La frontera entre España y Portugal, conocida como La Raya, es la más antigua y estable de Europa. Con 1234 kilómetros de longitud, ha sido testigo de siglos de interacción, desde conflictos bélicos hasta un creciente hermanamiento económico y social en la actualidad.
No es extraño, pues, que una hipotética unión entre España y Portugal haya sido una idea recurrente a lo largo de la historia. Aunque nunca se ha materializado en términos políticos formales, los movimientos iberistas y paniberistas han promovido una visión de colaboración y unidad entre ambos países, basándose en sus vínculos históricos, culturales y geográficos.
No sería la primera unión supranacional en Europa, como lo demuestra el caso de Benelux, que agrupa a Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo. Este acuerdo, que ha servido como modelo para la cooperación económica y política, plantea la pregunta de si una relación similar podría prosperar entre España y Portugal. Ambos países, al estar dentro de la Unión Europea, ya disfrutan de ventajas compartidas, lo que sugiere que una mayor integración no sería una idea tan descabellada.
El iberismo, un movimiento que busca la unión de España y Portugal
El iberismo es un movimiento político y cultural que aboga por la unión o una colaboración más estrecha entre las naciones ibéricas: España, Portugal y, en ocasiones, Andorra. Uno de los primeros defensores fue el abate José Marchena, quien en 1792 propuso la creación de una República Federal Ibérica. Sin embargo, el verdadero impulso del iberismo se produjo durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), cuando ambos países se unieron en un esfuerzo común para expulsar a las tropas francesas.
Tras la guerra, aunque se restauró el absolutismo en España, las tensiones diplomáticas entre España y Portugal reavivaron el interés por el iberismo entre las minorías intelectuales de ambos países. La Revolución liberal de Oporto en 1820 facilitó la difusión de ideas iberistas, promoviendo propuestas que iban desde la creación de un solo reino ibérico hasta la división de la península en repúblicas federadas. Durante este periodo, se exploraron varios proyectos de unificación política, aunque ninguno se concretó.
El paniberismo, una unión de 800 millones de personas
Por su parte, el paniberismo aboga por la creación de una comunidad más amplia que abarcaría no solo a los países de la península, sino también a las antiguas colonias de España y Portugal, basándose en sus lazos históricos y lingüísticos. De hecho, juntos, los países de habla hispana y portuguesa representan un territorio idiomático de más de 800 millones de personas en más de 30 países, una realidad que refuerza la idea de una ‘Iberofonía’ global.
La Unión Ibérica
Inspirándose en la unidad política entre las regiones cristianas ibéricas que surgieron tras la Guerra de Sucesión de Portugal, a finales del siglo dieciséis, la Unión Ibérica fue una propuesta presentada por el general catalán Joan Prim i Prats en el siglo XIX. Su proyecto era reunir a España y Portugal bajo una misma corona, manteniendo al mismo tiempo la diversidad cultural y política de cada estado. Cada territorio tendría un ámbito administrativo y jurisdiccional diferenciado, y el monarca gobernaría con el asesoramiento de un consejo territorial específico.
Un hipotético Estado Ibérico de 62 provincias
Un análisis de cómo podría estructurarse un hipotético Estado Ibérico revela que la península contaría con 62 provincias, siguiendo la distribución actual de las regiones administrativas de España y Portugal, con pequeñas adaptaciones para respetar las fronteras históricas de cada país.
Este nuevo Estado sería uno de los más grandes de Europa en términos de extensión territorial, con una población muy diversa y, a la vez, unida por una historia compartida y un profundo legado cultural, ofreciendo un interesante ejercicio imaginativo sobre una nueva situación geopolítica.
Las banderas: símbolos de una unión sin concretar
A lo largo de los años, varios diseños de banderas han sido sugeridos para representar esta hipotética unión. Wikipedia y otras fuentes documentan al menos 20 banderas propuestas para una nación híbrida entre Portugal y España. Los diseños suelen mezclar elementos de las banderas nacionales de ambos países, como las bandas rojas y amarillas de España con el verde y el rojo de Portugal. Algunos modelos incluyen símbolos adicionales como coronas o estrellas que buscan reflejar la nobleza o la soberanía compartida entre las dos naciones.
Otros diseños proponen una nueva paleta de colores, alejándose de los esquemas tradicionales, como una bandera blanca y azul, o bien incluyen emblemas que hacen referencia a la historia común de la península ibérica, como las quinas portuguesas y los castillos españoles.
A pesar de la variedad de propuestas, ninguno de estos símbolos ha sido adoptado oficialmente.