En las últimas semanas, la propuesta de la nueva reforma fiscal presentada por el presidente Luis Abinader ha generado un fuerte rechazo en distintos sectores de la sociedad dominicana. Aunque la reforma ha sido promovida por el gobierno como una medida necesaria para enfrentar los desafíos económicos actuales, muchos sectores consideran que no traerá los beneficios esperados y que, por el contrario, podría impactar negativamente en la economía de los ciudadanos.
Reacciones Diversas y Preocupación Generalizada
Desde el sector empresarial hasta los sindicatos han señalado que la reforma podría afectar el dinamismo económico, pues considera que las medidas fiscales propuestas no contemplan lo suficiente las necesidades del sector productivo, lo que podría frenar la inversión privada y el crecimiento económico.
Por otro lado, los representantes de los trabajadores, como la Confederación Nacional de Trabajadores Dominicanos (CNTD), han advertido que los cambios propuestos en materia tributaria impactarán de manera desproporcionada a la clase media y a los sectores más vulnerables. Según ellos, la carga impositiva adicional afectaría directamente el poder adquisitivo de los ciudadanos, generando una mayor desigualdad económica.
Economistas Dudan de los Resultados Prometidos
Varios economistas han cuestionado la efectividad de la reforma para lograr los objetivos planteados por el gobierno. Algunos expertos han subrayado que, aunque la intención de mejorar la recaudación fiscal y reducir el déficit es válida, las medidas podrían tener un efecto contraproducente en el corto plazo. Según estos analistas, la carga adicional que supone la reforma para los contribuyentes podría reducir el consumo y ralentizar la recuperación económica post-pandemia, afectando tanto a empresas como a consumidores.
La preocupación principal radica en que la reforma no parece estar enfocada en fomentar la creación de empleos ni en apoyar el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, que son las que más contribuyen al empleo en el país. Sin un estímulo claro para estas áreas, muchos opinan que la reforma podría no generar el desarrollo económico que se espera.
Sectores Empresariales y Sindicatos se Manifiestan
Además de la discusión económica, la reforma ha sido objeto de manifestaciones y declaraciones públicas por parte de grupos que defienden los intereses de distintos sectores de la sociedad. La Federación Dominicana de Comerciantes (FDC) ha organizado foros y ruedas de prensa para exponer su desacuerdo, argumentando que la nueva estructura impositiva podría aumentar los costos operativos de las empresas, lo que terminaría trasladándose a los consumidores finales a través de incrementos en los precios de los productos.
Desde el ámbito sindical, la posición es igualmente crítica. Las organizaciones de trabajadores sostienen que, en un contexto donde los salarios no han mostrado un crecimiento significativo, la implementación de nuevos impuestos significaría una presión adicional para los hogares dominicanos, que ya enfrentan altos costos de vida y falta de oportunidades de empleo.
¿Qué Proponen los Críticos?
Muchos de los sectores que se oponen a la reforma han hecho un llamado al diálogo para construir una propuesta más equilibrada y consensuada. Entre las propuestas alternativas se encuentra la de ampliar la base impositiva mediante la formalización de sectores que actualmente operan en la informalidad, sin imponer cargas adicionales a quienes ya cumplen con sus obligaciones fiscales.
Además, varios economistas sugieren que el gobierno podría enfocarse en una reforma que priorice la eficiencia del gasto público, garantizando que cada peso recaudado se utilice de manera adecuada y transparente, en lugar de incrementar la presión fiscal. Según esta visión, una mejor administración de los recursos del Estado podría tener un impacto positivo sin necesidad de afectar directamente los bolsillos de la población.
La nueva reforma fiscal del presidente Luis Abinader enfrenta una fuerte resistencia de varios sectores de la sociedad dominicana que temen que no se traduzca en los beneficios prometidos. La preocupación por el impacto en la economía de los hogares y en la dinámica empresarial ha generado un clima de incertidumbre, mientras se espera que el gobierno abra espacios para el diálogo y la revisión de las medidas propuestas. En este contexto, el reto para la administración de Abinader será encontrar un equilibrio entre la necesidad de fortalecer las finanzas públicas y las demandas de una sociedad que aspira a un crecimiento económico justo y sostenido.