Este 18 de febrero tenemos todos los ciudadanos con derecho al voto un deber con nuestra Patria, la democracia y las generaciones presentes y futuras; no solo vamos a elegir las autoridades municipales que gestionan las políticas públicas para un mejor bienestar social, sino que vamos a ejercer uno de los derechos humanos que más contribuyen a la existencia de un Estado social y democrático de derechos.
El derecho al voto está reconocido internacionalmente en la Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 21), en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art.25), y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Artículo 23). El avance de la democracia en el mundo contemporáneo se vincula a la ampliación del derecho al voto.
La democracia está basada en la participación de los individuos en los asuntos de su comunidad y se expresa mediante el voto; de ahí que el derecho a votar resulta relevante para para la consolidación de los derechos humanos.
La Constitución Dominicana reconoce en su artículo 208 el Ejercicio del sufragio, al establecer que: “Es un derecho y un deber de ciudadanas y ciudadanos el ejercicio del sufragio para elegir a las autoridades de gobierno y para participar en referendos. El voto es personal, libre, directo y secreto. Nadie puede ser obligado o coaccionado, bajo ningún pretexto, en el ejercicio de su derecho al sufragio ni a revelar su voto”. En el mismo artículo su párrafo especifica: “No tienen derecho al sufragio los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, ni quienes hayan perdido los derechos de ciudadanía o se encuentren suspendidos en tales derechos”.
Las características del derecho al voto pueden resumirse en la expresión “one person, one vote, one value”, que implica que cada persona tiene derecho a un voto y que este voto tiene igual valor. A través de este derecho, los electores expresan su simpatía con determinada corriente política, configurando lo que se denomina la voluntad popular, es por ello, la importancia de ejercer una obligación que nos corresponde como ciudadanos para luego poder reclamar nuestros derechos.
En los modelos de gobierno democráticos, la fuente primordial de legitimidad de un ejercicio político es, justamente, el voto: la validación de un poder político o una autoridad proviene de la elección popular y no de la designación por otros poderes. Para ello, el voto debe contar con ciertas condiciones garantizadas: Universal: todos deben poder votar. Secreto: nadie debe poder saber por quién votó otro ciudadano. Directo: el voto debe ser por el candidato electo y no por representantes secundarios que luego votarían de nuevo para elegir al candidato.
El derecho a voto es un derecho fundamental que durante décadas estuvo limitado a la mitad de la población. Votar permite elegir y decidir por uno mismo y como se reconoce en la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos”; y es para lo que todos los dominicanos estamos llamados este próximo domingo 18 de febrero, esperando que cada ciudadano haga un voto consciente, por propuestas sólidas de mejora en el bienestar social, y la protección inequívoca de los derechos fundamentales y la supremacía constitucional.