Redacción Ciencia.- Uno de cada cinco pacientes de cáncer recibe inmunoterapia, un tratamiento que usa el sistema inmunitario del organismo para combatir los tumores y que está dando grandes resultados en el cáncer de pulmón y el melanoma, entre otros. Sin embargo, urge seguir mejorando estas terapias para beneficiar a más pacientes.
Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Washington en San Luis (Estados Unidos), ha descubierto en ratones que una cepa de la bacteria intestinal ‘Ruminococcus gnavus’ potencia los efectos de la inmunoterapia.
El estudio, cuyos resultados se publican este viernes en la revista Science Immunology, abre una nueva estrategia contra el cáncer: usar los propios microbios intestinales para reforzar la inmunoterapia.
“El microbioma desempeña un papel importante en la movilización del sistema inmunitario del organismo para atacar las células cancerosas”, explica Marco Colonna, autor principal del estudio y Catedrático de Patología.
“Nuestros hallazgos arrojan luz sobre una especie bacteriana del intestino que ayuda a un fármaco inmunoterápico a eliminar tumores en ratones. Identificar estos socios microbianos es un paso importante en el desarrollo de probióticos para ayudar a mejorar la eficacia de los fármacos de inmunoterapia y beneficiar a más pacientes con cáncer”, comenta el científico.
Células inmunitarias contra el cáncer
La inmunoterapia contra el cáncer emplea las células inmunitarias del organismo para atacar y destruir los tumores.
Uno de estos tratamientos usa fármacos inhibidores del punto de control inmunitario para liberar los frenos naturales que mantienen quietas las células T inmunitarias, lo que impide que el organismo se dañe a sí mismo.
Pero algunos tumores se defienden suprimiendo las células inmunitarias atacantes, lo que reduce la eficacia de estos inhibidores.
El equipo de Colonna realizó una prueba en la que eliminaron por completo los tumores de sarcoma en ratones utilizando un enfoque de inhibición doble.
Primero, los investigadores inhibieron TREM2, una proteína fabricada por los macrófagos tumorales para impedir que las células T atacasen el tumor en crecimiento y, acto seguido, demostraron que un fármaco inmunoterápico contra el cáncer era más eficaz cuando se bloqueaba TREM2.
El resultado indicaba que TREM2 amortigua la eficacia de la inmunoterapia.
Después, en otro experimento, el equipo hizo una observación sorprendente: los ratones TREM2 tuvieron la misma respuesta beneficiosa al inhibidor del punto de control cuando fueron alojados con ratones que carecían de la proteína.
Esto se produjo cuando los investigadores se desviaron de su protocolo habitual de separar a los ratones antes de tratarlos con el inhibidor.
Los ratones que cohabitan comparten microbios entre sí, por lo que los investigadores sospecharon que los efectos podían deberse a intercambios de bacterias intestinales.
Al estudiar los microbios del intestino de los ratones tratados con éxito con inmunoterapia, descubrieron una expansión de Ruminococcus gnavus, en comparación con la ausencia de estos microbios en los ratones que no respondieron a la terapia.
Un microbio intestinal prometedor
R. gnavus se ha encontrado en la microbiota intestinal de pacientes con cáncer que responden bien a la inmunoterapia, explicó Colonna.
En los ensayos clínicos, los trasplantes fecales de estas personas han ayudado a algunos pacientes que no respondían a la inmunoterapia a cosechar sus beneficios.
Los investigadores introdujeron R. gnavus en los ratones y luego trataron los tumores con un inhibidor del punto de control y comprobaron que los tumores se reducían, incluso cuando se dispuso de TREM2 como arma para amortiguar el efecto de la inmunoterapia.
Cada vez hay más pruebas de que la microbiota potencia la inmunoterapia e identificar especies relevantes, como R. gnavus, podría conducir a un probiótico de nueva generación que sinergizara con la inmunoterapia para mejorar la atención oncológica, subrayan los autores.
El siguiente objetivo de los científicos es entender cómo R. gnavus contribuye al rechazo tumoral, lo que podría revelar nuevas formas de ayudar a los pacientes con cáncer.