La Nochevieja australiana – FGJ MULTIMEDIOS

0
45


El año cambia con las doce campanadas de la medianoche del 31 de diciembre. Eso no tiene discusión. Lo que sí es cuestionable es que el Año Nuevo tenga que celebrarse de noche. Si eres más diurno que nocturno, si no quieres irte a la cama a las tantas de la madrugada, resacoso y resignado a pasarte la primera mañana del año dando vueltas en la cama… ¿Por qué no adelantar unas horas la fiesta? ¿Y si en vez de reunir a nuestra familia y amigos para cenar nos citamos a mediodía? ¿Y si recibimos el Año Nuevo cuando lo hacen en Sídney, donde las 12 campanadas suenan cuando nosotros estamos con el almuerzo?

Campanadas, uvas, petardos, el primer anuncio del año, los atavíos del presentador estrella de turno… En España la Nochevieja tiene sus tradiciones aparentemente inamovibles, pero eso no significa que cada vez más gente no opte por replantearse cómo y, sobre todo, cuándo festeja el cambio de año. De hecho, desde hace tiempo hay una forma de celebrarlo que gana adeptos: la “Nochevieja australiana”.

Suena exótico, pero en realidad es muy simple. Consiste en adelantar unas horas la celebración del Año Nuevo. Entre Madrid y Sídney hay un desfase de 10 horas, lo que significa que mientras en la España peninsular nos sentamos a la mesa para comer, en la ciudad más poblada de Oceanía están en plena transición de año.

Es una simple curiosidad geográfica, pero hay quien ha visto en ella un gancho perfecto para replantearse cuándo festejamos el Año Nuevo en esta esquina del planeta. En vez de hacerlo a las 00:00 h, tras una extensa cena, se suman a la “Nochevieja australiana” y descorchan el cava cuando lo hacen los vecinos de Sídney u otras regiones de Australia.

Una celebración no tiene por qué excluir a la otra —un español puede celebrar el Año Nuevo a las 14:00 y a las 00:00 h—, pero sí ayuda a alejar el foco de la noche. Es parecido a las “preuvas” que se celebran desde hace años, pero de una forma algo distinta: con comida, fiesta y usando la hora australiana como pretexto.

Sí, al menos en ciertas regiones de España, donde el concepto parece haber cuajado. Una búsqueda rápida muestra crónicas sobre celebraciones adelantadas en Teruel, Castellón, Valencia o La Palma… pero si hay un lugar en el que la fiesta ‘a la australiana’ ha encontrado terreno abonado es Alicante. Allí se organiza desde hace ya unos cuantos años y se ha expandido a varios municipios. La celebración ha calado tanto, de hecho, que mueve a tanta gente en los restaurantes como las fiestas de noche.

Hace poco el diario *Información* consultó a los hosteleros y se encontró con una respuesta sorprendente. Según la presidenta de la Asociación de Restaurantes de Alicante (ARA), las reservas para la comida y la cena del 31 de diciembre ya están prácticamente equiparadas en número, lo que demuestra que cada vez más gente adelanta la celebración.

Es más, parte de la demanda nocturna parece estar trasladándose al mediodía, cuando los clientes encuentran más diversidad a cambio de tarifas más baratas. “En el pack de la noche lo normal son menús cerrados, algo más costosos”, relata la hostelera. Los precios rondan los 100 o 110 euros, prácticamente el doble que el almuerzo, que además se suele servir sin menú cerrado e incluir copa.

A primera vista podría parecer que los restaurantes salen perdiendo, pero la realidad es que si se suma la clientela del día y la de las cenas, los negocios ganan demanda. Además, los menús de Nochevieja quizás sean más caros, pero también acarrean más gastos para los locales, lo que reduce su rentabilidad final. Desde otra asociación de hosteleros de la provincia de Alicante, Apeha, confirman que empieza a haber más reservas para el mediodía que durante las noches.

El fenómeno no solo se aprecia en los bares y restaurantes. Las celebraciones diurnas, incluso con uvas simbólicas, música y “campanadas”, se celebran también con apoyo institucional de los ayuntamientos. En Senija las presentan, por ejemplo, como “Campanades al Sol”, y en Crevillent el Consistorio publicita tanto las “Campanadas Australianas” como la “Fiesta de Nochevieja”. No son casos únicos ni aislados. En Alicante pueden encontrarse otros pueblos que han llevado sus fiestas más allá del horario nocturno.

Costes aparte, Apeha desliza un dato clave: el cliente habitual que reserva restaurante el día 31 a mediodía suele ser, aclaran, personas de cierta edad o con hijos pequeños. “No es tanto gente joven que va a discotecas como personas que prefieren salir a mediodía para llegar a casa a una hora prudente”. Lo cierto es que la “Nochevieja australiana” no es un fenómeno aislado. Coincide con otros dos que van en la misma dirección.

El primero es el *boom* del tardeo. A medida que la oferta (y demanda) de ocio se diversifica y deja de estar monopolizada por las noches, cada vez más gente opta por adelantar sus visitas a bares y discotecas. En vez de salir de noche, lo hace por la tarde, lo que se deja sentir en las propias Navidades. Quizás la “Nochevieja australiana” esté expandiéndose, pero también lo hacen la “Tardebuena” y “Tardevieja”, versiones adelantadas de la Nochebuena y Nochevieja.

La otra tendencia tiene que ver con cómo organizamos nuestras Navidades y nuestros hábitos en las cocinas. Empezamos a disfrutar antes del 24 o 31 de diciembre porque estamos menos dispuestos a pasar horas entre fogones para preparar cenas multitudinarias para padres, hermanos, tíos, cuñados, sobrinos, suegos… Al fin y al cabo, cambian las familias, cambian los hogares, cambian nuestros hábitos y cambia también el consumo, en el que cada vez gana más fuerza la oferta de platos preparados.

**REDACCIÓN FV MEDIOS**



Source link