Celaya es un municipio en el estado mexicano de Guanajuato que era conocido como “La Puerta de Oro del Bajío”, por su desarrollo industrial, agrícola, ganadero y comercial. Fue famoso por su cajeta, pero todo quedó atrás y ahora se conoce por la inseguridad que ahí se vive, convirtiendo a la ciudad en una de las más violentas del mundo.
Con el comienzo del mes de abril, su nombre se volvió a escuchar a nivel internacional debido al asesinato de la candidata a la presidencia municipal, Gisela Gaytán. Hombres armados la mataron cuando caminaba por las calles de una comunidad mientras realizaba un acto de campaña. Los sicarios huyeron tranquilamente en medio de una multitud angustiada, lo que refleja el clima violento que se vive en el sitio.
Pero la violencia política no es la única que azota Celaya, pues actualmente es el municipio donde más policías han sido asesinados, sumando en el último año un total de 22. Las noticias de homicidios de uniformados son una constante, los criminales los atacan cuando están en servicio, descansando, o llevando a sus hijos a la escuela.
Políticos y policías no son las únicas víctimas, diariamente se reportan crímenes en el sitio, como el documentado por el sitio digital AM, de un hombre que fue torturado y asesinado, cuyo cuerpo fue dejado en tierras de cultivo de una comunidad.
Y la lista sigue y sigue, día con día las vidas que se pierden en Celaya se van sumando, nadie está a salvo, ni en su casa, ni en el trabajo, mucho menos en la calle, pues éstas han sido tomadas por la delincuencia.
Crimen organizado en Celaya
Hablar del crimen organizado en México parecería algo normal, pero el horror va más allá de la presencia de distintos cárteles, en Celaya el año pasado trascendió la desaparición de seis mujeres que fueron secuestradas mientras trabajaban en una fiesta, sus cuerpos fueron localizados después.
Los levantones masivos son una constante, 2023 cerró con una noticia que impactó al mundo: cinco jóvenes fueron secuestrados en un balneario y asesinados por un grupo criminal. Las víctimas de la masacre eran estudiantes, no tenían nexos con el crimen organizado.
En Celaya el Cártel de Santa Rosa Lima es el que predomina, pero mantiene una fuerte disputa con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). También hay presencia del Cártel de Sinaloa y facciones del Cártel del Golfo.
Masacres, secuestros, balaceras, ejecuciones y asesinatos son parte del violento repertorio que Celaya tiene y que hace que sus habitantes vivan con miedo, aunque sigan con sus vidas de manera normal. Todo hace preguntarse, ¿cuándo llegó la violencia?
Los Zetas
Todo parece indicar que el cártel de Los Zetas fue el que inició la oleada violenta en Celaya, según revela el diario Milenio, que cita una investigación de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en la que se indica que David Rogel Figueroa fue clave para que esto ocurriera.
El hombre originario de Guanajuato se unió a la policía de Chiapas y aprovechó sus contactos con “polleros” (quienes cruzan ilegalmente a migrantes a EE.UU.). En su labor policial conoció a Mauricio Guízar Cárdenas, alias “El Amarillo”, quien era uno de los colaboradores más cercanos de Omar Treviño Morales, el temible “Z-42” y fundador de Los Zetas.
Rogel Figueroa se unió a Los Zetas, se le conocía como “El Güero” o “El Güerazo” y años después volvió a Guanajuato, donde comenzó a aplicar los métodos de intimidación del grupo criminal, aumentando así los homicidios. Se asentó en el llamado “Triángulo Rojo”, la región que comprende los municipios de Irapuato, Celaya y Juventino Rojas.
Quería aprovechar los ductos de Pemex para extraer combustible, así formó su propio grupo criminal, reclutando narcomenudistas, ladrones de vehículos de carga en las carreteras, secuestradores y extorsionadores.
Comenzaron a aplicar el método de “Plata o plomo”, logrando cooptar mandos policiacos, enrolaron militares, compraron empresarios y silenciaron a la prensa.
Con la policía de su lado, hacían detener a los sospechosos de pertenecer a bandos contrarios, quienes eran entregados al crimen organizado y desaparecidos. También enviaban amenazas a políticos que prometían un nuevo modelo de seguridad.
En 2016 aquel expolicía salió del radar de las autoridades mexicanas y se le dio por muerto, pero detrás de él venía un sucesor igual de peligroso, José Antonio Yepes, alías “El Marro”, quien copió la actividad delictiva de “El Güero” y usó el robo de combustible para formar su agrupación criminal, el Cártel de Santa Rosa de Lima.
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