La startup que planea desplegar 50.000 robots humanoides para trabajo y guerra – FGJ MULTIMEDIOS

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Durante décadas, películas como ‘Terminator’ de James Cameron nos acostumbraron a pensar en ejércitos de robots desde una perspectiva distópica, como una exageración propia de la ciencia ficción. Sin embargo, ese futuro ha ido dejando de parecer tan lejano, y algunas ideas que antes solo encajaban en el cine empiezan a asomarse al mundo real con una naturalidad inquietante.

**Del robot obrero al soldado**
La mayoría de las startups de robots humanoides venden una promesa tranquilizadora: máquinas diseñadas para trabajar en fábricas, almacenes u hospitales, aliviando la escasez de mano de obra. Foundation, una empresa de Silicon Valley, comparte esa ambición pero la lleva a un terreno más incómodo: su robot Phantom está pensado tanto para el trabajo industrial como para el combate armado, con el ejército estadounidense como cliente explícito. Su fundador, Sankaet Pathak, planea fabricar 50.000 humanoides antes de finales de 2027.

**Calendario ambicioso**
Según Forbes, Foundation presume de una velocidad de desarrollo inusual. En apenas 18 meses desde su fundación, Phantom ya realizaba tareas reales de producción. Esta aceleración se explica por adquisiciones clave en IA y actuadores, y por un equipo reclutado de empresas como Tesla, Boston Dynamics y SpaceX. El plan de escalado es arriesgado: 40 robots este año, 10.000 el próximo y 40.000 en 2027. Pathak admite que es un objetivo extremo, pero insiste en que existe una “probabilidad no nula” de alcanzarlo.

**Modelo económico basado en alquiler**
La apuesta comercial de Foundation no pasa por vender robots, sino por alquilarlos. La empresa busca contratos gigantescos que generen ingresos recurrentes. Si el plan se cumple, 50.000 robots alquilados podrían traducirse en unos 5.000 millones de dólares anuales, con un precio aproximado de 100.000 dólares por robot y año. Aunque parece caro frente a un salario humano, el argumento es que un humanoide puede trabajar casi 24/7 y sustituir a entre tres y cinco personas, con un ahorro potencial de 90.000 dólares anuales por unidad.

**Tecnología aún en desarrollo**
Phantom presume de “músculos” avanzados y actuadores eficientes, pero hay una realidad incómoda: ningún fabricante ha logrado un humanoide plenamente equivalente al rendimiento humano en entornos complejos. El sector asume que harán falta años adicionales para que el hardware y el software alcancen una madurez real.

**El giro militar**
Es en el ámbito militar donde Foundation rompe definitivamente con la narrativa cómoda. Pathak defiende que un humanoide armado puede ser “el primer cuerpo en entrar” en situaciones de alto riesgo. Los usos incluyen transportar munición, explorar edificios o entrar en cuevas donde ningún oficial enviaría a un soldado. Ya se han visto robots terrestres con funciones similares en Ucrania, aunque no con forma humanoide.

**¿Guerra más precisa o más fácil?**
Foundation sostiene que estos robots podrían hacer la guerra más precisa, no más brutal. El modelo operativo se parecería al de los drones: el robot se movería de forma autónoma, pero la decisión letal seguiría en manos humanas. Pathak llega a afirmar que un ejército con decenas de miles de robots visibles podría evitar guerras antes de que empiecen.

**El dilema ético**
La otra cara del argumento es igual de inquietante: si enviar robots reduce el coste político y humano de la guerra, también puede hacerla más probable. La ética de los robots humanoides armados se vuelve más compleja en un mundo donde China, Rusia y Estados Unidos ya desarrollan sistemas autónomos letales. La guerra automatizada no es nueva —los misiles V-2 nazis ya incorporaban autonomía primitiva—, pero lo que cambia ahora es el grado de sofisticación y la cercanía física del robot al combatiente humano.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**



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