Violencia y accidentalidad vial marcan fin de semana trágico en República Dominicana

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La violencia se ha instalado en las calles dominicanas. Al volante, en las esquinas y en los barrios, doce personas perdieron la vida en un solo fin de semana. No se trata de hechos aislados: es una cadena de muertes, conflictos y tragedias que reflejan la degradación social que se vive. Los dominicanos se matan por cien pesos, por un turno en la bomba de gasolina o por un simple pica pollo. La violencia dejó de ser un fenómeno extraordinario para convertirse en rutina. Se observa en familias destruidas por crímenes cada vez más horrorosos, en agresiones sexuales que se cuentan por miles y en un clima general de tensión que parece no tener freno. Algunas causas tienen raíces profundas y su solución será necesariamente de largo plazo: el machismo, la crisis de salud mental, la pérdida de valores y el debilitamiento del tejido social. Pero hay otras áreas donde no hay excusas. Una de ellas son los accidentes de tránsito, donde República Dominicana figura entre los países más letales del mundo. Lo que ocurre en las carreteras es mucho más que imprudencia: es impunidad. Aquí se puede matar a diez personas y lo máximo que enfrentará el culpable son dos o tres años de cárcel, si acaso. Muchas veces, ni eso: el seguro responde con dinero y el carro, como se dice en la jerga popular, ‘llega solo a la casa porque ya se sabe el camino’. Esa falta de consecuencias alimenta un círculo vicioso en el que la vida humana vale menos que un vehículo o que una póliza de seguros. Mientras tanto, la violencia se multiplica, las familias entierran a sus muertos y la sociedad se acostumbra al espanto. No se puede resignarse a vivir así. La República Dominicana necesita leyes que se cumplan, sanciones reales y un cambio cultural profundo que devuelva a la vida el valor que nunca debió perder. **REDACCIÓN FV MEDIOS**

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