aquel episodio en que lanzó un hacha contra un hombre. Era Jeffrey Prosperie, un baterista de la banda de Hellcats en West Point, que había sido invitado a su programa en la Fox.
Como muestra un vídeo, Hegseth le lanzó un hacha y le golpeó en un brazo. Le demandaron pero todo se resolvió con un acuerdo secreto entre las partes. Fox News dijo que se trató de un incidente de “desafortunado y completamente involuntario”.
Un ejército sin mujeres
Hegseth quiere el ejército estadounidense sea más letal y por eso ha cuestionado el papel de las mujeres en combate. En su opinión, permitir que las mujeres ocupen roles de combate perjudica a la eficacia de las tropas.
No deberíamos tener mujeres en roles de combate porque no nos hace ni más efectivos ni más letales”
“Todo sobre hombres y mujeres sirviendo juntos hace que la situación sea más complicada, y la complicación en combate significa que las bajas son peores”, dijo durante una reciente entrevista. “Estoy diciendo claramente que no deberíamos tener mujeres en roles de combate; no nos ha hecho más efectivos, no nos ha hecho más letales, ha hecho que luchar sea más complicado”, afirmó.
Según Hegseth, los hombres blancos y los de otros grupos étnicos pueden hacer su labor en el campo de batalla de igual manera, pero no las mujeres. Considera que al incluirlas en los grupos de combate, “hemos cambiado los estándares al ponerlas allí, lo que significa que has cambiado la capacidad de esa unidad”.