Las dinastías chinas y el PRM

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 La civilización china inició alrededor de hace 2,000 años A.C. de la mano de la dinastía Xia, que gobernó durante 400 años y se le atribuye haber llevado la Edad de Bronce al continente asiático. Confucio, quien desarrolló la filosofía que más influye en el comportamiento de la sociedad china hasta hoy, vivió entre 551 y 479 A.C. Durante la dinastía Qin, se contribuyó a la unificación del territorio que hoy conocemos como China alrededor del año 221 A.C. Luego le siguieron 400 años de la dinastía Han, quienes fueron los pioneros del sistema de gobernanza que aún persiste en China.

En el año 618 de nuestra era, llegó al poder la dinastía Tang, que gobernó hasta el año 907. Esta dinastía es considerada por muchos historiadores como el punto de mayor poder imperial de China. La dinastía Tang tomó el poder después de un período prolongado de divisiones y guerras civiles, que culminó con la reunificación de China bajo la efímera dinastía Sui, la cual fue reemplazada por la Tang. Bajo el liderazgo del segundo emperador de la dinastía Tang, Taizong, no solo se unificó militarmente a China, sino que se estableció un sistema de gobernanza estable y se aplicaron políticas públicas efectivas que produjeron un salto cualitativo en la educación, un excelente desarrollo tecnológico, apertura al comercio internacional y una innovación en todos los órdenes. Taizong fue un gran líder revolucionario que, a través de la consolidación del poder, logró no solo consolidar el poder militar, sino también establecer rutas de comercio importantes a través de Asia Central. Su poder se vio mermado por la baja calidad en el sistema de gobernanza, arropado por la corrupción, lo que desencadenó divisiones internas y una guerra civil.

Con la caída de la dinastía Tang y la culminación de la guerra civil en el año 960, las dinastías Song del Norte y del Sur se unieron para gobernar el país. La dinastía Song gobernó China entre los años 960 y 1279. Bajo el dominio imperial del emperador Taizu, con su astucia militar, logró reunificar bajo un solo liderazgo las facciones que estuvieron en disputa por el control del poder durante la guerra civil que le antecedió. Además, creó un sistema militar y de gobernanza civil centralizado. También se preocupó por expandir la cobertura educativa y reformar el sistema de gobernanza, reformando el sistema de examinación imperial. Estas inversiones en el sistema educativo y en la meritocracia estatal bajo el liderazgo de Taizu y sus sucesores hicieron de la economía china bajo la dinastía Song la más innovadora y dinámica del mundo para el año 1100.

El declive de la dinastía Song se debió a una combinación de factores como la fragilidad del liderazgo, los problemas financieros del imperio y otros típicos factores que debilitan la robustez de cualquier Estado, lo que resultó en la vulnerabilidad ante otras potencias extranjeras. Durante los años 1100 y 1200, la dinastía Song perdió el control de la mitad del norte de China. Sin embargo, después de un período de renacimiento conocido como la dinastía Song del Sur, fueron conquistados por el líder mongol Kublai Khan. Khan fundó una de las dinastías más cortas en la historia china, la dinastía Yuan, que gobernó China entre los años 1279 y 1368. Durante el gobierno de Khan, la meritocracia prevaleció como el estandarte del sistema de gobierno y dio paso a la apertura de la economía china hacia el comercio. Sin embargo, debido a la embriaguez de poder, la dinastía Yuan se embarcó en costosas guerras de conquistas, lo que resultó en un aumento rampante de la corrupción. Al no tener establecido un sistema de sucesión estable, esto desencadenó crisis de gobernanza que llevaron a guerras civiles y a la posterior caída de la dinastía Yuan tras la muerte de Khan.

Tras la caída de la dinastía Yuan, llegó al poder en China la dinastía Ming. La dinastía Ming fue fundada por el emperador Hongwu y controló China entre los años 1368 y 1644. Durante el período de dominio de la dinastía Ming, el país experimentó un período próspero y pacífico. Hongwu, quien nació en medio de la pobreza, llegó a convertirse en un gran general que capturó Beijing y expulsó a los mongoles. Hongwu consolidó su poder con una purga que duró 14 años, durante la cual se produjeron poco más de 30,000 ejecuciones. Los líderes de la dinastía Ming construyeron una sociedad basada en la meritocracia con un excelente sistema educativo y una conducta ciudadana que adoptó la innovación como norte. Durante el dominio de la dinastía Ming, el comercio con Europa se expandió, y los productos chinos eran de mayor calidad, lo que trajo como consecuencia una afluencia de divisas, especialmente plata, a las arcas del Estado.

El colapso de la dinastía Ming se produjo por los excesos en el manejo de la política monetaria y fiscal, para estimular el posicionamiento de China como potencia comercial en ese momento, además de las respuestas inadecuadas ante ciertas crisis. Asimismo, los desastres naturales, como la Pequeña Edad de Hielo, provocaron un desastre en el sector agropecuario que resultó en una hambruna y finalmente en el colapso de la dinastía Ming en 1644. Tras el colapso de la dinastía Ming, tomó el poder la dinastía Qing, que fue la última dinastía en gobernar China y lo hizo entre 1644 y 1912.

Bajo el dominio de la dinastía Qing, China alcanzó su mayor expansión territorial, teniendo bajo su mando poco más de un tercio de la población mundial. Las reformas impulsadas por los tres emperadores de esa dinastía llevaron a un período longevo de prosperidad económica. Mientras los chinos no utilizaban su poder para imponer su cultura, las exploraciones europeas estaban utilizando la exploración para explotar recursos y conquistar territorios. Para los años 1800, los europeos querían realizar comercio con China, pero los chinos no mostraban interés por los bienes que ofrecían. Esto empujó a los británicos a llevar el opio a China, provocando que los chinos se volvieran adictos y así pudieran comerciar con ellos. Este período en la historia china se conoce como el Siglo de la Humillación (1849-1949). El inicio de la guerra del Opio trajo como consecuencia el declive de China como potencia mundial y el resurgimiento de los conflictos internos, específicamente la rebelión de Taiping, que llevó a la caída de la dinastía Qing en 1912.

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Hacemos un recuento de la historia de las dinastías chinas para entender la dinámica del poder y cómo éste se puede perder si no se tiene sentido de la historia. Tras el triunfo electoral del 19 de mayo en el Partido Revolucionario Moderno (PRM), se ha desatado una adicción desmedida por el poder de cara a los comicios del año 2028, de manera extemporánea y hasta vesánica. A pesar del triunfo arrollador obtenido en los pasados comicios, el PRM tiene grandes retos que deben superar si quieren dirigir el Estado más allá del 2028, y una mirada retrospectiva a la historia no le caería nada mal a su dirigencia.

Primero, el PRM debe cohesionar la relación Partido-Gobierno en este nuevo período de gobierno para evitar el desencadenamiento de conflictos internos en el sistema de gobernanza, como le ocurrió a lo largo de la historia a las distintas dinastías chinas. Esto no solo se traduciría en una participación de la militancia de esa organización política en el gobierno, sino que también se debe tener un compromiso con la buena gestión, porque sin una buena gestión de gobierno las expectativas a futuro se verían seriamente afectadas.

Segundo, el orden institucional debe prevalecer en esa agrupación política. La democracia interna debe florecer de cara al proceso de renovación partidaria del año 2026. De lo contrario, el pugilato por el control del partido podría dar lugar a una división antes del 2028, debido a las luchas intestinas grupales que fueron un referente del viejo partido.

Finalmente, el presidente Luis Abinader debe jugar un rol de árbitro en el proceso que ha de elegir al candidato presidencial en el año 2027. Aunque el presidente ha señalado en diferentes ocasiones, e incluso durante su discurso de aceptación de victoria, que no va a optar por un tercer mandato y que jugaría un rol neutral en los procesos venideros, debe cumplir cabalmente con ese cometido. Si trata de inclinar la balanza de un lado o hacia otro, podría causar una fractura en el partido y su eventual salida del poder en el 2028.

Si el PRM no logra enfocarse en realizar una gestión de gobierno transformadora como lo prometió el presidente y no respeta los cánones institucionales establecidos, y todos no se adhieren a las reglas de juego y la meritocracia política, muchos caerían adictos al opio del poder desmedido, que podría ser el símil del Siglo de la Humillación china.

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